Enclavado en medio de tres
pequeñas villas francesas, Cap d’Ail, Beausoleil y Roquebrune-Cap-Martin, el Principado de
Mónaco se presenta como un estado independiente bajo la protección de Francia,
cuyas reducidas dimensiones lo hacen ser el segundo país más pequeño del mundo,
después del Vaticano.
Situada en plena Costa
Azul, muy próximo a la frontera italiana, y de turísticas localidades
francesas como Niza y Cannes, su situación geográfica y el hecho de que los monegascos
no pagan impuesto de la renta, ha hecho que sean muchos los millonarios y
famosos que han fijado aquí su residencia.
Es importante saber que aunque Mónaco no pertenece a la Unión Europea,
este destino también utiliza el euro como su moneda principal por lo que no
debemos preocuparnos por encontrar divisas y realizar pagos en los comercios.
Además de su lengua, el
monegasco (munegascu) y sus especialidades culinarias, el pequeño país es conocido sobre todo por su Casino y sus juegos. Lugar de residencia del
Ballet Ruso durante algunos años, el Principado ha atraído a los más grandes
artistas del siglo pasado. Su Ópera y el Ballet de Montecarlo siguen dando la
vuelta al mundo.
Entre las visitas
ineludibles del Principado, el barrio de Montecarlo y su famoso «Carré d’or»
con el Casino de Montecarlo, el Sporting de invierno, el Café de París…
Lugar clave para los
desafíos arquitectónicos, Mónaco busca sin cesar nuevas maneras de ampliar su
territorio para alojar a todos los monegascos. El aprovechamiento del espacio
en altura, del espacio sobre el agua, con su proyecto de extensión sobre el
mar, hacen que el Principado tenga unos índices de densidad de población muy altos.
Otro gran desafío arquitectónico: combinar ecología, ahorro de energías y
arquitectura moderna.
Si paseas por sus calles, pronto encontrarás rincones de gran belleza, lugares mágicos o, ¿quién sabe?, quizás a algún célebre personaje rodeado de paparazzis... es normal, estás en Mónaco.
CÓMO LLEGAR
Por
su extensión, el Principado no posee aeropuerto, hallándose el más cercano en
la localidad francesa de Niza. Por esto, para viajar en avión deberá hacerse
una parada en este lugar y luego tomar el autobús que lo conecta con los
principales hoteles monegascos.
Si deseamos viajar en coche, deberemos acceder a Mónaco a través de la A-8 que conecta la costa francesa con la italiana.
Para los viajeros que
prefieran arribar al estilo Grace Kelly, como en una película de Hollywood,
existe la opción de viajar en cruceros que hacen parada en el bellísimo puerto
de yates. La alternativa mágica que permite apreciar semejante paisaje de
ensueño desde el mar.
HISTORIA
Bien enclavado entre el mar
y la montaña, Mónaco estaba bien protegido en caso de ataques, y el puerto de
Mónaco se volvió rápidamente un puerto ineludible. Primeramente bautizado como
Monoïkos, este nombre tendría también un vínculo con Hércules, o Heracles en
griego, quien habría hecho escala en el peñasco. En la actualidad, solamente el
puerto «Port Hercule», sigue inspirando esta leyenda. Pero la historia del
Principado comienza realmente el 8 de enero de 1297, cuando François Grimaldi
se ampara del poder con astucia.
Disfrazado de monje
franciscano, infiltra la fortaleza y abre las puertas a sus soldados. Desde
entonces, la dinastía Grimaldi reina ininterrumpidamente sobre la Roca de Mónaco, peñón desde el cual se inició la historia de esta ciudad, y en la que se encuentran los monumentos históricos más destacados.
Desde hace más de setecientos años, la dinastía Grimaldi reina ininterrumpidamente sobre estas tierras, convirtiéndola en la casa real más longeva de todas las que se recuerdan.
LOS DISTRITOS DE LA CIUDAD
El primer distrito de Mónaco, Monte Carlo, es el más conocido de todos y donde se ubica el casino y parte del recorrido de fórmula uno. En muchas ocasiones se cree que Monte Carlo es la capital de Mónaco, si bien esta afirmación es errónea ya que al tratarse de una ciudad-estado, lo correcto sería decir que Mónaco es la capital del Principado de Mónaco. Tras la división de este distrito, se han creado los barrios de La Rousse o Saint Romain, Larvotto, y Saint Michel.
El distrito de La Condamine se trata del distrito comercial por excelencia. Allí se encuentra el mercado tradicional, además de unas doscientas tiendas. Está ubicado alrededor del Puerto de Mónaco, conocido como Port d’Hercule. En este distrito se puede ver la famosa Iglesia de Santa Devota, patrona del Principado. Tras división de este distrito, se han creado los barrios de Moneghetti, La Colle y Les Rèvoires.
Vista de los distritos de La Condamine y Monte Carlo |
El distrito de Mónaco-ville se encuentra ubicado en La Roca, parte más antigua de la ciudad que se asienta sobre un peñón o promontorio en el mar. En este distrito se encuentran el Palacio del Príncipe, la Catedral, el Museo Oceanográfico y la Capilla de la Misericordia.
