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La luminosidad que atrajo a Van Gogh, Chagall, Picasso,
Renoir o Cezánne es la protagonista de la misma paleta con la que se elabora y
disfruta un viaje provenzal en el cual también juegan los aromas. Es la
lavanda, las mimosas y flores frescas las que expiran hacia el Mar Mediterráneo
y visten los perfumes nacidos en la Riviera francesa que seducen a todo el
mundo. Y así se dibujan en el mapa Cannes, Niza, Grasse, Antibes, Menton,
Saint-Paul-de-Vence o la glamurosa Montecarlo que atrapó para siempre a Grace
Kelly, la más hermosa de las musas que pudo dirigir en su vida el gran Alfred
Hitchcock.
Existe, por supuesto la Costa Azul de las apariencias,
ese constante reto de grandiosidad y quilates, pero basta con que nos fijemos
bien para darnos cuenta de que los pequeños detalles siguen midiendo la vida a
cámara lenta de esa curva con la que el mar y el sol se columpian mutuamente.
Una camiseta de rayas blancas y azules al final de la calle nos induce a pensar
que Picasso aún no se ha marchado del todo, que juega a ser inmortal junto un
loco que en vida sólo vendió un cuadro, Vincent Van Gogh. Esa es la esencia de
La Provenza, esas son las ondas de las olas que aparcan yates y veleros en la
bien llamada Costa Azul.
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Gorges du Verdon |
Pero la Costa azul no sólo es un destino de aventura. Una gran historia salpica esta costa mediterránea siempre visitada por los grandes colonizadores, prueba de ello son la gran cantidad de edificaciones que todavía hoy perduran en el tiempo. A la sombra del Palacio de los Papas, descubra Aviñón.
Por su parte, la Basílica de Notre-Dame-de-la Garde vela durante su visita a
Marsella. Del Anfiteatro de Arles a la Ciudadela Vauban de Briançon pasando por
el Castillo de Les Baux de Provenza, explore todas las épocas de la historia de
la región Provenza-Alpes-Costa Azul. En el Museo Granet de Aix-en-Provenza
tendrá como guías a Picasso, Matisse, Cézanne o Van Gogh y compartirá su
fascinación por la luz y los paisajes de la región.
En cuanto a la gastronomía, el contraste resulta atractivo
entre los platos robustos de las tierras de montaña (entre otros los gratenes
dauphinois, ravioles, rissoles, Creuzets des Ecrins, etc.) y las especialidades
ligeras y perfumadas de la cocina provenzal y mediterránea: ratatouille,
alioli, pistou, bullabesa y bourride llevan el sol hasta los platos. Y los más
golosos se deleitan con la miel, los calissons, mendiants y el dulce del
membrillo. El aperitivo es uno de los rituales asociados con la Provenza.
Pruebe el pastis (anisete) o uno de los vinos de la zona (Châteauneuf-du-Pape,
Côtes-de-Provence, Rasteau, Bandol...) bien frescos.
VISITA POR LOS
LUGARES DE INTERÉS
ORANGE
Fundada por los legionarios romanos de la II legión Gallica alrededor del año 30 a.C, con el nombre de Arausio, su cercanía con Italia la hizo como a Nimes una ciudad casi totalmente romana ya desde muy pronto. La misma cercanía y apogeo que Roma proporcionaba fue motivo de razzias bárbaras y sarracenas en los siglos posteriores, acelerando la decadencia de la comarca.
Fundada por los legionarios romanos de la II legión Gallica alrededor del año 30 a.C, con el nombre de Arausio, su cercanía con Italia la hizo como a Nimes una ciudad casi totalmente romana ya desde muy pronto. La misma cercanía y apogeo que Roma proporcionaba fue motivo de razzias bárbaras y sarracenas en los siglos posteriores, acelerando la decadencia de la comarca.
La ciudad romana de Orange cuenta con dos monumentos antiguos declarados patrimonio mundial de la UNESCO: el teatro antiguo y el arco de triunfo.
El teatro romano de Orange es único en Europa, ya que sólo quedan tres intactos en el mundo que todavía conservan su muro principal, y los otros dos están en continente Africano, Siria y Túnez.
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Teatro de Orange |
El muro de la escena estaba decorado originalmente con columnas y estatuas de los personajes importantes del Imperio, Emperadores y Dioses. Un incendio en el siglo IV hizo que el teatro perdiese su función artística y propagandística en plena decadencia imperial. Debido a la situación del teatro, al pie de la colina lo convirtió en un elemento defensivo de la ciudad. Con el paso del tiempo fue ocupada por casa, transformándose en un barrio entero, como ocurrió con el anfiteatro de Nimes, por ejemplo.
La ciudad también es conocida
por su festival de música lírica, las Chorégies de Orange, que tiene lugar en
el teatro antiguo.
El corazón histórico de Avignon,
ciudad de los papas entre 1309 y 1376, se encuentra incluido en el patrimonio
mundial de la UNESCO.
El origen de la ciudad es el peñón Des Doms, sobre el que se asienta. Farallón defensivo y estratégico fue pronto fortificado. La ciudad llamada “villa del río” o “villa del viento violento”, cumple con ambos apodos. Plaza importante ya desde el siglo XII gracias al puente que permitía cruzar el Ródano. Pero será en el siglo XIV cuando la llegada de los Papas transforme a Aviñón en una segunda Roma.
Protegida por sus murallas, la ciudad vieja conserva maravillosos testimonios de su pasado. El palacio de los Papas es una etapa primordial de la visita. Construido entre 1334 y 1363 esta fortaleza fue la residencia de los papas en el siglo XIV. Es el palacio fortaleza gótico mas grande del mundo, encontrándose dividido en dos partes, el Palacio Viejo y el Palacio Nuevo.
La visita demanda una mañana entera al menos. Posee unos 25 lugares para visitar: salones, capillas, claustros, las alcobas privadas de los papas, etc… destacando de la decoración frescos de gran calidad.
