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LAS ISLAS PITIUSAS

  Las islas de Ibiza y Formentera se encuadran dentro de las Islas Baleares, si bien antiguamente no eran consideradas del mismo archipiélago. Los romanos les dieron el nombre de Pityusae a estas islas en continuación al que previamente habían utilizado los griegos para designarlas, "Pitys", que significa pino en griego, y que se debe a la gran cantidad de árboles de este tipo que existían en el lugar, creciendo de manera natural en cualquier terreno sin cultivar. 
  En aquellos tiempos, las Pitiusas eran un importante bastión comercial gracias a sus salinas, que hoy conforman la Reserva Natural de Ses Salines, y por ello fueron visitadas por fenicios, griegos y romanos.

  A lo largo de su historia, las Pitiusas siempre han interactuado con otras culturas como púnicos y fenicios, romanos, árabes, etc. Todos ellos se rindieron a su luz brillante, a la pureza de su cielo y a la transparencia de sus aguas.

  Asentados los cristianos tras la reconquista, la isla fue rodeada de torres defensivas de piedra desde las que otear el horizonte en busca de goletas de piratas berberiscos, que desembarcaban y se adentraban en los campos en busca de mujeres y alimentos. Los ibicencos, alertados por los vigías, abandonaban entonces sus casas de campo, impecablemente encaladas, y corrían a refugiarse en las murallas de la ciudad o en las iglesias fortificadas de los pueblos.


  Las iglesias de estas islas son únicas en el mundo porque fueron concebidas como fortalezas para proteger a la población del ataque de los piratas. Además de su aspecto defensivo, que les diferencia de cualquier otra iglesia construida fuera de la isla, los templos de estas islas son extraordinarios y bellos ejemplos de sencillez que conjugan con maestría las formas de las capillas, naves, presbiterios, campanarios, muros y pórticos.


  Todas las iglesias están situadas en el centro de cada localidad y presiden la vida cotidiana de cada pueblo: son el lugar de reunión de muchos de sus habitantes y también el escenario de reuniones, fiestas patronales y conciertos al aire libre.
Sant Josep de Sa Talaia
  Las iglesias forman parte de la rica herencia cultural y el original patrimonio arquitectónico de los ibicencos.

  A salvo ya de invasiones, el ibicenco sigue protegiendo con esmero esta herencia histórica. Los montes de Santa Eulària y Sant Miquel, con sus iglesias fortaleza, los templos de Sant Josep, Sant Jordi o Sant Antoni, el poblado de Sant Llorenç de Balafia, los pozos y albercas de origen árabe diseminados por valles y llanos. El legado de los antiguos es generoso y espectacular y, junto con los museos (arqueológico y etnológico), ofrece un repertorio de posibilidades para disfrutar y entender isla.

  Las Pitiusas están divididas en varios municipios: Eivissa, Santa Eulària des Riu, Sant Antoni de Portmany, Sant Josep de S’Atalaia, y Sant Joan de Labridja en la isla de Ibiza, y por último Formentera.  

IBIZA


  Localizada a solo 80 kilómetros de la península y a pesar de sus reducidas medidas de 41 por 15 kilómetros, esta isla tiene mucho que ofrecer a sus visitantes. Hermosos parques naturales, tranquilas costas de aguas turquesas y abruptos acantilados, noches de fiesta interminables, pueblos tradicionales con una tranquilidad inusitada, recuerdos de un sentimiento hippie, ambientes selectos, deliciosos platos típicos y las puestas de sol más bellas del Mediterráneo. 


  Ibiza es un importante referente a nivel mundial debido a su intensa vida nocturna y goza de una gran fama gracias a sus discotecas e importantes clubs que atraen a numerosos turistas procedentes de todas las partes del mundo. Pero a pesar de lo que pueda parecer, Ibiza tiene mucho más que ofrecer a sus visitantes que animadas noches interminables, ya que también cuenta con hermosas calas y playas para aquellos que buscan la tranquilidad y el contacto con la naturaleza encuentren su lugar en la isla.
  Ibiza cuenta con 2 parques naturales de especial interés por sus valores ecológicos y belleza natural. Son el Parque Natural de ses Salines y la reserva natural de Es Vedrà, Es Vedranell i de los islotes de poniente.

