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LIGURIA III - PARQUE NACIONAL CINQUE TERRE

  Situado en la Provincia de La Spezia, dentro de la costa italiana conocida como La Rivera, el Parque Nacional Cinque Terre constituye un verdadero paraíso para los amantes del senderismo y la fotografía de paisajes. Acantilados escarpados con pintorescos pueblos encaramados en la roca, densos bosques de pinos, calas románticas y playas espectaculares dibujan el paisaje costero que cautiva por la belleza de su naturaleza.

  Incluido en el Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1997, los cinco pueblos de Monterosso Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore dan nombre al este precioso lugar. Los atardeceres, con el sol hundiéndose en el Mediterráneo, son sublimes. El que llega, hace un par de fotos y se va se pierde la esencia de Cinque Terre. Por eso se recomienda que le dediquemos al menos un par de días a este paraíso natural y recorramos sus senderos llenos de altibajos para descubrir las hermosas vistas que ofrecen sus balcones.
Monterosso
  Las inmersiones subacuáticas, el buceo o snorkeling, son también tres maneras de descubrir los tesoros sumergidos de este gran patrimonio marino. Praderas de gorgonias, posidonias, escollos, paredes rocosas, barrancos e inesperadas profundidades forman un espléndido fondo marino en este tramo de costa, uno de los destinos más fascinantes para quién ama vivir a fondo el mar. Ballenas, delfines y cachalotes en verano se reúnen en la cuenca del Santuario de Cetáceos, al que pertenece también el área de las "Cinco Tierras".


GASTRONOMÍA

  Los platos típicos del lugar comienzan con la cocina mediterránea y los ingredientes tradicionales de la gastronomía de Liguria. El rey de la cocina de esta ciudad es el pesto de albahaca que sirve para condimentar platos de pasta, como lasaña, trofie y otros tipos de pasta fresca. El pescado y el marisco están muy presentes en la cocina y la principal oferta de los restaurantes alrededor del puerto: linguini con marisco o salsa de langosta. Un segundo plato muy típico es el rodaballo con hongos porcini, una receta refinada que combina mar y montañas. Son excelentes las anchoas de Monterosso, que se degustan crudas con unas gotas de limón, fritas, rellenas o en salmuera.

PRINCIPALES VISITAS


Monterosso


  Es una de las puertas de entrada a Cinque Terre, y también la más grande de las cinco villas. Tiene una playa larga de arena dividida en privada y pública, y es el más capacitado para recibir turístas pues contiene el mayor número de servicios, hoteles, restaurantes y negocios. Amparada por un antiguo Castillo medieval de Fieschi y la Torre Aurora (siglo XVI), la zona antigua, en torno a un puertecito encantador, cuenta con joyas como la Iglesia de San Francisco, que presume de contar con un lienzo del pintor flamenco Van Dyck. Las calles de Monterrosso guardan varias sorpresas, y entre los edificios pintados de vistosos colores pastel destacan hitos patrimoniales como la Ermita de San Juan Bautista (siglo XIV) o la Iglesia de los blancos y negros (XV). A la zona moderna se llega tras dejar atrás la Estatua del Gigante, obra del artista local Arrigo Minerbi de Ferrara que simboliza a Neptuno, dios del mar. 



Vernazza

  Fue levantada a orillas del Riachuelo Vernazzola, y en sus mejores tiempos fue uno de los pueblos más prósperos de la comarca. De aquella época quedan testigos como el Castillo de los Doria (desde su torre, el Belforte, se pueden ver las mejores vistas del pueblo), que disuadía a los corsarios y piratas, y la Iglesia de Santa Margarita de Antioquia, construida en el 1318 en el más puro estilo gótico-ligure, aunque cuenta con elementos románicos. Montaña arriba se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Reggio (siglo XI), que según la tradición fue construido sobre un antiguo templo romano. En este edificio se guarda la Virgen Africana, una imagen negra de María con el niño.