El distrito de Fontvieille es de nueva construcción, y se asienta sobre unos terrenos ganados al mar. Allí se encuentran el helipuerto y el estadio de fútbol, así como algunos de los parques y museos más conocidos del Principado: el Museo Naval, el Museo de los Sellos y Monedas y el Camino de las Esculturas.
Distrito de Fotvieille |
El distrito de Fontvieille es de nueva construcción, y se asienta sobre unos terrenos ganados al mar. Allí se encuentran el helipuerto y el estadio de fútbol, así como algunos de los parques y museos más conocidos del Principado: el Museo Naval, el Museo de los Sellos y Monedas y el Camino de las Esculturas.
Se encuentra en construcción un nuevo barrio en Mónaco, sobre tierras ganadas al mar, si bien debido a los problemas económicos por los que atraviesa el país, estos trabajos han sido paralizados hasta su recuperación económica.
PRINCIPALES VISITAS
Por
tratarse de un lugar tan pequeño, si lo que se busca es conocer destinos
rápidamente, con un día o algunas horas alcanza para ver lo más esencial. Sin embargo, el resplandor de
tanta belleza y majestuosidad hechiza de tal manera que puede aseverarse que tan
poco tiempo no es suficiente para vivir el ambiente del lugar.
El Principado es
especialmente conocido por el Casino de Montecarlo, un lugar de juego
gestionado por la sociedad pública Société des Bains de Mer en el que,
curiosamente, los ciudadanos de Mónaco tienen prohibida la entrada.
El edificio del Casino de Montecarlo fue construido en 1863 por Charles Garnier, el arquitecto de la Ópera de
París. Se accede por una espectacular escalinata de mármol que lleva al salón Renassaince, de allí se pasa al salón Europa, donde dieciséis pilares de ónix sostienen la decoración Luis XV.
El interior de la Sala de la
Ópera, decorada en imponentes rojos y dorados, traslada a los visitantes a otro
mundo, concretamente al de Ian Fleming, crador de la saga James Bond, ya que el
edificio le sirvió de inspiración a la hora de escribir Casino Royale.
Uno de los hechos destacables de la historia de Mónaco es sin duda el paso del Ballet Ruso de Diaghilev. Atraído por el clima, el Casino de Montecarlo, el Café de París… y con la ayuda que le prodiga la familia Grimaldi, el artista instala aquí su compañía permanente en 1922, transformando al mismo tiempo al Principado en un inmenso laboratorio creativo. Con su compañía de Ballet Ruso, Serge de Diaghilev ha participado ampliamente al desarrollo cultural de la ciudad. Sus bailarines, como Nijinsky, Karsavina… entre los más célebres, pero igualmente Fokine, Massine, Ravel, Picasso, Matisse, Jean Cocteau, Debussy, Stravinsky, Braque, Prokofiev, Schuman, Poulenc, Fauré, Chanel… Todos vinieron a Mónaco para participar en los Ballets de Serge de Diaghilev y disfrutar de la vida agradable de Montecarlo.
En la Place du Casino, delante del famoso casino, por las noches se ofrecen conciertos en vivo, siendo uno de los lugares más concurridos de Mónaco.
La siguiente parada en nuestro recorrido por Mónaco nos lleva hasta el peñón, conocido más popularmente como La Roca. Aquí comenzó la historia de la ciudad y se encuentran los monumentos históricos más destacados como el Palacio Real o la Catedral. En su base podremos ver el puerto deportivo o Port Hercule, en el que ya no se encuentran los barcos de pesca de antaño, sino que han sido sustituidos por los más modernos y ostentosos yates y cruceros.
La siguiente parada en nuestro recorrido por Mónaco nos lleva hasta el peñón, conocido más popularmente como La Roca. Aquí comenzó la historia de la ciudad y se encuentran los monumentos históricos más destacados como el Palacio Real o la Catedral. En su base podremos ver el puerto deportivo o Port Hercule, en el que ya no se encuentran los barcos de pesca de antaño, sino que han sido sustituidos por los más modernos y ostentosos yates y cruceros.
El Palacio Real se antoja como una de las visitas obligadas en la ciudad, y sitio ideal para adentrarse en la historia de la monarquía de
este principado. A las 11:55 horas de cada mañana se lleva a cabo, a las
puertas del palacio, la ceremonia del cambio de guardia. A pesar de la cantidad
de turistas que llega a ver esta ceremonia poco se puede ver, pero la voz del
capitán es fuerte y las órdenas se escuchan por toda la Place du Palace.
Residencia oficial del príncipe de Mónaco, su construcción data de 1191 como
una fortaleza, ya desde el siglo XIII ha sido el hogar de los Grimaldi hasta
hoy en día. Se ofrecen visitas guiadas diarias.