El origen de la ciudad es el peñón Des Doms, sobre el que se asienta. Farallón defensivo y estratégico fue pronto fortificado. La ciudad llamada “villa del río” o “villa del viento violento”, cumple con ambos apodos. Plaza importante ya desde el siglo XII gracias al puente que permitía cruzar el Ródano. Pero será en el siglo XIV cuando la llegada de los Papas transforme a Aviñón en una segunda Roma.
Protegida por sus murallas, la ciudad vieja conserva maravillosos testimonios de su pasado. El palacio de los Papas es una etapa primordial de la visita. Construido entre 1334 y 1363 esta fortaleza fue la residencia de los papas en el siglo XIV. Es el palacio fortaleza gótico mas grande del mundo, encontrándose dividido en dos partes, el Palacio Viejo y el Palacio Nuevo.
La visita demanda una mañana entera al menos. Posee unos 25 lugares para visitar: salones, capillas, claustros, las alcobas privadas de los papas, etc… destacando de la decoración frescos de gran calidad.
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Palacio de los Papas |
La plaza del Palacio está
también rodeada de otros edificios prestigiosos como el Pequeño Palacio,
antigua residencia de los arzobispos reconvertida en museo de pintura y
escultura; el palacio de las Monedas, con su fachada barroca del siglo XVII ; o
la catedral de Notre-Dame-des-Doms, edificada en el siglo XII.
La roca de Doms, situada en el
lugar de origen de la ciudad, es ahora un delicioso jardín colgante que ofrece
una hermosa vista del Ródano, y sobre todo del puente Saint-Bénezet, más conocido
por el nombre de puente de Aviñón.
La plaza del Reloj, con sus
plátanos y sus terrazas de cafés, es un lugar agradable y muy animado, sobre
todo durante la época del festival de Aviñón. La pintoresca calle de los
Tintoreros invita a pasear a lo largo del Sorgue y de sus bonitas ruedas de
álabes.
En el mes
de julio se celebra el famoso festival de Aviñón, "In" y
"Off", una de las grandes citas del espectáculo contemporáneo. El
festival "In", que se desarrolla el patio de honor del palacio de los
Papas, está dedicado a las representaciones teatrales, los conciertos o la
danza. El festival "Off" ofrece un gran número de espectáculos por
toda la ciudad.
L´ISLE-SUR-LA-SORGUE
También llamada la Venecia del Condado, es una pequeña ciudad
muy agradable. Un paseo a orillas del Sorgue resulta especialmente relajante y
romántico. Las hermosas tiendas de antigüedades que bordean los canales y las
bonitas ruedas de álabes del río proporcionan un encanto particular a la
ciudad.
FONTAINE DE VAUCLUSE
Construida sobre las ruinas de un antiguo asentamiento romano, en este pueblo y al pie de un
elevado acantilado se encuentra el nacimiento del río Sorgue. El agua que aquí
brota procede de una sima misteriosa, que en algunas épocas llega a tener un elevado caudal, convirtiendo sus aguas en vertiginosos rápidos.
Durante la temporada baja su población es muy pequeña, pero en tiempo de vacaciones, sobretodo en verano, congrega numerosos viajeros dispuestos a disfrutar de su belleza.
Durante la temporada baja su población es muy pequeña, pero en tiempo de vacaciones, sobretodo en verano, congrega numerosos viajeros dispuestos a disfrutar de su belleza.
Una visita a Fontaine-de-Vaucluse
no puede concluir sin dar un paseo por las orillas del Sorgue.
GORDES
Colgado de un promontorio, Gordes
parece un típico pueblo de postal. Por algo este famoso pueblo provenzal figura
entre los más bellos de Francia. El castillo, las callejuelas empedradas y la
bonita y sombreada plaza esperan al visitante.
Cerca de Gordes,
en medio de los campos de lavanda, se alza la abadía de Notre-Dame de Sénanque.
Edificada en el siglo XII, constituye un buen ejemplo de la arquitectura
cisterciense primitiva. La iglesia abacial, el claustro, el dormitorio, la sala
del capítulo y el calefactorio están abiertos al público.
COLORADO DE RUSTREL
Situado en la localidad de Rustrel, a 10 km de Apt (la ciudad cercana más importante), sus magníficos paisajes son el resultado de la erosión y de la existencia de antiguas canteras de ocre presentes en el lugar, presentando una sucesión de esculturas y acantilados de ocre con colores
extraordinarios que van del amarillo pálido al rojo vivo.
El Colorado Provenzal se extiende a lo largo de 30 hectáreas, y se ha acondicionado un recorrido de 15 kilómetros (se puede hacer en 3-4 horas), con varios senderos gracias a los cuales podemos descubrir las esculturas y acantilados erosionados con más de 20 colores de ocr. Estos circuitos permiten contemplar, entre otras cosas, el Sahara, las chimeneas de hadas, los acantilados y el desierto blanco.
El Colorado Provenzal se extiende a lo largo de 30 hectáreas, y se ha acondicionado un recorrido de 15 kilómetros (se puede hacer en 3-4 horas), con varios senderos gracias a los cuales podemos descubrir las esculturas y acantilados erosionados con más de 20 colores de ocr. Estos circuitos permiten contemplar, entre otras cosas, el Sahara, las chimeneas de hadas, los acantilados y el desierto blanco.
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Plaza de la República |
Situada en el
corredor que une y unía la península itálica e ibérica, esta ubicación geográfica
le dio gran importancia durante el Imperio Romano. Habitada por celtas y, probablemente
antes por poblaciones prehistóricas, fue colonia griega antes de que César la
convirtiese en ciudad romana. Serán los romanos quienes la engrandecerán y le
otorgarán el prestigio del que aún hoy goza.
Arles es una ciudad histórico-artística conocida por la
riqueza de sus vestigios antiguos y romanos. La ciudad cuenta de hecho con
varios monumentos inscritos en el patrimonio mundial de la UNESCO: el
anfiteatro romano (las arenas); el teatro antiguo; los Alyscamps, avenida
rodeada de sarcófagos; los criptopórticos, avenida de galerías subterráneas que
sustenta el foro antiguo; las termas de Constantino; el portal y el claustro de
Saint-Trophime. La iglesia de Saint-Trophime, de arquitectura románica, constituye
una etapa importante en el camino de Santiago.
