Con un rico patrimonio artístico, Soria es conocida por ser representante del románico porticado de España, con monumentos como la Iglesia de San Miguel en San Esteban de Gormaz y la Catedral de Santa María del Burgo de Osma. También se pueden encontrar otros ejemplos en su capital, Soria; es el caso de monumentos como la Concatedral o el Monasterio de San Juan. A su vez, Soria forma parte de la ruta turística “Camino del Cid”, que se basa en la leyenda del personaje del Cid Campeador.
Situada en Castilla y León, en la parte norte del interior de España, la provincia de Soria nos ofrece interesantes rutas para que disfrutemos al máximo de sus paisajes y legado histórico-artístico. La Ruta del Duero nos llevará a conocer las localidades que se asientan en la ribera de este río. En Almazán, Berlanga del Duero, Burgo de Osma o San Esteban de Gormaz nos acercaremos al pasado medieval soriano. El Cañón del Río Lobos es un enclave donde se unen naturaleza y arte. Otro cauce, el del Jalón, será nuestro guía para aproximarnos a Medinaceli, Arcos de Jalón o Santa María de la Huerta, poblaciones con interesante construcciones románicas y góticas.
Por su parte, la Ruta del Moncayo y las Icnitas nos conducirá a Numancia, antiguo castro celtíbero, San Pedro Manrique y Ágreda, ciudad donde se dieron cita las culturas árabe, judía y cristiana durante la Edad Media. Interesantes muestras de arquitectura popular se nos muestran en la Ruta de los Pinares y Urbión, en lugares como Vinuesa, Salduero o Duruelo de la Sierra. Desde aquí se puede subir al Pico Urbión (2.226 m.), entre bosques de pinos y hayas, y visitar la bonita Laguna Negra.
Su gastronomía se fundamenta principalmente en las carnes, teniendo el cabrito y el cordero mucha presencia en sus platos. La mantequilla es otro de los productos típicos de la zona, en donde, además, se produce una parte de los famosos vinos Ribera del Duero.
DE RUTA POR LA PROVINCIA
Soria
En un paraje natural presidido por el río Duero se alza Soria, una ciudad que alberga un importante conjunto románico en sus calles medievales, además de espléndidas muestras de arquitectura civil.
La historia de Soria se encuentra vinculada al vecino asentamiento celtíbero de Numancia, cuyos habitantes protagonizaron una heroica defensa de la ciudad frente al asedio del Imperio Romano en el s. II a.C., de ahí la expresión "Defensa Numantina". Más tarde, en el S. IX y debido a su estratégica situación, la zona fue objeto de pugna entre cristianos y musulmanes. Tras su incorporación a la Corona de Castilla, Soria vivió su mayor auge durante el reinado de Alfonso VIII y fue durante toda la Edad Media un importante centro manufacturero derivado de la producción lanar.
Soria conserva un importante legado románico en su entramado de calles medievales. En el centro histórico de la localidad se levanta uno de los templos más importantes de la ciudad, la iglesia de Santo Domingo, una hermosa construcción del s. XII cuya portada está considerada como una de las mejores de todo el románico. La fachada, con arcos ciegos en los laterales, está presidida por un gran rosetón. La portada narra escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, mientras que los capiteles de las jambas presentan el Génesis; el tímpano un Pantocrátor y las cuatro arquivoltas los veinticuatro ancianos músicos del Apocalipsis, la Matanza de los Inocentes y el Nacimiento, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Al este de la ciudad, cerca del río Duero, se encuentra la Concatedral de San Pedro, compartiendo sede episcopal con El Burgo de Osma. Edificada a finales del siglo XII y reconstruida a lo largo del s. XVI, posee una portada renacentista y tres naves góticas. El interior, de planta salón, consta de cinco naves con bóvedas estrelladas sobre grandes pilares, y es posible admirar bellos retablos, como el tríptico flamenco de la Crucifixión. Sin duda, la gran joya de San Pedro es su claustro. De mediados del XII y Monumento Nacional, este patio románico de influencias de Silos conserva tres de sus galerías, con arcos de medio punto sobre dobles columnillas que descansan en un podio corrido. Sus capiteles de arenisca forman un universo de animales fantásticos, alegorías y escenas bíblicas. Destacan la puerta del antiguo Refectorio y la entrada a la Sala Capitular, con arco de medio punto lobulado.