  El parque natural de Ses Salines comprende el área situada entre el sur de Ibiza y el norte de Formentera y ocupa un territorio de 1.786,52 Hectáreas terrestres y 13.611,80 marinas. En este parque podemos encontrar una gran variedad de ambientes con características ecológicas diferentes: los estanques de las salinas, las playas, los cordones lunares con sabinas centenarias, los acantilados y las costas rocosas, donde se encuentran como el halcón peregrino y el águila pescadora, y los islotes des Freus (s’Espalmador, s’Espardell, el islote des Penjats...)
  La reserva natural de es Vedrà, es Vedranell i de los islotes de poniente se encuentra en el sudoeste de la isla de Ibiza, en el término municipal de Sant Josep de sa Talaia. El territorio protegido comprende islotes, medio marino, acantilados, torrentes, playas y campos de cultivo, bosques e importantes macizos montañosos.

  Una característica relevante es que esta reserva incluye la elevación más importante de la isla de Ibiza (sa Talaia), con 485 mts de altura sobre el nivel del mar.



DE RUTA POR LA ISLA DE IBIZA 

Eivissa

  En el municipio de Eivissa se ubica la capital, con su impresionante recinto amurallado, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en 1.999. Esta distinción internacional reconoce el valor histórico, cultural y arquitectónico de la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. El recinto amurallado está repleto de callejuelas y monumentos, como el Castillo o la Catedral. 

  Un paseo por Dalt Vila permite disfrutar de la impresionante belleza de la Muralla y de las espectaculares vistas de la ciudad y el mar.

  En el casco histórico, hoy convertido en un museo al aire libre, se pueden encontrar las huellas de todas las civilizaciones que han pasado por Ibiza, desde los fenicios a los cartaginenes, pasando por los romanos y musulmanes, hasta la conquista catalana en el siglo XIII. La entrada principal al conjunto histórico monumental es el puente levadizo del Portal de Ses Taules, junto al Mercat Vell, aunque hay otros accesos igualmente bellos como el Portal Nou, junto al parque Reina Sofía.

  La construcción de la Muralla fue decisión del rey Felipe II, que confirió a Eivissa un papel estratégico en su política de defensa en el Mediterráneo y ordenó levantar la fortaleza para frenar las invasiones y los saqueos constantes de los piratas berberiscos. El ingeniero italiano Giovanni Batista Calvi dirigió el ambicioso proyecto del recinto amurallado. Jacobo Paleazzo Fratín amplió el proyecto inicial y acabó de ejecutarlo. Los trabajos empezaron en 1554 y se cree que duraron 31 años. Dentro del recinto amurallado se pueden visitar la Catedral, sede del Museo Diocesano; la Iglesia de Santo Domingo, la Capilla de San Ciriaco, la sede del Ayuntamiento, cuyo claustro acoge exposiciones, conciertos y citas culturales de diverso tipo a lo largo del año, y el Museo Arqueológico, que posee un impresionante colección de piezas relacionadas con las culturas que habitaron la isla, desde la Prehistoria hasta la época medieval islámica.


  La señalización del recorrido dentro del recinto amurallado permite orientarse y conocer la historia de la ciudadela, en la que también se encuentra un impresionante Castillo, que se va a convertir en Parador de Turismo.


  El Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Puget también se encuentran en Dalt Vila, así como el Centro de Interpretación Madina Yabisa, que permite profundizar en la historia de la ciudad a través de tecnología audiovisual.


   En el casco histórico de Dalt Vila conviven el peso de la historia y el encanto de una ciudad alegre y cosmopolita. La vida fluye en la Plaza de Vila y en la Plaza de Sa Carrosa o en la calle de la Virgen, donde convergen ciudadanos de todo el mundo ávidos de disfrutar de un entorno multicultural y creativo. En el casco histórico existen numerosas tiendas de artesanos, galerías de arte, hoteles y restaurantes.



  Éste es el marco en el que los representantes de las instituciones de la isla y los residentes celebran cada año la declaración de Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad. La cita es el segundo fin de semana de mayo, fecha en la que el recinto amurallado se convierte en una gran Feria Medieval, poblada de juglares, artistas, orfebres, músicos o reposteros, que además disfrutan de unas maravillosas vistas sobre el mar y el puerto. El evento, abierto a todo tipo de público, dura tres días y cada año congrega a más de 100.000 personas.