La impronta de Van Gogh se ha fusionado con la de la ciudad. Nadie como él supo pintar la luminosidad del sur. Es precisamente la luz del Midi, del sur, la que atrajo un día de 1888, al pintor holandés en su búsqueda de luz exterior e interior para sus cuadros. Esa fecha marca el comienzo de una época frenética donde Van Gogh pintará más de 300 obras en sólo 15 meses. El periodo artesiano fue el más productivo de su vida como pintor aunque hoy, ninguna de sus telas se encuentre en la ciudad.
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Numerosos lugares de la ciudad, como la plaza del foro, los muelles del Ródano o las arenas, fueron inmortalizados en los lienzos que pintó Van Gogh durante su estancia en Arles. La ciudad cuenta con un circuito Van Gogh, con paneles que representan las obras del artista en los diferentes lugares en que se inspiró. También fue inmortalizado el espacio Van Gogh. Este antiguo hospital del siglo XVI se convirtió en centro cultural dedicado al pintor holandés. Con dos pisos y un amplio patio porticado, el interior del edificio está ocupado por un jardín francés con parterres repletos de flores. Las galerías porticadas blanqueadas con cal dan aún más brillo y vitalidad al edificio, situado en una zona comercial llena de tiendas. Fue a este hospital a donde trajeron a van Gogh cuando se mutiló una de sus orejas.
El anfiteatro de
Arlés es junto al de Nimes el mejor conservado de Francia y, como aquél, se
utiliza para espectáculos diversos, incluso las corridas de toros.
Construido en la ladera norte de la colina de la Hauture hacia el 90 a.C., este anfiteatro
podía acoger a unos 20.000 espectadores. Está tallado en la roca sobre la parte
alta de la ciudad, aprovechando el desnivel. El Anfiteatro se apoya en una
vasta plataforma de 136 metros de largo y 107 de ancho. Está formado por dos
arcadas superpuestas y alcanza los 21 metros de altura.
El teatro de Arlés fue construido durante el gobierno de Augusto al final del I siglo a. C. Como
en todos los teatros en él se representaron durante el apogeo del Imperio las
obras de los clásicos griegos revisitadas por los autores latinos.
Progresivamente, con la decadencia pasaron a primar las obras más satíricas o
sencillamente vulgares, donde la risa fácil se mezclaba con la obscenidad y la
escatología. La cávea de 33
hileras de asientos podía acoger a 10.000 espectadores lo que muestra, junto al
anfiteatro, la importancia de la ciudad.
Arles tiene una gran variedad de museos como el Museo de Arles y de la Provenza antigua, el Museo Arlaten (arte tradicional y cultura provenzal), el Museo Réattu (arte contemporáneo) o el Museo de Camarga.La impronta de Van Gogh se ha fusionado con la de la ciudad. Nadie como él supo pintar la luminosidad del sur. Es precisamente la luz del Midi, del sur, la que atrajo un día de 1888, al pintor holandés en su búsqueda de luz exterior e interior para sus cuadros. Esa fecha marca el comienzo de una época frenética donde Van Gogh pintará más de 300 obras en sólo 15 meses. El periodo artesiano fue el más productivo de su vida como pintor aunque hoy, ninguna de sus telas se encuentre en la ciudad.
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Numerosos lugares de la ciudad, como la plaza del foro, los muelles del Ródano o las arenas, fueron inmortalizados en los lienzos que pintó Van Gogh durante su estancia en Arles. La ciudad cuenta con un circuito Van Gogh, con paneles que representan las obras del artista en los diferentes lugares en que se inspiró. También fue inmortalizado el espacio Van Gogh. Este antiguo hospital del siglo XVI se convirtió en centro cultural dedicado al pintor holandés. Con dos pisos y un amplio patio porticado, el interior del edificio está ocupado por un jardín francés con parterres repletos de flores. Las galerías porticadas blanqueadas con cal dan aún más brillo y vitalidad al edificio, situado en una zona comercial llena de tiendas. Fue a este hospital a donde trajeron a van Gogh cuando se mutiló una de sus orejas.
Situada a las puertas de
Camarga, la ciudad ha conservado tradiciones como la fiesta de los “Gardians”,
la fiesta del Traje, las ferias de Pascua y del arroz o las corridas en las
arenas. Arles es una de las capitales de la fotografía, y como tal organiza los
Encuentros Internacionales de Fotografía, famoso acontecimiento que incluye
exposiciones, veladas y coloquios dedicados a este arte.
PARQUE NATURAL REGIONAL DE CAMARGUE
Situado a orillas del mar Mediterráneo,
entre los dos brazos del río más grande de la Europa occidental, el Ródano,
posee una amplia extensión de 86300 hectáreas situadas en las comunas de
Arles y Saintes Maries de la Mer. Está dividida en tres zonas: las dunas y
las lagunas, en el sur, las salinas en el oeste y el este, y los cultivos del norte del
delta. Los paisajes son una maravillosa sucesión de
arrozales, salinas, pantanos, estanques (de los cuales, el de Vaccarès es el
mayor), marismas con cañas (cañaverales) con flamencos rosas, y landas con
salicores por donde galopan los caballos blancos o pacen los rebaños de toros
de Camarga. Además, Camarga alberga una fauna y una flora increíbles. Sus
apacibles marismas y estanques atraen a infinidad de especies de pájaros. En el
parque ornitológico es posible acercarse a los pájaros para observarlos e
incluso fotografiarlos.
Declarada reserva natural en 1975, constituye un auténtico paraíso para los animales, en particular para los pájaros: han sido contabilizadas más de 300 especies. La Camarga es uno de los principales espacios protegidos para los pájaros migratorios de Europa, como los flamencos rosas, símbolo de la Camargue. Por otra parte, numerosos ganaderos se dedican a la cría tradicional de toros y caballos.