Entre otros edificios religiosos del románico soriano, destacan la iglesia de Santa María la Mayor, de portada románica, y la de San Juan de Rabanera. Este templo, original del siglo XII, denota ciertas influencias bizantinas. En el interior, se aprecia esta tendencia orientalizante en el ábside. Asimismo, llama la atención un retablo ejecutado por el escultor Francisco de Ágreda y el pintor Baltanás.
Mientras, la plaza Mayor, de estilo castellano, se encuentra flanqueada por varios edificios de interés: la Casa de los Doce linajes (s. XVII), sede del Ayuntamiento, la antigua casa consistorial y la Torre de Doña Urraca.
El gran escudo en tondo de la fachada del ayuntamiento recuerda que fue sede de los Doce Linajes, los caballeros representantes de las familias nobles más poderosas de la ciudad de Soria, quienes lo construyeron en el S. XVII para lugar de reuniones. Terminando el XIX, el Concejo de Soria adquirió el inmueble, trasladando hasta él sus dependencias del Palacio de la Audiencia. Con planta baja porticada y dos pisos superiores, este edificio de sillería ha sido ampliado en 1978 y 2007, manteniendo su función consistorial.
Recorriendo las calles del casco antiguo aparecen nobles construcciones como el Palacio de los Ríos y Salcedo, y el de los Condes de Gómara (s. XVI), declarado Monumento Nacional y auténtica joya de la arquitectura civil soriana. Sede actual de la Audiencia Provincial, su fachada que en su diseño original era aún mayor, consta de ventanales coronados por frontones herrerianos, además de la portada, con el escudo del propietario. La parte derecha muestra una galería corrida con 12 columnas toscanas, en tanto que las 24 del piso superior son jónicas. La torre es muy robusta, con planta cuadrada y grandes huecos. El interior conserva un patio, típicamente castellano, que articula el resto de las estancias.
La Alameda de Cervantes constituye el principal paseo del casco urbano, donde se encuentra la ermita de la Soledad. En su interior se guarda el Cristo del Humilladero, talla del siglo XVI atribuida a Juan de Juni.
A las afueras de la ciudad se extiende la ribera del río Duero, cuyo idílico paisaje fue fuente de inspiración de artistas y poetas españoles, como Antonio Machado. En este lugar se encuentra el monasterio de San Juan de Duero, donde residió la antigua Orden de los Hospitalarios de Jerusalén. Entre sus restos aún se conserva la arquería de su claustro, cuya construcción, que se remonta al siglo XIII, refleja la influencia musulmana sobre el estilo románico. Próximo a este recinto monacal, en la orilla izquierda del río, se encuentra excavada en la roca la ermita barroca de San Saturio, patrón de la ciudad. Este pequeño templo, del siglo XVIII, fue construido sobre la gruta en la que la según la tradición viviera en el S.VI el noble Saturio. Presenta planta octogonal y su interior se encuentra presidido por un altar barroco.
Ermita de San Saturio |
La oferta cultural soriana tiene su referente principal en el Museo Numantino, que permite conocer los orígenes de la ciudad y el pasado de la provincia a través de una colección de piezas procedentes de diversos hallazgos arqueológicos. Sus fondos recogen todo tipo de objetos desde el Paleolítico hasta la Edad Media, desde ajuares funerarios de época celtíbera a cerámicas numantinas.
