Capital de la región de Liguria, Génova es una ciudad polifacética donde lo antiguo se mezcla con lo moderno, la historia con lo contemporáneo, con un pasado rico en historias siempre ligadas al mar, donde la cultura, los lugares, la cocina y los edificios todavía cuentan hoy historias de la antigua República Marítima. De hecho aquí se encuentra la casa natal de Colón.
Es por ello que toda visita a Génova debería comenzar en su punto neurálgico, el puerto, corazón de la ciudad desde sus días de fundación. Numerosos proyectos de restauración y recuperación lo han convertido en un lugar fascinante y sorprendente donde lo antiguo y lo moderno conviven perfectamente. El Palacio San Giorno está ubicado en el centro del Puerto Antiguo de Génova, y es uno de los edificios históricos más importantes y conocidos de Génova. Construido en el año 1260, este edificio fue, a lo largo de su historia, palacio de poder ciudadano, prisión, y hasta la sede originaria del Banco de San Giorgio, el primer instituto bancario del mundo. Hoy en día el Palacio San Giorgio hospita las oficinas de la Autoridad portual de Génova.
En la zona del puerto Antiguo se pueden conocer muchísimas cosas, todas ubicadas a corta distancia entre ellas como el Acuario de Génova, la Biosfera, el Bigo, la “Ciudad de los niños” o el Galata Museo del Mar.
Piazza Ferrari |
En la zona del puerto Antiguo se pueden conocer muchísimas cosas, todas ubicadas a corta distancia entre ellas como el Acuario de Génova, la Biosfera, el Bigo, la “Ciudad de los niños” o el Galata Museo del Mar.
Puerto de Génova |
La visita de Génova no puede dejar de contemplar una visita al Acuario, una de las estructuras más completas y tecnológicamente avanzadas de Europa para descubrir el mundo del mar. El acuario ha sido diseñado por el famoso arquitecto italiano Renzo Piano y ya la vista del exterior, es de por sí, un espectáculo que no hay que perderse. Con sus 71 piscinas que albergan más de 10.000 ejemplares animales marinos, el Acuario alberga una población marina por descubrir: delfines, focas, tiburones y peces multicolores de todas las formas, que constituyen un espectáculo impresionante tanto para los adultos como para los niños.
Para completar la visita, la Biosfera es una inmensa bola de vidrio ubicada al lado del Acuario, y contiene en su interior un ecosistema tropical con un pequeño recorrido donde podemos ver pirañas, tortugas y flores exóticas, además de su simpático papagayo.
Muy cerca de este lugar, el Bigo es un ascensor panorámico que nos eleva hasta el cielo para obtener una vista del puerto sorprendente. Fue proyectado por Renzo Piano inspirándose en las grúas del puerto de Génova.
Del mismo modo, los otros dos museos que encontramos en el puerto, el de la Antártida y el Galata, museo del mar nos permiten llevar a cabo una visita cultural a Génova. El primero puede resultar insólito en un país mediterráneo, pero no hay que olvidar que Italia cuenta con una base en la Antártida, y la aproximación a las expediciones, la supervivencia y la formación del Polo Sur resultan de lo más instructivas. El Museo del Mar Galata es sin duda completísimo, y en su género es uno de los más importantes del mundo, con un recorrido histórico que va desde la formación de la ciudad, el apogeo de la República de Génova en la Edad Media y un interesante recorrido por la historia de la emigración a América en el siglo XIX y XX, que resulta divertido por el enfoque teatral que le han conferido.
Un paseo por el lungomare nos acerca al antiguo faro, llamado la Torre della Lanterna, símbolo de la ciudad. Construida con fines militares, tiene 76 metros de altura y 720 escalones que nos llevan hasta la cima. El paisaje que se puede admirar desde su terraza merece el esfuerzo. Para aquellos que no se atrevan a afrontar este reto, un pequeño ascensor interior lleva hasta el nivel más alto.
El centro de Génova se articula en torno a La Strade Nuove (hoy Via Garibaldi), Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2006. Hacia mediados del siglo XVI, la nobleza genovesa ostentaba uno de los mayores poderes económicos y financieros de Europa. La manera que tuvieron de plasmarlo en la estética de Génova fue la creación de un nuevo barrio señorial. La Strada Nuova, obra de Galeazzo Alessi y Bernardino Cantoni supone el primer ejemplo en Europa de un proyecto de desarrollo urbano erigido por encargo de una autoridad pública.