AIX-EN-PROVENCE
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Hotel de Ville - Ayuntamiento |
La ciudad de Aix-en-Provence es famosa por su calidad de vida y por el encanto de su ciudad vieja y de su famoso cours Mirabeau. Adornada con hermosos plátanos, la ciudad vieja invita a deambular y descubrir sus agradables placitas, sus numerosos palacios de los siglos XVII y XVIII, sus encantadoras fuentes, sus bonitas tiendas, las terrazas de sus animados cafés y sus mercados de flores, frutas y verduras, impregnados de los colores y los aromas de Provenza.
En la ciudad vieja también se
puede descubrir la catedral de Saint-Sauveur con su claustro de los siglos XII
y XIII, el ayuntamiento, con su plaza y su torre del Reloj, la plaza de
Albertas, tan romántica, y sus museos, como el Museo del Viejo Aix, el museo de
Historia Natural o el taller de Paul Cézanne.
Fundada en el 122 a.C con el nombre de Aquae Sextiae, desde la época romana, la
ciudad es conocida por sus termas, y hoy en día ofrece curas de hidroterapia.
Aix-en-Provence también cuenta con un amplio abanico de acontecimientos como el festival Internacional de Arte Lírico (música barroca y óperas de Mozart), la fiesta del agua o de la Danza de Aix o el festival de danza contemporánea.
Entre la localidad de Aix en Provence y Marsella se encuentra Ventabren. Aquí se construyó entre 1841 y 1847 el mayor acueducto en piedra del mundo, el Acueducto de Roquefavour.
Aix-en-Provence también cuenta con un amplio abanico de acontecimientos como el festival Internacional de Arte Lírico (música barroca y óperas de Mozart), la fiesta del agua o de la Danza de Aix o el festival de danza contemporánea.
Entre la localidad de Aix en Provence y Marsella se encuentra Ventabren. Aquí se construyó entre 1841 y 1847 el mayor acueducto en piedra del mundo, el Acueducto de Roquefavour.
La idea del
acueducto la concibió por primera vez en 1565 Adam de Craponne, un ingeniero de Salón-de-Provence, aunque nunca se llegó a construir. Después
de la sequía de 1834 y las epidemias de cólera posteriores, la idea resurgió, y Maximin-Dominique
Consolat, alcalde de Marsella
entre 1832 y 1843, se encargó de llevar a cabo la obra. Contrató como ingeniero a Jean François
Mayor de Montricher para diseñarlo, tardando seis años en
construirse con la ayuda de 5.000 trabajadores, entre ellos 300 canteros.
Tiene unas
dimensiones colosales, 83 metros de altura, 375 metros de largo, y unos
cimientos de 9 a 10 metros de profundidad, sin duda una obra faraónica para los tiempos más avanzados.
MARSELLA
Marsella es ciudad más antigua de Francia, ya que sus orígenes se remontan hacia el 600 a. C, en que navegantes griegos llegaron desde Focea en Asia menor. Los foceanos fundarán Massalia y su llegada supondrá un cambio capital para todas la poblaciones de la región. Los griegos traerán nuevos productos y técnicas y cambiarán la relación de poder de toda la costa e interior.
Después de que los romanos dejaron su huella, la ciudad siguió desarrollándose mediante una verdadera mezcolanza de culturas, alrededor del puerto Viejo, protegido por sus dos fuertes, Saint-Nicolas y Saint-Jean.
Marsella es en la actualidad una ciudad de contrastes, de riqueza y de decadencia, de mar y de montaña, de todo esto y mucho más. Segunda población de Francia con cerca de 800.000 habitantes (1.600.000 contando la gran Marsella), existen varias paradas indespensables; el puerto y sus aledaños, el mayor monumento sin duda; la parte alta, con un encanto decadente parecido al barrio lisboeta de Alfama; las playas y las islas, la de Montecristo con fortaleza y todo; las grandes avenidas decimonónicas que comienzan a reformarse y remodelarse, allí donde aparecen las tiendas de ropa y se expulsa a los inquilinos desafortunados para vender y venderse al mejor postor.
Marsella es ciudad más antigua de Francia, ya que sus orígenes se remontan hacia el 600 a. C, en que navegantes griegos llegaron desde Focea en Asia menor. Los foceanos fundarán Massalia y su llegada supondrá un cambio capital para todas la poblaciones de la región. Los griegos traerán nuevos productos y técnicas y cambiarán la relación de poder de toda la costa e interior.
Después de que los romanos dejaron su huella, la ciudad siguió desarrollándose mediante una verdadera mezcolanza de culturas, alrededor del puerto Viejo, protegido por sus dos fuertes, Saint-Nicolas y Saint-Jean.
Marsella es en la actualidad una ciudad de contrastes, de riqueza y de decadencia, de mar y de montaña, de todo esto y mucho más. Segunda población de Francia con cerca de 800.000 habitantes (1.600.000 contando la gran Marsella), existen varias paradas indespensables; el puerto y sus aledaños, el mayor monumento sin duda; la parte alta, con un encanto decadente parecido al barrio lisboeta de Alfama; las playas y las islas, la de Montecristo con fortaleza y todo; las grandes avenidas decimonónicas que comienzan a reformarse y remodelarse, allí donde aparecen las tiendas de ropa y se expulsa a los inquilinos desafortunados para vender y venderse al mejor postor.
El Puerto Viejo es el centro neurálgico de la ciudad, y constituye una etapa ineludible para impregnarse del ambiente del mercado de pescado y de sus animados muelles, sobre todo en las noches de partido de fútbol del equipo de la ciudad, el Olympique de Marsella. Aquí es el único lugar de Francia en donde el fútbol, como en España o América Latina, se vive como si se tratase de una religión. Y mientras vemos un partido de futbol en una terraza con vistas a la bocana del puerto, podemos regar nuestra visita con un pastis, anís típico francés.