Corniglia

  Es el único de los cinco pueblos que huye del mar amontonando sus casas en un peñón que deja las olas a unos cien metros de distancia. Si se llega desde la costa (la estación de tren está en la costa), será necesario subir los 377 escalones de ‘La Lardarina’, camino que comunica la estación con las callecitas del más pequeño de los pueblos de la comarca. Pese al tamaño, la recompensa es enorme. La Iglesia de Santa Caterina y San Pedro (siglo XIII) es el más interesante de los edificios del área. Siguiendo las indicaciones que conducen al ‘Mare’, el viajero llegará a una zona de enormes piscinas naturales de aguas transparentes.


Manarola

  Es una especie de mezcla entre Corniglia y el resto de poblaciones; sus calles, adaptadas a un promontorio que escala rápidamente varios centenares de metros, culminan en un puertecito abierto al mar, probablemente el más auténtico de la región. Las barcas de los pescadores descansan en una rampa de piedra que conecta la Vía di Mezzo (antiguo cauce del Arroyo Groppo) y el mar, amansado a duras penas gracias a una precaria escollera de piedra. Calles arriba se encuentran las piedras ilustres del pueblo, capitaneadas por la Iglesia de la Natividad y San Lorenzo (siglo XIII), de exterior gótico pero con tripas barrocas; la pequeña Ermita de Los Disciplinados (siglo XV) o los restos del antiguo bastión defensivo, cuyas ruinas están incorporadas en las paredes que sostienen las casas que dan al acantilado hacia el marManarola además cuenta con una hermosa piscina natural de piedras, con un color azul que invitará a darte un chapuzón.

Riomaggiore


  Al igual que Monterrosso, puede ser nuestra primera visita según si hemos decidido comenzar nuestra visita por el Norte o por el Sur. También cuenta con playas y una oferta turística importante, pues ambas son las poblaciones más grandes. El típico esquema de casas torre de la región se repite aquí en una trama urbana que se pliega a la geografía de la Colina de Cerricó, lugar donde se levanta el imponente Castillo de Riomaggiore (siglo XIII). Bajo los muros de la fortaleza, se encuentra la gótica Iglesia de San Juan Bautista de 1340 y la iglesia de la Confraternita dell'Assunta, que entre sus tesoros guarda un interesante tríptico del XV. El puerto es uno de los más hermosos de la costa de Liguria y al sur de la localidad se encuentran algunas playas de piedras, ideales para darse un chapuzón y refrescarse del viaje. No se pierdan el túnel que va de la estación ferroviaria hasta el pueblo, realizada totalmente con mosaicos de colores representando el mar y las joyas que este esconde.

  Situado justo en el extremo sur del parque, encontramos la pequeña población de Porto Venere, que se constituye como una de las principales puertas de entrada, sobretodo para aquellos que deciden realizar el recorrido a pie. Con su pequeño puerto al pie del antiguo pueblo, con sus escaleras empinadas que parecen trepar las paredes del promontorio y con los colores de sus casas que se mezclan con el verde de la maquia mediterránea, se hace muy recomendable su visita. El símbolo de la ciudad es la Iglesia de San Pietro, de estilo gótico contruida en el S. X, y situada en el acantilado de la península rocosa, aunque la joya de Porto Venere es precisamente su castillo Doria, una magnífica fortaleza ubicada en el punto más alto de la ciudad en una posición dominante en el mar.
Portovenere
  Las pequeñas islas de Palmaria, Tino y Tinetto pertenecen al Parque Natural Regional de Porto Venere, y se encuentran muy cerca de sus costas. El fuerte Cavour data del siglo XIX y fue construido durante el reino de Cerdeña para expandir la defensa junto con el Castillo Doria y el Fuerte Umberto I, se encuentra en la isla de Palmaria unos pocos kilómetros de la ciudad de Porto Venere.