La gastronomía soriana tiene en los derivados del cerdo y en los asados de cordero sus principales aliados. Conserva, asimismo, otros platos de tradición pastoril, como las migas (a base de pan, ajo y cerdo) y la caldereta (guiso de cordero).
Numancia
Numancia no es sólo un yacimiento arqueológico, sino que es además un símbolo de resistencia y de lucha de un pueblo por su libertad. Fueron los escritores romanos quienes elevaron el comportamiento de los numantinos a gesta heroica dándole una dimensión universal.
La "ciudad heroica" ocupa el extenso y elevado cerro de La Muela de Garray, desde el que se domina una amplia llanura, limitada por las altas elevaciones del Sistema Ibérico. Esta posición estratégica se ve reforzada por el control que ejerce sobre el vado del río Duero, donde confluyen los caminos que, atravesando las alineaciones del Sistema Ibérico, comunican el valle del Ebro con el Alto Duero.
Numancia es el yacimiento arqueológico que ha aportado una mayor información sobre el mundo celtibérico, al ser el más extensamente excavado, lo que se ha visto incrementado recientemente con el descubrimiento y excavación de su necrópolis.
A esto hay que añadir que ninguna otra ciudad celtibérica ha proporcionado ni tan abundantes ni tan ricas cerámicas pintadas, que unen a su valor estético y artístico, una valiosa información sobre aspectos de la vida y costumbres de los celtíberos, mostrando rasgos singulares y exclusivos.
Almazán
Situada a orillas del río Duero, la villa de Almazán debe su nombre a los árabes. Cuenta con restos de una muralla, dos puertas de acceso (la del Mercado y la de Herreros) así como diversas iglesias.
Merece la pena recorrer detenidamente sus calles y, en especial, la plaza Mayor, donde se encuentra el palacio de los condes de Altamira, y algunas de sus iglesias, como la de San Vicente, del siglo XII; la de San Miguel, de mediados del siglo XII, declarada Monumento Nacional, en la que coinciden el estilo cisterciense en su estructura, lombardo-catalán en la decoración externa del ábside y la linterna, y mudéjar en la cúpula; y la de San Pedro, templo religioso del siglo XVIII, con planta de tres naves y un hermoso retablo barroco. Interesantes son también las ruinas del convento de la Merced y el palacio de los Hurtado de Mendoza, del siglo XVI.
Medinaceli
Su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural. En la villa y sus proximidades encontramos huellas de romanos, árabes y cristianos.
Entre sus muchos atractivos, el visitante puede admirar el arco romano, de los siglos II y III, el único de tres arcadas que se conserva en España; la colegiata, de estilo gótico tardío, construida en el siglo XVI sobre la iglesia románica de Santa María la Mayor y en cuyo interior destacan la cripta románica, la talla de Cristo de Medinaceli del siglo XVI y el órgano del siglo XVIII; y el convento de Santa Isabel, fundado en 1528 por las monjas Clarisas.
Entre los edificios civiles destacan el magnífico palacio de los Duques de Medinaceli, del siglo XVII y reformado en el XVIII, cuyo interior alberga mosaicos romanos; y al norte, los restos de un antiguo castillo árabe. Aunque se ignora el lugar, se dice que en estas tierras está enterrado Almanzor, el poderoso y temido caudillo de la España musulmana, tras su derrota en Calatañazor.
El Burgo de Osma
Antigua y monumental ciudad episcopal, se sitúa al pie del río Ucero y ofrece uno de los recintos medievales mejor conservados de toda la provincia soriana. No en vano, la ciudad ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico.
Los orígenes de El Burgo de Osma se remontan al primitivo asentamiento arévaco de Úxama, enclave que, siglos después, sería sometido bajo la jurisdicción romana. Sin embargo, fue en tiempo de los visigodos cuando la villa comenzaría a experimentar un periodo de esplendor, ya que se convirtió en el siglo VI d. C. en sede episcopal hasta la llegada de los árabes.