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Castillo Saint-Jean y Santa María la Mayor |
Siguiendo la orilla del
puerto viejo, pasando el castillo de Saint-Jean llegamos a una explanada que se
abre como se abre la bocana del puerto. Allí los marselleses se pasean, toman
el sol, pescan sin mucho interés y los enamorados retozan en la hierba o se
acaramelan en el pequeño malecón. Desde allí rodeada por carreteras y justo a
los nuevos muelles donde llegan los ferrys de Córcega, Cerdeña, Argelia o el
resto de Italia encontramos una de las grandes iglesias marsellesas, la
catedral de Santa María la Mayor, edifico imponente y de estilo románico
bizantino, construida principalmente en mármol de Carrara y piedra verde
de Florencia.
De arquitectura
grandiosa, similar a la basílica de San Pedro de Roma, sustituye a otro edificio anterior. Fue construida entre 1853 y 1893 con un aspecto bastante
particular para ser un edificio religioso, ya que mezcla varios estilos, con cúpulas y
mosaicos pseudobizantinos y elementos románicos y góticos, pero con planta
latina.
A pesar del esplendor de los materiales la iglesia parece en desuso,
abandonada, como la mayoría de los edificios religiosos de Francia, ya que el
propietario y quien debe ocuparse del mantenimiento, la Iglesia católica
francesa, no dedica los recursos económicos que este tipo de construcciones precisan.
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Al oeste de Marsella cerca del Castillo de
Sant-Nicolas con una preciosa vista del viejo puerto en la zona llamada Teste
de More se encuentra el Palacio del Faro. Fue construido bajo Napoleón III para
la Esperadora Eugenia de Montijo por J.M Vaucher y M. Lefuel en 1855. El
palacio que recuerda vagamente al Palacio de la Magdalena de Santander. Fue
utilizado como facultad de medicina y después transformado en centro de
congresos que pertenece a la ciudad.
La avenida de la Canabière abre Marsella desde el
viejo puerto, ascendiendo lentamente hacia las profundidades de la urbe
foceana. Continuándola por los bulevares de la liberation y de Longchamp
encontramos la zona comercial de la ciudad. Entre tiendas de las grandes
cadenas mundiales y pequeños comercios nos mezclamos con los marsellés, tan
diversos como animados. Al final del boulevard Longchamp se encuentra el
Palacio del mismo nombre.
El Palacio Longchamp es
el monumento emblemático del barrio de Cinq Avenues. El arquitecto Espérandieu,
personaje señero en la época expansión de Marsella se encargó de la
construcción a partir de 1862. Palacio que recuerda, eso sí en un estilo más
neoclásico, al Trocadero parisino. Abriga dos museos, el de bellas Artes y el
de Historia Natural. En los jardines hubo, hasta 1987, un zoológico.
La rue de la
République, corta perpendicularmente la avenida de la Canabière. Abierta en
1860, en plena reforma arquitectónica del II Imperio intentaba regenerar la
ciudad de la misma forma que Haussmann en París. La vía rectilínea fue copiada
de las grandes avenidas parisinas, y unía el centro histórico con el nuevo
puerto de la Joliette terminada en 1844 cuya actividad, en 1860 no cesaba de
crecer. Así pues, se mezclaban los elementos meramente arquitectónicos con las
ideas higienistas, y evidentemente con intereses inmobiliarios. Las obras
comenzaron en 1862, con demoliciones y expulsiones de más de 16.000 personas.
Algo más 150 años después en la misma calle, podemos observar los mismos
comportamientos. Desde el viejo puerto las tiendas de lujo y de consumo de
masas se van extendiendo por la avenida, expulsando de los bellos y abandonados
edificios burgueses a los emigrantes que los ocuparon para mejorar la calidad
del barrio pero también para hacerlo artificial y nada popular.
La colina de la Garde es el punto culminante de la
ciudad con sus 154 metros de altura. Desde allí se podrá disfrutar de las
mejores vistas de la ciudad y sus alrededores. El monte fue utilizado desde la
época prehistórica como puesto de vigilancia. Francisco I, en su afán
defensivo, construyó un fuerte para protegerse de una posible invasión de
Carlos V.
Ese fuerte sirve hoy de
basamento para la basílica construida a partir de 1853 por el arquitecto
Espérandieu. El socialismo y las recurrentes revoluciones francesas habían dado
lugar, ya antes de la Comuna de 1871, a una intensa propaganda religiosa para
someter a la población cada vez más descreída y revoltosa. Esta basílica
precederá a las abundantes representaciones del Sagrado Corazón de Jesús que
surgirán en el último tercio del siglo. La iglesia es una de los edificios con
los que Napoleón III se significará en Marsella.
Su estilo es
románico bizantino con numerosas cúpulas y mosaicos, y la policromía
generalizada en dorados. Como muchos edificios de tipo semejante, se compone de
dos partes. Una cripta abovedada y una iglesia alta, santuario consagrado a la
Virgen Maria. Sobre el campanario, una estatua monumental, también de la
Virgen, en bronce recubierto de oro del escultor Lequesne, que data de 1870.
Para llegar a la cima, una buena media hora desde
el puerto será necesario. Calzado cómodo y ritmo adecuado a cada individuo. Un
poco de ejercicio que será recompensado con vistas increíbles.
Unas de las principales
vistas que desde este punto podremos admirar serán las islas de Frioul y isla
de If con su imponente castillo lleno de historia.
La isla de If cobrará interés gracias a Francisco I, quien se preocupó bastante de la defensa de la
ciudad, y ordenó la construcción de una fortaleza la isla. Muy pronto esta fortaleza pasará a ser prisión, y esta prisión pasará a ser una de las más conocidas, al albergar entre sus principales "huéspedes" al famoso Conde de Montecristo.
La isla es una roca
calcárea de 3 ha de superficie en la que destacan las fortificaciones del siglo
XVI, una muralla con bastiones y en el centro otra muralla con tres torres
cilíndricas. En la planta baja todavía se pueden visitar las legendarias
mazmorras donde pasó años enteros Edmond Dantès, incluso puede verse el agujero
cavado por el héroe de Dumas. Poco importa que la ficción superase la realidad
y que el famoso Conde de Montecristo jamás estuviese allí. Hoy la isla y su
fortaleza se han convertido en uno de los atractivos turísticos más importantes
de Marsella.