CÓMO MOVERSE POR EL PARQUE

  Para moverse por la comarca de Cinque Terre existen tres opciones principales: en tren, en coche y a pie. La línea ferroviaria La Spezia – Levanto recorre este impresionante sector de la costa de Liguria conectando todos y cada uno de las cinco villas. Gracias a los trenes frecuentes, pueden visitar Cinque Terre en un día con el billete “Cinque Terre Express” de Trentialia. Les permitirá tomar todos los trenes de un pueblo a otro con el mismo billete. El convoy, con el sabor de los trenes de antaño, recorre la línea de costa ofreciendo paisajes increíbles. Otra de las ventajas de optar por el tren es que la circulación de coches por el Parque Nacional está muy restringida, las carreteras tienen muchas curvas, son muy estrechas, y las tarifas de los aparcamientos son muy elevadas. Además, hay que tener en cuenta que en el interior de estos pueblos no se permite la circulación, así que deberemos dejar el coche estacionado, obligatoriamente, en los parkings que en ocasiones distan varios cientos de metros de la población.


  Uno de los atractivos de la región es la posibilidad de recorrer todo el tramo que separa a Riomaggiore de Monterosso en poco más de cuatro horas. Conocido como la Ruta Azul, Este camino que une a las cinco villas tiene una extensión total de 12 kilómetros con una dificultad fácil-media según el tramo, pues algunos recorren el Parque Nacional escalando los riscos entre los viñedos. En todos los casos, es necesario contar con la "Cinque Terre Card", una tarjeta que se puede adquirir en las estaciones de tren de la Spezia o Levanto (en conjunción con la de tren Cinque Terre Express), o ya luego dentro del parque en los distintos puntos de acceso al sendero de las poblaciones. El acceso gratuito a los caminos principales es a partir de las 19.00 horas.

  Si tenemos prisa y queremos ver lo mejor en un sólo día, una buena opción puede ser combinar el tren y los senderos peatonales para así tener la cercanía que nos da el tren, y a la vez admirar los paisajes de costa que nos da el ir a pie. Para ello la ruta aconsejada sería tomar el tren desde Spezia o Levanto para dirigirnos a Cinque Terre iniciando la visita en Monterrosso al Mare. Aquí comenzaremos nuestra ruta a pie por un sendero que discurre paralelo al mar y que nos lleva hasta Vernazza. Posiblemente éste es el tramo más complicado de todos los existentes debido a los grandes desniveles si bien la llegada a Vernazza es muy bonita y podremos obtener una preciosa perspectiva. Una vez aquí podemos continuar por el sendero Azzurro hasta Corniglia y posteriormente Manarola, o bien si vamos mal de tiempo (estos tramos son largos y toman aproximadamente una hora a pie), tomar el tren y visitarlos tranquilamente. Ya desde Mararola se puede finalizar a pie el breve trayecto que nos conduce por la vía del amor hasta Riomaggiore, ruta de un kilómetro que es la más frecuentada por recorrerse en apenas 20 minutos. Aquí ya  tomaremos el tren de vuelta hasta La Spezia o Levanto para finalizar nuestra visita.

  Es importante indicar que actualmente el tramo desde Manarola hasta Riomaggiore se encuentra cerrado debido a un desprendimiento, por lo que se encuentra en labores de recuperación, posiblemente hasta el año 2021.

  Para aquellos más aventureros existe la posibilidad de realizar un trayecto un poco más largo que une las poblaciones de Riomaggiore y Portovenere en poco más de 5 horas de trayecto. Denominado el Sendero Alto, este tramo de aproximadamente 12 kilómetros sube y baja continuamente por lo que las vistas llegan a ser espectaculares. Siendo un recorrido mucho menos frecuentado por los turistas, esta visita se puede constituir como una buena opción para aquellos que quieran pasear tranquilamente y disfrutar plenamente de la naturaleza. 

Tiempos en tren:

Levanto - Monterosso: 5 minutos
Monterosso - Vernazza: 4 minutos
Vernazza - Corniglia: 4 minutos
Corniglia - Manarola: 5 minutos
Manarola - Riomaggiore: 6 minutos
Riomaggiore - La Spezia: 9 minutos

Precios tarjetas:

1 dia Cinque Terre Card: € 7,50
1 dia Cinque Terre Train Card: € 16
2 días Cinque Terre Card: € 14,50
2 días Cinque Terre Train Card: € 29

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