Tras la dominación musulmana, la ciudad recuperó su antigua capitalidad en el siglo XII. La formación del núcleo actual de El Burgo de Osma se fraguó a partir del año 1101, cuando el obispo Pedro de Bourges (San Pedro de Osma) eligió como sede catedralicia un monasterio ubicado junto al río Ucero, hecho que favoreció el florecimiento de un próspero burgo de comerciantes y artesanos. Esta situación privilegiada se prolongaría durante siglos, llegando en época renacentista a poseer un centro universitario.
El antiguo trazado medieval se encuentra ordenado en torno a la Catedral, uno de los edificios religiosos más importantes de la provincia. El templo, de factura gótica, se levantó en 1232 sobre otro de estilo románico que había comenzado a construirse en tiempos de San Pedro de Osma. En el exterior, pueden apreciarse diversos añadidos renacentistas en su fachada principal, así como una esbelta torre barroca erigida en 1739. Mientras, el interior del edificio conserva abundantes muestras de la obra románica original, así como un hermoso claustro del gótico tardío. Entre sus elementos más preciados, figura el retablo mayor, obra de Juan de Juni, así como la tumba en piedra policromada del fundador, San Pedro de Osma. En la sacristía es posible contemplar una importante colección de códices, de entre los que destaca el Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana.
Junto al recinto catedralicio, se encuentra el Palacio Episcopal, edificio caracterizado por una interesante portada de estilo gótico tardío. Estamos en plena Calle Mayor, uno de los ejes principales del antiguo entramado urbano. En esta típica vía se puede admirar una de las estampas más típicas de El Burgo de Osma, la de antiguas casas sustentadas por soportales con columnas de piedra.
De aspecto porticado es, igualmente, la Plaza Mayor, donde se alzan edificios dieciochescos como el Ayuntamiento y el hospital de San Agustín, éste último con dos torres con chapiteles que flanquean su fachada principal.
Las históricas murallas de la ciudad fueron construidas por el obispo Pedro de Montoya en el siglo XV. La puerta de San Miguel, que aún se conserva, es una de las varias que permitían el acceso al burgo medieval.
Fuera de las murallas, aparece en sus inmediaciones la Universidad de Santa Catalina, del siglo XVI. El edificio fue construido gracias al mecenazgo del obispo portugués Pedro Álvarez D’Acosta. Destaca en su portada renacentista la imagen de Santa Catalina, además de un hermoso patio interior.
Sobre el curso del río Ucero aún pervive el famoso puente de época romana y, sobre una colina cercana, el antiguo Castillo de Osma domina los alrededores de El Burgo. Su recinto externo y la torre del agua datan de la segunda mitad del siglo XV, si bien existen pruebas de anteriores fortificaciones en la ciudad ya en el siglo VIII, al encontrarse este enclave en territorio fronterizo entre árabes y cristianos.
San Esteban de Gormaz
San Esteban de Gormaz se encuentra al oeste de la provincia de Soria. Su belleza y sus vestigios históricos le han valido la declaración de Conjunto Histórico-Artístico.
El casco antiguo de San Esteban está formado por un castillo emplazado en la cima de un cerro, desde el que se domina toda la villa, y diversas calles principales que se despliegan por la ladera sur de la colina, dentro del antiguo recinto amurallado. Cuenta con dos iglesias románicas declaradas Bien de Interés Cultural: la de San Miguel, construida en el año 1081, que es la primera iglesia románica porticada de la provincia; y la de Nuestra Señora del Rivero, del siglo XII, que se ubica en un altozano desde el que se domina toda la ribera del Duero. Destacan también el arco de la Villa, que fue la puerta de entrada de la antigua muralla y actualmente es uno de los principales accesos a la plaza Mayor; y el puente medieval de dieciséis ojos que cruza el Duero. En la calle Mayor pueden contemplarse diversas casonas blasonadas, con escudos pertenecientes a familias nobles.
Iglesia de nuestra Señora del Rivero |
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