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A pesar de la fantasía, o
quizá precisamente por ella, cuando paseamos entre las piedras antiguas de If,
podemos rápidamente meternos en la piel del Conde. Él nunca estuvo aquí, pero
el horror de los que sí estuvieron y soñaron como él con la libertad, aun sin
conseguirla, crepita levemente bajo las mismas piedras, sobre todo cuando el
sol se escapa hacia el oeste y la noche lo cubre todo.
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Al sur de la
ciudad de Marsella, una vez
sobrepasado el Puerto de la Pointe Rouge, se extiende durante una veintena de
kilómetros un paisaje maravilloso que el visitante de la ciudad Foceana no
debería perderse, Les Calanques.
Entre Marseille
y Cassis,
el macizo de Les Calanques presenta una sucesión de acantilados calcáreos
blancos que se precipitan en las aguas turquesas del mar. Hay pequeñas calas verdaderamente atractivas para el
baño como palanque de de En-Vau, Morgiou, Sugiton o Sormiou que son famosas por su
belleza, y merece la pena descubrirlas. Algunas de ellas son de tan difícil
acceso que la mejor manera de admirarlas es montarse en un barco. Para los más
deportistas, el macizo de Calanques y su bosque ofrecen bonitos senderos
pedestres que conducen a las calanques.
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Calanque D´en Vau |
Las Calanques son una especie de rías o
fiordos pequeños, en las que el mar ha creado estas hendiduras en el macizo granítico y
calcáreo aprovechándose de las fallas y las grietas de la roca. Teniendo en
cuenta que la zona está sometida a un rudo clima mediterráneo en donde se
acumulan los días secos y caluros, interrumpidos sólo por lluvias torrenciales
en otoño y primavera, la erosión ha tallado con dureza el paisaje, árido y
pedregoso, duro pero inmensamente bello.
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Calanque Morgiou |
El mar con sus azules tan vivos y el
cielo la mayor parte del año disponible, aumentan el placer de practicar
trekking o de pasear simplemente un domingo plácido. La belleza del lugar y
la dificultad de las paredes sirven para atraer a escaladores de toda Francia.
Hay varios detalles a tener presentes a la hora de visitar les Calanques. Dada la fragilidad del medio y al escaso espacio de los arenales, el trafico está regulado. De todas formas
sólo es posible llegar en coche a ciertas Calanques, y para el resto será
necesario caminar… por lo que debemos contar por lo
tanto con los horarios de acceso y pago del parking.
El encantador puertecito de Cassis
cuenta con un entorno excepcional, y es un auténtico lugar de veraneo, como lo reflejan sus callejuelas y sus plazas, sus casas con fachadas
de colores, sus muelles, las animadas terrazas de sus cafés y sus bonitas
playas.
En el puerto de Cassis, muchos
barcos ofrecen salidas al mar, sobre todo para visitar las calancas.
Cerca de Cassis,
la montaña de la Canaille y su cornisa de las Crestas, que domina
majestuosamente el mar, es una etapa ineludible para poder admirar los hermosos
paisajes del litoral. Los altos acantilados que se precipitan en las aguas
ofrecen unas maravillosas vistas del mar, las islas, las calancas y la costa.
Los acantilados más
impresionantes se encuentran en el cabo Canaille y en la Grande Tête. Con sus
362 y 399 metros respectivamente, estos dos acantilados abruptos son los más
altos de Francia. ¡La verdad es que producen auténtico vértigo! Unos miradores
acondicionados permiten apreciar bien la altura.
La ciudad de las palmeras,
apreciada desde el siglo XIX por la suavidad de su clima, ha sabido conservar
todo su encanto. Por la puerta Massillon se accede a la ciudad vieja medieval
de Hyères.
Es imprescindible recorrer sus callejuelas pintorescas, rodeadas de casas
antiguas con fachadas de colores, y detenerse en la hermosa plaza Massillon,
con sus bonitas terrazas de café. Los maravillosos parques y jardines colgados,
como el parque Saint-Bernard, el jardín cubista del chalet Noailles o el parque
Sainte-Claire, constituyen un remanso de paz.
Enfrente de Hyères,
se encuentran las islas salvajes de Porquerolles, Port-Cros y Levante. La isla
de Port-Cros, declarada Parque Nacional, alberga una fauna y una flora
excepcionales. Entre la playa de la Palud y la roca de Rascas, se puede
recorrer un sendero submarino provisto de aletas, gafas y tubo. ¡Un recorrido
ideal para descubrir la riqueza del medio marino mediterráneo! La isla de
Levante es famosa por su centro naturista.
La isla de Porquerolles, la
mayor de las tres, cuenta con preciosos senderos para uso de los caminantes y
los aficionados a la bicicleta de montaña. La abundancia de playas de arena y
de calas hará las delicias de los veraneantes. ¡Una verdadera maravilla!
El pueblo mítico de Saint-Tropez,
encumbrado por la actriz Brigitte Bardot, sigue atrayendo a celebridades y
visitantes de todo el mundo. Desde el otoño hasta la primavera conserva su
tranquilidad y su autenticidad. Pero en verano, este antiguo pueblo de
pescadores se transforma en un centro turístico prestigioso y a la última, con
su puerto repleto de veleros y yates lujosos, sus terrazas de cafés, sus
tiendas de diseñadores y sus discotecas. ¡El ambiente festivo y veraniego está
garantizado! El puerto pintoresco, rodeado de casas con fachadas de colores, el
barrio típico de la Ponche o la plaza de Les Lices, tan apreciada por los
jugadores de bolos, participan del encanto del pueblo.
Desde las murallas de la
ciudadela, se contempla una fabulosa vista del campanario de la iglesia, con
sus colores vivos, de los tejados de las casas del pueblo y del golfo de
Saint-Tropez. Es obligado visitar el museo de l'Annonciade, instalado en la
capilla de Notre-Dame-de-l'Annonciade, y admirar su colección de pinturas de
finales del siglo XIX y principios del XX.