  Pero también hay otros lugares de interés fuera del recinto amurallado, como la necrópolis de Puig des Molins, usada como cementerio durante más de 1.000 años y que posee 3.500 hipogeos (tumbas subterráneas), o o los antiguos sistemas de regadío conocidos como ‘Portals de Feixa’, declarados Bien de Interés Cultural por el gobierno de la isla.


  El Barrio de la Marina se ha desarrollado en torno al Puerto, donde tienen su punto de partida y llegada los buques de pasajeros y mercancías procedentes de Dénia, Valencia o Barcelona. Este barrio tiene el encanto de dar la bienvenida a la isla a través del mar, pero además es una de las zonas comerciales y de ocio más frecuentada por residentes y turistas. La ciudad cuenta además con un puerto deportivo, en la zona de Marina Botafoc, alrededor del cual también se encuentran numerosos locales de ocio y establecimientos comerciales. En su prolongación, el dique de Botafoc, lugar de atraque de cruceros, ofrece vistas espectaculares de Dalt Vila y es uno de los lugares preferidos por los residentes para dar largos paseos.


  En el Puerto encontrarán también un obelisco dedicado a los corsarios. Es el único homenaje público a los piratas que existe en el mundo, junto al monumento que los británicos dedicaron a Sir Francis Drake. El obelisco de Eivissa se levantó en 1.906 en recuerdo de todos los corsarios valientes que se jugaron la vida en las aguas del Mediterráneo para salvaguardar la paz amenazada de la isla blanca. 

  Varias playas, como Talamanca o Platja d’en Bossa, salpican su litoral y en ellas pueden practicarse toda clase de deportes náuticos. Además, el municipio tiene otra playa, Ses Figueretes, accesible desde el casco urbano.

Sant Josep de Sa Talaia

  Ubicado al Sur de la isla, Sant Josep es el municipio más extenso de Ibiza. Al Este comparte Platja d’en Bossa (con el municipio de Eivissa) y al Oeste, la bahía de Sant Antoni. Además del pueblo que da nombre al municipio, integra las parroquias de Sant Jordi, Sant Agustí y es Cubells, todos pueblos pintorescos con bellas iglesias y ambiente tranquilo.


  El municipio cuenta con alrededor de 80 kilómetros de costas, que albergan, además de importantes núcleos turísticos, algunas de las calas más bellas del litoral pituso  como es Cavallet, Ses Salines, Cala Jondal, Cala d’Hort, Cala Carbó, Cala Vedella, Cala Tarida o Platges de Comte, además recónditas calas de pescadores, como Porroig, es Xarco, sa Caleta, Cala Llentrisca o Cala Corral, que conservan todo el sabor de antaño.
Cala D´hort
  La costa también está plagada de acantilados e islotes, como es Vedrà, es Vedranell, sa Conillera, s’Espartà, s’Illa des Bosc o ses Bledes, que presiden el horizonte desde tierra. El paisaje es muy bello, especialmente en los dos espacios naturales protegidos, el parques natural de Ses Salines y la reserva natural d’es Vedrà, es Vedranell y los islotes de Poniente en los que la naturaleza se mantiene en estado puro.
  El municipio ofrece rutas muy atractivas por sus espacios naturales, que además incluyen torres defensivas situadas en enclaves mágicos, como la del Pirata en Cala d’Hort, la d’en Rovira en Platges de Comte o la des Carregador cerca de Ses Salines.

Sa Caleta
  El monte más alto de la isla, sa Talaia, de 475 metros de altura, está situado en el centro del municipio y desde allí puede contemplarse una de las mejores panorámicas de la isla.

  Sant Josep cuenta también con importantes yacimientos arqueológicos, como el poblado fenicio de sa Caleta (siglo VII a. C.), que es Patrimonio de la Humanidad y fue fundado por las primeras civilizaciones de la isla, o el asentamiento púnico-romano de Ses Païsses de Cala d’Hort.