Estos palacios renacentistas y barrocos conocidos como los Palazzi dei Rolli permiten realizar una ruta para conocer al detalle el centro de la ciudad, y el poder económico que atesoró. Algunos de los más destacados son el Palacio Blanco (Palazzo Bianco), el Palacio Rojo (Palazzo Rosso), el Palazzo Tursi, y el Palacio Municipal, sede del Ayuntamiento, erigido en 1564. Los Palazzi dei Rolli de Génova supusieron una innovación arquitectónica ya que supusieron la creación de un barrio entero con una cultura residencial donde sus espectaculares escalinatas, patios y galerías con vistas a jardines, que se hallan situados a distintos niveles en un espacio relativamente estrecho, generaron una moda para la élite europea.
Otro de los espacios emblemáticos de Génova es la Piazza de Ferrari, proyectada en la segunda mitad del siglo XIX, alrededor de la cual se encuentran la Ópera, el Palacio Ducal. Al ser pleno centro de la ciudad, Piazza Ferrari es pleno bullicio, llena de tráfico y de animación, y en torno a la cual está una de las zonas más elegantes de Génova.
No lejos, en dirección a Porta Soprana y las antiguas murallas de la ciudad, está una casa (hoy museo) donde se dice que vivió la juventud Cristóbal Colón. El edificio es una reconstrucción del siglo XVIII ya que los bombardeos por parte de las tropas francesas destruyeron la casa. Esta construcción comprende en la planta baja un amplio salón usado como bodega, un saloncito usado como retrobodega y un pequeño almacén, mientras que en el primer piso se encontraban las habitaciones.
Si volvemos los pasos hacia atrás y nos encaminamos por Via Soprana llegamos hasta Piazza Matteotti, que se abre para deleitar los ojos con el Palazzo Ducale, el imponente palacio sede del Gobierno de la República en el XVI que fue remodelado con un estilo neoclásico en el XVIII tras un grave incendio. Actualmente es galería de exposiciones y actividades culturales en las que los ciudadanos genoveses participan con asiduidad. Su torre del Popolo, conocida como Grimaldina se puede visitar y forma parte del skyline de Génova.
Apenas un par de decenas de metros más adelante la calle se transforma en Via San Lorenzo, con el nombre de la catedral homónima (siglos XII-XIV) que con su fachada principal gótica y el lateral (románico) ofrecen una foto ejemplar. Edificada en el año 1098, contiene en su interior las cenizas de San Juan Bautista, el patrono de la ciudad. La fachada, decorada con franjas horizontales blancas y negras, presenta ajimeces en la parte superior y tres portales de ingreso, con un gran rosetón sobre el portal central. El interior, dividido en tres naves, encontramos preciosas obras pictóricas y escultóricas así como el Museo del Tesoro, interesante tanto por su ubicación como por el valor de patrimonio artístico y cultural que expone en su interior
GASTRONOMÍA
Para comer en Génova, nada mejor que tomarnos unos “Trofie al Pesto” el plato más típico. Ligero y delicioso, se trata de un plato de pasta acompañado del delicioso pesto genovese, producido en estas tierras. La dedicación y la fantasía culinaria de los genoveses se refleja en los “pansotti”, raviolis rellenos de verduras silvestres aliñados con salsa de nueces; en el “minestrone" a la genovesa, sopa de verduras preparada con pesto; en la “cima”, carne de ternera con un rico relleno; en el “stoccafisso accomodato”, bacalao en salsa acompañado de aceitunas tipo Taggiasche; en el “cappon magro”, una ensalada de verduras, mariscos y pescado, que ha pasado de plato pobre a convertirse en una exquisitez; en el “ciuppin” de Riva Trigoso, que reivindica su origen, antigua receta a base de pescado; en la Focaccia alla genovese, otra especialidad que degustar en Génova. Con olivas, cebollas, tomatitos u otros ingredientes locales, se trata de un plato ideal para una merienda de media tarde o un almuerzo “al volo”; y en la Farinata, servida caliente y humeante, es una torta hecha con harina de granos, agua, sal y aceite de oliva, sin duda uno de los símbolos gastronómicos de Génova.
Para concluir “canestrelli”, galletas a base de almendras, y el "pandolce" servido sobre una rama de laurel. Una variedad de sabores y colores a la par con su riqueza de vinos, tanto tintos como blancos, que la tierra de la Lanterna sabe regalar. Quien quiera conocer Génova debe conocer también los sabores de su cocina, rica y generosa, que desmiente la proverbial parsimonia de los genoveses.
Para concluir “canestrelli”, galletas a base de almendras, y el "pandolce" servido sobre una rama de laurel. Una variedad de sabores y colores a la par con su riqueza de vinos, tanto tintos como blancos, que la tierra de la Lanterna sabe regalar. Quien quiera conocer Génova debe conocer también los sabores de su cocina, rica y generosa, que desmiente la proverbial parsimonia de los genoveses.
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