Las bravades, fiestas
tradicionales que tienen lugar en mayo y en junio, ponen de relieve el pasado
militar y religioso del pueblo. En octubre, durante las Velas de Saint-Tropez,
el golfo acoge a los mejores veleros clásicos y modernos.
CANNES
Con una población cercana a los 70.000 habitantes, la ciudad de Cannes es mundialmente conocida por su prestigioso festival Internacional de Cine, que se celebra en mayo en el Palacio de Festivales y Congreso, que hacen que la población crezca desmesuradamente.
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En la Croisette, famoso bulevar
que bordea el mar y las playas de arena, abundan los suntuosos palacetes, de
estilo Belle Epoque en su mayoría, y las tiendas de lujo. Le Suquet, el antiguo
centro de Cannes, ha conservado su atmósfera pintoresca y alberga numerosos
restaurantes.
En verano, en el festival de
Arte Pirotécnico se exhiben unos magníficos fuegos artificiales.
Grasse es la capital mundial de la perfumería. Esta industria
surgió en el siglo XVII con los guanteros-perfumistas, que se convirtieron en
perfumistas en el siglo XVIII.
El País de Grasse posee un
auténtico microclima, lo que hace posible el cultivo de grandes cantidades de
flores, como violetas, jazmines, rosas, etc. Las grandes perfumerías de Grasse,
como Fragonard, Galimard o Molinard, abren sus puertas para dar a conocer el
mundo de la perfumería. El Museo Internacional de la Perfumería ilustra la
historia de la perfumería y las diferentes etapas de creación de un perfume.
La cocina de
Grasse tiene influencias provenzales e italianas. Está el caso de la deliciosa
fougasse, que en la Provenza occidental es salada o con aceitunas, y en Grasse
es dulce y tiene esencia de flore de azahar, y se llama fougassette. Otras
especialidades son una especie de col rellena de carne deliciosa que se llama
Lou fassum (influencia italiana); la tarta de calabaza, típica de Navidad; o
los buñuelos de flores de calabaza.
Pero Grasse
también es una ciudad medieval fundada en el siglo VII que posee auténticos
tesoros de la arquitectura genovesa y provenzal: palacetes y casas restauradas
de los siglos XVII y XVIII, callejuelas estrechas y laberínticas que conducen a
una hermosa catedral, soportales, arcadas, plazas con fuentes llenas de
encanto… De hecho, la ciudad de Grasse ha sido condecorada como Villa de
Arte y de Historia por el Ministerio de cultura, como premio al valor de su
patrimonio.
Para descubrir
el casco antiguo lo mejor es comenzar por la Place des Aires, con esas casas
con arcadas y la fuente de Luis XV, y seguir por las calles llenas de tiendas y
puestos típicos, para después perderse por las callejuelas sinuosas, que se
convierten a menudo en escaleras, y admirar una torre, restos de las murallas
del siglo XVI, el antiguo palacio episcopal que alberga el ayuntamiento, casas
medievales de los siglos XVII y XVIII, palacetes (hôtel de Pontevès, hôtel de
Cabris, Court de Fontmichel…), hermosas villas del siglo XVIII, el casino Belle
Époque (hoy palacio de congresos)…En el camino, pasarán por bellas plazas con
terrazas llenas de ambiente.
Entre los
edificios más importantes se encuentra la Catedral de Notre-Dame du Puy, de
estilo románico provenzal, construida en el siglo XI. En su interior alberga
auténticas maravillas: un bello retablo, tres cuadros de Rubens y uno de
Fragonard, y vidrieras y estatuas de Baillet.
No sólo la época
estival nos reserva sorpresas en esta hermosa región. De enero a marzo, las
colinas de Estérel se cubren de oro y luz, de la flor reina del invierno: la
mimosa. La ruta de la Mimosa, también conocida como “la ruta del oro” abarca
parte de la Costa Azul: 130 kilómetros de colorido, el azul del mar y del
cielo, el ocre rojizo de la tierra y la explosión de amarillo y verde de la
mimosa. Un recorrido que va desde la Corniche de Maures al Estérel.
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SAINT PAUL DE VENCE
Considerado como uno de los pueblos más bellos de Francia, junto al
Mont Saint Michel y Vezelay, la particular
reputación de Saint Paul de Vence se debe sobre todo, a su belleza, ya que es
un pueblecito de piedra cuidado y restaurado.
Situado en lo alto de una colina,
en pleno su entorno provenzal, se halla muy cerca del mar Mediterráneo (a tan
sólo 7 kilómetros), con un clima cálido. Todos estos atractivos han hecho que
el pueblo se convirtiese desde finales del XIX en el destino preferido de
muchos artistas, como Matisse, Renoir, Miró, Yves Montand o Cocteau. Todo ello
ha contribuido a la enorme fama que tiene este pueblo que atrae a miles de
visitantes venidos de todo el mundo.
A la entrada del pueblo, se encuentra la famosa plaza del juego de bolas que
inmortalizaron los juegos de Lino Ventura e Yves Montand. Una terraza de café
anima este rincón.
El pueblo viejo fortificado
posee una preciosa arquitectura medieval: murallas, casas de piedra,
callejuelas estrechas empedradas, preciosas fuentes... Este lugar es muy
apreciado por los artistas, y por eso cuenta con un gran número de galerías de
arte. Saint-Paul-de-Vence también es conocido por la presencia de la Fundación
Maeght, centro de arte moderno.
NIZA
Los orígenes de
Niza se remontan al menos a la época romana, como en muchas otras ciudades de
Provenza. Cemenelum fue fundada por Augusto en el 14 a.C. y ocupada hasta el
siglo VII d.C. Perteneció después a los condes de Provenza hasta el siglo XIV,
cuando paso a manos de la casa de Saboya. El Reino piamontés cederá Niza
definitivamente a Francia en 1860 para compensar el apoyo de Napoleón III a la
unificación italiana.