Sant Antoni de Portmany

  Es uno de los lugares más conocidos por los turistas europeos, por la espléndida belleza de su bahía y sus espectaculares puestas de sol en la costa de ses Variades. La llegada de turistas cada verano ha transformado la vida de este pueblo, que hace medio siglo estaba por completo dedicado al campo, al mar y a las tradiciones más ancestrales de la isla. Hoy en día, Sant Antoni tiene una importante oferta de hoteles, hostales y apartamentos y además ofrece todo tipo de servicios para los turistas.
  Junto al Paseo Marítimo se encuentra el Passeig de ses Fonts que constituye el centro neurálgico de Sant Antoni, donde se ubica la sede del Ayuntamiento, la oficina de Turismo, múltiples terrazas, tiendas y donde se celebran conciertos al aire libre. En esta misma zona está situada la parada de taxis y la estación de autobuses, que comunica Sant Antoni con las distintas localidades de la isla. Desde el Passeig de ses Fonts se accede a las calles interiores del pueblo, donde existen numerosos bares, restaurantes y todo tipo de comercios, entre los que pueden encontrar moda ibicenca y otros productos específicos de la isla como telas bordadas a mano, trabajos en piel, cerámica, bisuteria y una oferta gastronómica que incluye productos de repostería, quesos, sobrasadas, licores o vinos, entre otros.




  Fuera del centro urbano de Sant Antoni, se encuentra la cueva de ses Fontanelles, que alberga una colección de pinturas rupestres. Situada en una zona escarpada entre sa Forada y el Cap Nono, esta cueva, a la que se accede desde Cala Salada, también recibe el nombre de sa Cova des Vi (cueva del vino), ya que sirvió de bodega. Sus paredes refrescantes ayudaban al vino a soportar mejor el calor, sin avinagrarse. Los dibujos fueron realizados en la edad de Bronce (1.000 años a. C.), según un arqueólogo francés, el abate Henri Breuil, que las descubrió en 1.917. En la pared de poniente de la cueva se pueden apreciar dibujos de barcos. A esta excursión cabe añadir el atractivo de la belleza del paraje de acantilados, que se mantiene a lo largo de todo el municipio, siguiendo la costa hacia el Norte.

  Otro punto de interés es la Capilla de Santa Agnès. Desde la calle Obispo Torres, continuando por la de Ramón y Cajal, hasta el camino de cas Ramons, en las afueras de la ciudad (1,5 km de distancia), se llega a una colina, en cuyo interior se encuentra la capilla subterránea de Santa Agnès. Según la leyenda popular, un barco estuvo a punto de naufragar con todos sus pasajeros. Uno de ellos, que portaba la imagen de la virgen de Santa Inés, prometió que si salvaban la vida le dedicaría una capilla. Y, efectivamente, así fue. La capilla fue descubierta en 1907 y cada 24 de agosto se celebra la fiesta de Santa Inés en recuerdo de aquel mismo día del año 1300, en que se obró el milagro y los marineros llegaron a Sant Antoni sanos y salvos. Ha sido centro de culto en diversas épocas, ya que en su interior se han encontrado objetos que se atribuyen a la dominación púnica, romana y musulmana.

  A dos kilómetros del centro de Sant Antoni, muy cerca de Cala Gració, junto a la carretera, está el camino hacia el Aquarium de es Cap Blanc, también conocido como sa Cova de ses Llegostes, sa cova des Peix o sa cova des Vell Marí. Con éste último nombre se denomina en ibicenco a las focas monjes, que hasta no hace demasiados años se refugiaban en esta preciosa cueva natural. Durante mucho tiempo éste era un lugar donde se celebraban fiestas populares y, hoy en día, es un acuario natural en el que el visitante puede contemplar la extensa variedad de la fauna marina pitusa.

  Pero aunque la cara más conocida del municipio es la Bahía de Sant Antoni, también forman parte del mismo término municipal los pueblos de Sant Rafel (el único de la isla declarado ‘Zona de Interés Artesanal’), Sant Mateu (conocido
por su producción de vino) y Santa Agnès de Corona (con un característico paisaje de almendros y naturaleza en estado puro).

  Desde Sant Mateu se puede ir hacia Ses Torres d’en Lluc, un yacimiento arqueológico integrado por dos antiguas torres y una muralla que algunos historiadores aseguran que corresponden a la Edad Media. El recorrido hacia el Este, en dirección a Cala d’Aubarca, lleva hasta una costa acantilada de enorme belleza y difícil acceso que suele dar cobijo a numerosas especies de aves, entre ellas el halcón de Eleonor, que emigra desde Madagascar, y el halcón real. No hay carretera para llegar a Cala d’Aubarca, por lo que los caminos deben ser hechos a pie.