El palacio
es una mezcla de estilos arquitectónicos; su antiguo uso como fortaleza se
muestra claramente en su falta de simetría. La fachada principal muestra un
estilo renacentista, si bien esta arquitectura parece enmascarar anteriores fortificaciones; detalle que se observa
en la aparición de torres, las cuales se elevan detrás las diferentes fachadas
clásicas.
Lo más
notable del edificio son los llamados cuartos de estado o salones
oficiales. Estos fueron organizados a partir del siglo XVI, y mejorados al
estilo de Versalles
durante el siglo XVIII. En el siglo XIX y posteriormente, a mediados del siglo
XX, una restauración a gran escala les devolvió su esplendor y el estilo rococó que prevalece hoy
en día.
Situada muy cerca del Palacio Real, podemos visitar la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Se trata de un templo católico consagrado en 1875, y edificado en el lugar donde se ubicaba la Iglesia de San Nicolás, primera iglesia del Principado, por lo que también se la conoce como Catedral de San Nicolás.
Además de ser el principal edificio religioso del
país, la Catedral es famosa por ser el lugar donde están enterrados Rainiero y
Gracia de Mónaco y muchos otros miembros de la familia Grimaldi.
Sus aspectos más destacados son su fachada, de
estilo neorrománico y color blanco, así como un retablo del pintor nizardo Louis Bréa que data del año 1500, del altar mayor y del trono episcopal de mármol blanco de Carrara, además de un magnífico órgano de cuatro
teclados, inaugurado en 1976, cuya magnificencia permite organizar notables
conciertos espirituales.
Continuando nuestro paseo por la zona más antigua e histórica de Mónaco y ya casi llegando al mar nos topamos con un edificio singular; el Museo de Oceanografía, construido sobre un acantilado. Posee un acuario que alberga una de las especies de jardín de coral viviente bajo techo más grande del mundo y con tiburones de aleta gris, además de una interesante colección de especies marinas.
En el principado de Mónaco se disputa uno de los grandes premios más antiguos de la Fórmula 1. Organizado por primera vez en el año 1929, el Gran Premio de Mónaco se celebra anualmente en el mes de abril, atrayendo a las personalidades más famosas y adineradas que acuden a la cita de mayor ostentación y lujo del mundial. Aunque hay que destacar que este no es el único evento de magnitud relacionado con el mundo del motor que se da cita en esta ciudad todos los años, ya que el rally de Montecarlo y la Copa Kart de Mónaco también atraen a multitud de seguidores.
Finalmente no debemos dejar de admirar la playas de película con estilo hollywoodiense,
admirando yates y famosos en las cálidas costas del Mediterráneo. La Plage Larvotto o playa Larvotto es la
prinipal playa de Montecarlo y se encuentra en el distrito del mismo nombre. Esta playa es famosa por su belleza y por la cantidad de turistas
que atrae, y es orgullo de los monegascos, con sus arenas doradas
bañadas por el mar Mediterráneo.
GASTRONOMÍA
Los «barbarjuans»… esos
pequeños buñuelos a base de acelgas, aceite de oliva, arroz y queso parmesano,
son ciertamente la especialidad del Principado. Además, los monegascos
reivindican muchos otros platos mediterráneos como la «pissaladière» o la
«fougasse», atribuyéndole un origen monegasco y no nizardo, sin duda un eterno debate.
DORMIR EN MÓNACO
Dormir
como un príncipe puede ser la fantasía materializada si se desea pasar unos
días en Mónaco. Pero alojarse en un hotel fastuoso tiene su precio, pudiendo
crecer desmedidamente desde los doscientos cincuenta euros por persona la noche, hasta sobrepasar fácilmente los mil euros.
Para los viajeros más acaudalados, un lujo que vale la pena darse.
El Hotel Chateau de la
Chevre d´Or, situado en Eze, cerca de la ciudad de Mónaco, es considerado como uno de los mejores hoteles de lujo de Europa. El
jardín y su entorno son preciosos, ubicado en un lugar privilegiado, único, al
borde de un acantilado con unas vistas maravillosas a Mónaco hacia la izquierda
y a St. Tropez hacia la derecha, sin duda una buena opción si tenemos un alto presupuesto para el viaje.
Paradójicamente,
por tratarse de un destino donde priman la suntuosidad y el encanto hay otras
opciones de alojamientos más económicos. No se caracteriza por tener una amplia
oferta de hoteles baratos pero sí hay algunos departamentos equipados,
disponibles para rentar por algunas noches.
Existe finalmente una
tercera alternativa, ideal para mochileros que no estén dispuestos a resignar
la posibilidad de conocer gente e intercambiar experiencias con otros viajeros.
Hay un único hostel en el centro del principado, pero permite rentar
tanto camas como habitaciones privadas.
Un día o varios, con
bolsillos ajustados o suficientemente abultados como para llevar una vida de lujo, la atmosfera monegasca
cautiva a los turistas con su mágica serenidad y su estilo
aristocrático. Un lugar que vale la pena visitar para conocer su amplia oferta de cultura y ocio, y por qué no, para dejarnos caer por uno de esos eventos tan exclusivos en los que sólo se dan cita los más selectos sibaritas.