Capital de la Costa Azul, es el destino ideal para los que deseen disfrutar
tanto de sus museos y galerías como de sus playas de guijarros y del ambiente
pintoresco de la ciudad vieja. Al borde del mar discurre el famoso Paseo de los
Ingleses, una prestigiosa avenida rodeada de lujosos hoteles, algunos de ellos
del estilo “Belle Epoque” como el Negresco o el Westminster. Es un lugar
propicio para dar paseos agradables, sobre todo en patines.
La Niza Vieja, con sus
callejuelas estrechas, está repleta de casas de colores y de edificios e
iglesias barrocos, como la iglesia de Gésu o la catedral de Santa Reparata. La
ciudad vieja es famosa por el animado mercado que se encuentra en el Cours
Saleya, en pleno corazón de Niza. Este mercado lleno de colorido reúne a
floristas, vendedores de frutas y verduras y productores locales. Los lunes,
este lugar está reservado a los anticuarios. ¡Que tomen nota los aficionados!
Por la tarde, el Cours Saleya se ve animado por un gran número de restaurantes,
pubs y terrazas de cafés. Los bonitos edificios con arcadas de la plaza
Masséna, al igual que la avenida Jean Médecin, albergan numerosas tiendas y
centros comerciales.
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mercado de Cours Saleya |
Los apasionados por la cultura
también colmarán sus expectativas. El museo Matisse y el museo Nacional Marc
Chagall son de obligada visita, pero también son interesantes el Museo de Arte
Moderno y Contemporáneo, el museo Internacional de Arte Naif, el Museo
Arqueológico de Niza-Cimiez y muchos otros. En Niza también abundan los
soberbios edificios: Palacio de Justicia, Palacio de la Prefectura, palacio
Lascaris o la Ópera...
Para descansar, la ciudad cuenta con numerosos parques y jardines como el jardín Alberto I, el parque del Castillo, el espacio Masséna con su gran cantidad de surtidores, los jardines del monasterio y las arenas de Cimiez, y el magnífico parque floral Phoenix, que cuenta con uno de los mayores invernaderos del mundo. ¡El exotismo está asegurado! La colina del Castillo y su parque ofrecen una hermosa vista de los tejados de colores de la Vieja Niza y de sus alrededores.
El corazón de la
ciudad, sin embargo, está junto al mercado de Cours Saleya y en
hormiguero de las callejuelas de la
Vieille Ville. La verdadera arteria es la
calle la Rue Droite desde la que se puede
llegar a una pequeña plaza por aquí y un
pequeño callejón o una fresca iglesia
por allá. Encima de Place
Masséna se encuentra el paseo de las
tiendas, con los grandes almacenes y las
boutiques alrededor de calles con
nombres como Rue Paradis y Rue de la
Liberté. Es también desde aquí de donde salen la
mayoría de los autobuses para el
que quiera subir a uno de los montes de
Niza. Son barrios bastante
aletargados y adinerados, los que se extienden
entre el museo Chagall y el inevitable monte
Cimiez al norte. Este último es su
destino tanto si quiere visitar el museo Matisse
como si quiere observar las vistas o
simplemente un picnic bajo los olivos. La Niza del
este es algo más popular y requiere
más conocimiento de la zona, salvo los
barrios junto al puerto Port Olympia.
Este tiene ahora un nuevo soplo de aire
fresco por las noches, desde el verano de
2005 en que un crucero de bajo costo ha
comenzado a anclarse aquí. Al oeste
está la sala de juegos de los millonarios
Cap Ferrat, el nido de águilas Èze y el
Beaulieu-sur-Mer de la antigüedad.
Hacia el oeste está el camino hacia
mundialmente famosos pueblos de artistas como Saint-Paul y Vence.
El principal acontecimiento de
la ciudad es el famoso carnaval, que se celebra en el mes de febrero. ¡Toda la
ciudad late entonces al ritmo de su Rey del carnaval! Las batallas de flores
también son un acontecimiento con mucho ambiente. En el mes de julio, el Niza
Jazz Festival, festival internacional de jazz, reúne a grandes artistas. Esta
manifestación tiene lugar en el marco fabuloso, el de las arenas y jardines de
Cimiez.
Con una superficie de 176.961 hectáreas, el Parque Natural Regional del Verdón se extiende por dos departamentos: el sur de Alpes de Alta Provenza y el norte de Var. El parque alberga una notable fauna y flora, y presenta una sucesión de paisajes maravillosos, entre los que se encuentran las milenarias e impresionantes
Gargantas del Verdon y 4 bellos lagos, entre los que destacan el Lago de Sainte
Croix y el Lago de Esparron, cuyas aguas inmóviles de color esmeralda se
prestan para realizar actividades náuticas. Pero no podemos olvidar los bellos
pueblos provenzales situados en lo alto de los acantilados como Valensole,
Riez, el pintoresco Bauduen, Castellane y su roca, Moustiers-Sainte-Marie o
Aiguines.
Con sus 1.000 kilómetros de senderos señalizados, el Parque del Verdon también es un destino predilecto de los amantes del senderismo.
Los amantes de las sensaciones fuertes pueden practicar el puenting en el puente del Artuby, en el departamento de Var.
En el límite de los departamentos de Alpes de Alta Provenza y de Var, se encuentran las famosas gargantas del Verdon, que forman un impresionante cañón, con elevadas escarpaduras calcáreas de hasta 700 metros de altura. Este paraje natural excepcional se descubre de maravilla recorriendo la ruta turística de las gargantas, jalonada de un gran número miradores como los Balcones de la Mescla. Durante el recorrido, es imprescindible acercarse hasta el Punto Sublime, lugar desde el cual la vista, como su propio nombre indica, es verdaderamente sublime.
Además de ser un lugar
adecuado para la práctica del senderismo pedestre, el gran cañón del Verdon
también es un destino apreciado por los aficionados a la escalada, al parapente
y a los deportes de aguas bravas como el piragüismo y el kayak.