  Los amantes del senderismo pueden recorrer desde Sant Antoni distintas rutas que discurren a través de campos cultivados y zonas de pinos, por playas y acantilados, en diversos paisajes que combinan naturaleza y belleza. Los aficionados al deporte también tienen en Sant Antoni un punto de referencia por la posibilidad de practicar desde ciclismo a deportes náuticos, además de ofrecer instalaciones deportivas de diverso tipo.
Cala Salada
  El municipio cuenta con numerosas playas. De entre todas ellas, Cala Salada, a 5 kilómetros del centro de Sant Antoni, es un conjunto de calas de arena fina en una zona protegida de los vientos y que tiene un ambiente familiar. Cala Gració y Cala Gracioneta, dos preciosas calitas unidas por un pequeño paseo de rocas, están situadas a 2,5 kilómetros del centro de Sant Antoni. Caló des Moro está al noreste del núcleo urbano, a un kilómetro del centro de Sant Antoni, y es una zona muy frecuentada para ver la espectacular puesta de sol. Desde esta zona de Caló des Moro, rodeada de bares y restaurantes enfocados a disfrutar del ocaso, se puede iniciar un largo y agradable paseo costa a costa. La playa de S’arenal bordea el Paseo Marítimo de Sant Antoni y presenta un sistema de playas largas y estrechas, que también se puede conocer en un agradable recorrido a pie. Desde la orilla se puede contemplar toda la bahía de Sant Antoni. Es Pouet, otra playa pequeña de arena, está muy cerca del núcleo de Sant Antoni. Se accede a ella por la carretera que bordea la bahía, en dirección a Port des Torrent.

Sant Joan de Labridja

  El Municipio de Sant Joan, situado al Norte de la isla, es el menos habitado de Ibiza. Con una población de alrededor de 4.500 personas, esta área posee extensos bosques vírgenes y notables extensiones rurales, donde se mantiene una forma de vida basada en la agricultura. En sus montes, atravesados por torrentes y bancales de piedra, la naturaleza puede disfrutarse con toda intensidad, al igual que en sus acantilados y tramos de costa.

  El Municipio está compuesto por cuatro parroquias: Sant Joan, Sant Miquel, Sant Vicent y Sant Llorenç. Se trata de pueblos pequeños en los que vecinos de toda la vida conviven con personas llegadas de todo el mundo, que han querido refugiarse en la Ibiza más rural.
Isla Murada - Sant Miquel de Balansat
  El municipio comparte con Sant Antoni el Área de Especial Interés de Es Amunts, una zona de gran valor ecológico donde convive una fauna y una flora únicas. Asimismo, ofrece excursiones sorprendentes, como las que pueden realizarse a la torre defensiva de Balanzat o al yacimiento de la cueva de Es Culleram, donde fue hallada la pieza arqueológica más importante de la historia púnica pitiusa: la diosa Tanit.
  Merece la pena visitar las cuevas de Can Marçà cerca del Port de Sant Miquel. 
La cueva está situada en un entorno natural con vistas incomparables a la bahía, con las islas Murada y Ferradura enfrente. La Cova de Can Marçà constituye uno de los principales atractivos turísticos de Ibiza, siendo sin lugar a dudas, la más importante en la isla. Los caprichos de la naturaleza nos han dejado unas formaciones, lagos y entorno asombrosos por su belleza. 

El visitante disfrutará de unos 40 minutos de recorrido en un escenario natural con efectos de agua, luz y sonido. 

  En los años 70 llega a la población de San Miguel el espeleólogo belga Jean Pierre Van Der Abeelle, quién se interesó en la Cueva de Can Marçà. Los habitantes de San Miguel le ayudaron a localizar en los acantilados del puerto la entrada y salida de la Cueva. Empezaron poco después los trabajos para hacer posible la accesibilidad y posterior visita a la misma.



Después de un camino excavado en la roca, se llega a la entrada de la cueva en una cota de 12/14 metros sobre el nivel del mar, desde donde se inicia la visita. La cueva tiene una antigüedad de más de 100.000 años y se formó por fallas telúricas. Ha pasado por glaciaciones y calores tropicales, estando en la actualidad casi fosilizada, salvo en las más profundas galerías, donde el goteo continúa formando bellas estalactitas y estalagmitas. La cavidad denominada Can Marçà fue descubierta y utilizada por contrabandistas, quienes escondían en ella bultos de mercancías izándolas desde el mar desde una abertura situada en una cota de 8/10 metros.

  Actualmente, se pueden distinguir claramente las señales de pintura roja o negra que marcaban el camino hacia otra salida en caso de huida o emergencia.

  En las formas geológicas quedan patentes la riqueza del curso de aguas subterráneas que discurrían, quedando fosilizadas las cascadas y cursos de las aguas. Los materiales que se aprecian en el interior de la cueva, son básicamente carbonato cálcico, óxido de hierro, magnesio, arcilla, etc.

  Las aportaciones de los geólogos y espeleólogos que han intervenido para la puesta a punto de la cueva han consistido en reproducir lo que existió en tiempos remotos, recuperando las cascadas y los cursos que existieron en aquellos tiempos.


  La costa está plagada de acantilados, interrumpidos tan sólo por algunas calas encantadoras, como Benirràs, famosa por su ambiente hippie y sus percusionistas, Es Caló des Multons, Cala Xarraca, Es Caló d’en Serra o la Cala de Sant Vicent.
  El municipio cuenta también con algunos núcleos turísticos, como el Port de Sant Miquel o Portinatx.

Santa Eularia Des Riu

  Santa Eulària es el segundo municipio en número de habitantes de la isla, tras la ciudad de Eivissa, y ofrece una gran variedad de playas, pueblos encantadores, campos solitarios y mercadillos que atraen a miles de turistas cada temporada.

  El pueblo de Santa Eulària está coronado por es Puig de Missa, con su iglesia fortificada, el cementerio y varias casas encaladas. Esta localidad goza de mucha actividad a lo largo de todo el año y posee multitud de servicios y comercios, una playa en el centro urbano, un atractivo paseo marítimo y un puerto deportivo.
  Los aficionados al golf encontrarán cerca de esta zona, en la carretera que conduce a la playa de Cala Llonga, el único campo de toda la isla. La zona ofrece también muchas facilidades para la práctica de deportes náuticos y el desarrollo de actividades por el interior de la isla.

  Otros tres pueblos forman parte de este municipio: Santa Gertrudis, Jesús y Sant Carles. Los tres coinciden en sus pequeñas dimensiones, la sencilla belleza de sus iglesias y su ambiente tranquilo.


Cala Llonga
  El municipio ofrece también un litoral plagado de playas, islotes, acantilados y torres de defensa. Entre sus calas más emblemáticas, es Figueral, Cala Boix, Cala Llenya, Cala Nova, Es Canar, Cala Martina, S´Argamassa, Cala Para y Cala Llonga. Todas ellas son calas de arena fina, aunque también existen idílicos rincones marineros, como Pou d’es Lleó o Cala Mastella.

  Los dos mercadillos más frecuentados de la isla se hallan en este municipio, en es Canar y Sant Carles, y también ofrece algunos paseos inolvidables. Entre ellos, una visita a la Torre de Campanitx, situada entre Pou d’es Lleó y Cala Boix, donde puede contemplarse un horizonte de campos y mar, presidido por el islote de Tagomago.

FORMENTERA



  Localizada en el sur de Ibiza, Formentera es la más pequeña de las islas habitadas de las Baleares y la mejor conservada del archipiélago. Es una isla llena de luz, un destino con un clima suave que cuenta con más de 2.800 horas de sol anuales que permiten disfrutar de su maravilloso entorno natural y de sus hermosas playas. 

  Para llegar a esta isla tiene que ser por vía marítima. Hay varias posibilidades: en ferrys con varias líneas para elegir y llegar en tan sólo media hora, en barco convencional  y llegar en una hora, o bien en taxi náutico, que son lanchas con capacidad para diez personas.


  Esta inaccesibilidad la convierte en un lugar tranquilo donde huir del estrés y de la masificación. Se puede disfrutar de la isla paseando en bicicleta o bañándose en su más de 20 km de playas de arena blanca y aguas de transparencia infinita, donde es posible practicar todo tipo de deportes náuticos. El secreto de la existencia de un mar cristalino y de las largas playas de Formentera que la diferencian del resto del Mediterráneo, es la pradera de posidonia que rodea la isla, una depuradora natural que limpia el agua y permite la sedimentación de la arena en el litoral. Una auténtica selva submarina que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

  El éxito turístico de la isla, amada tanto por residentes como por visitantes, radica en que la gente todavía encuentra en Formentera algo diferente. La diferencia la marca el respeto por la naturaleza, la pervivencia de su propia cultura y la visión de conseguir la exclusividad a través de la protección del medio ambiente.

  Formentera cuenta con un único municipio, que es Francesc Xavier de Formentera, un municipio que se distribuye en varios núcleos urbanos donde se reparten los más de 10,000 habitantes de la isla, núcleos entre los que destaca el de La Savina, donde encontramos el Puerto Deportivo y la estación marítima de pasajeros de Formentera, así como el propio núcleo de Francesc Xavier.

  Aquí es donde se celebran las fiestas más importantes de la isla, y donde se concentran la mayor parte de iglesias y monumentos del lugar. 

La Savina es la zona donde encontramos el Puerto, el más turístico de la isla, aunque no es el único punto de entrada a Formentera. Es un lugar de tránsito turístico y de barcos, en el que encontraremos bares, restaurantes, el puerto deportivo, discotecas, comercios, así como un largo e impresionante paseo marítimo. 

Otros núcleos urbanos son el de Sant Ferrán y Es Pujols, donde se encuentran la mayor proporción de alojamientos y establecimientos hosteleros.

DE RUTA POR LA ISLA DE FORMENTERA



  La isla de Formentera tiene una longitud de 83 km cuadrados, si bien las distancias lineales son muy cortas entre sí, pudiendo ver lo más esencial de la isla en un solo día si así lo deseamos. Para ello en el puerto de la Savina deberemos alquilar un coche, bicicleta o lo más común, una moto tipo scooter con la cual pasear y visualizar los lugares más bellos de la isla, de entre los cuales se detallan a continuación los más representativos:

Ses Salines


Al Norte de la isla de Formentera, cerca de La Savina se encuentra Ses Salines, maravilla natural tanto por sus paisajes como por la riqueza ecológica, vegetal y animal, que posee. Se encuentran dentro del parque natural de Ses Salines, abarcando todo el litoral, los sistemas dunares y las playas de Illetes, Trocadors y Llevant, los acantilados marinos, el mar, Espalmador y Espadell y los Estanys del Peix i Pudent.

  Se pueden ver una serie de construcciones de la industria salinera que era la principal actividad en Formentera la mayor parte de toda su historia y que dura todavía hasta el día de hoy.

Faro de Cap de Barbaria


  Los dos faros de Formentera son inconfundibles ya que la mayoría de imágenes que representan la isla los muestran.
  Si deseáis ver una puesta de sol impresionante recomendamos que la vayáis a ver el Cap de Barbaria, donde mar y el cielo forman un horizonte rojizo que visto desde este acantilado os hará olvidar todo lo demás. Además aquí cerca podéis encontrar “Punta de sa Pedrera” formaciones de piedra y roca que realmente valen la pena visitar, así como el asentamiento Megalítico de Cap de Barbaria.

  Por el camino vale la pena hacer una parada en la cala de la Saona, sin duda una de las mejores de la isla. Su tranquilidad y belleza característica hacen de esta pequeña playa (140m.) un sitio de visita obligada para el turista.


Faro de la Mola

  El faro de la Mola sirvió de inspiración a Julio Verne en muchas de sus obras y muchos dicen que tiene una energía diferente, mística. 


  En esta zona se recomienda también ir al “Mirador de la Mola” que ofrece algunos de los paisajes más bellos de la isla.



  Por el camino, antes de llegar al Pinar de la Mola, se encuentra un mirador desde el cual visualizamos toda la isla y  podemos apreciar toda su dimensión.


  Si tenemos tiempo, cabe la pena hacer una parada en la playa de Migjorn, una de las más bonitas de la isla. Se trata de una de las más grandes de la isla, ya que su extensión de arena blanca abarca gran parte de la costa sur de la isla, casi desde La Mola hasta Es Cap de Barbaria. Su gran extensión y situación geográfica hacen de esta playa una de las menos transitada y por lo tanto, una de las más tranquilas de la isla, aunque esto no implica que no haya los típicos restaurantes y quioscos a escasos metros de la playa.

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