La Isla Saona es la más grande de las islas pertenecientes a la República Dominicana, y forma parte de la provincia de La Altagracia, a unos 30 minutos en lancha de La Romana.
La superficie de la isla es de 115 km², y cuenta con preciosos arrecifes coralinos, lagunas costeras, gran diversidad de aves y especies de reptiles, además de interesantes yacimientos arqueológicos y cuevas antiguamente habitadas por los indígenas taínos, quienes denominaban esta isla como Andamay.
Cristóbal Colón la alcanzó en 1494 rebautizándola como Bella Savonesa en honor al savonés Miguel Cunneo, quien le advirtió que no pertenecía a La Española. Sin embargo, el nombre de la isla fue derivando hacia el de Savona, para quedarse más tarde en el actual Saona. Protegida oficialmente desde 1975, está a la espera de ser considerada como Patrimonio de la Humanidad, y sin duda, valores no le faltan.
FLORA Y FAUNA
En el Parque Nacional del Este hay 539 especies endémicas de flora y la mayor parte se encuentra en la isla. También encontraremos varios ecosistemas: bosques semi-húmedos, matorrales y manglares, también llamados bosques salados.
También existen 112 especies de aves, 40 de peces, 124 de moluscos, 10 de corales y varias de reptiles y mamíferos. Destacan las tortugas marinas (carey, tortuga verde, caguama y tinglar) y durante toda la visita te acompañarán gaviotas zancudas, flamencos y cotorras verdes (en peligro de extinción).
Con un poco de atención descubrirás iguanas rinoceronte, manatíes o murciélagos pescadores. Con un poco de suerte, durante el trayecto de ida o vuelta a la isla, el viaje puede ser acompañado por delfines y ballenas.
CÓMO VISITAR LA ISLA
Puedes llegar hasta desde Bayahibe, Boca Chica, Juan Dolio, Bávaro y Punta Cana. El trayecto se cubre en grandes catamaranes con capacidad para entre 40 y 50 personas en un mínimo de hora y media. La excursión está disponible en todos los hoteles y touroperadores de la zona y suele partir a primera hora de la mañana con la intención de aprovechar al máximo la estancia en la isla.
Si llegas en lancha rápida desde los altos de Chavón la ruta resulta muy interesante ya que pasas por tramos del río del mismo nombre, en el que fueron rodadas partes de las pelis Apocalypse Now o Parque Jurásico.
En los más habituales catamaranes, la visita se suele combinar con fiesta, y nunca faltan la vitamina R, así llaman los dominicanos al ron, los canapés, la fruta tropical y los ritmos de la bachata o el merengue.
La visita tradicional incluye una parada en Mano Juan, tiempo libre para disfrutar de la playa, almuerzo buffet, recorrido por manglares o bancos de arena y parada en la “piscina más grande del mundo”, una piscina natural de menos de un metro de profundidad situada a 400 metros de la costa donde el "rito" marca bajarse a hacer un brindis y sacarse fotos con las estrellas de mar.
QUÉ VER EN LA ISLA
Al ser una isla celosamente protegida, Saona no permite más edificaciones que las que verás, y dos únicos asentamientos: Catuano y Mano Juan.
Catuano es un destacamento de la Marina ubicado en el extremo oeste de la isla
Mano Juan se trata del pueblo principal de la isla, y se encuentra ubicado al sur. Es un bonito pueblo de pescadores con casas de madera pintadas de color pastel donde vive la mayor parte de la población de la isla.
En Mano Juan se encuentra la playa más extensa de la isla, donde cada touroperador dispone de una zona privada con comedor (en cuyos "chiringuitos" no faltan las langostas asadas) y la zona de hamacas.
Si quieres recorrer la isla a tu aire, puedes optar por dos senderos. El primero discurre durante 13 kilómetros entre Punta Catuano y Mano Juan, pasando por la Laguna de los Flamencos y Punta Cacón. Allí se encuentra la Cueva de Cotubanamá, en recuerdo al cacique taíno que se refugió en ella a principios del siglo XVI, huyendo de las matanzas de Nicolás de Ovando, aunque finalmente fue capturado y ejecutado en Santo Domingo.
El segundo itinerario va de Mano Juan a Punta Cruz, cubriendo 12 kilómetros y verás el arrecife de Caballo Blanco que se encuentra frente a la isla. También un galeón del siglo XVIII hundido donde pueden observarse cañones, anclas, municiones y objetos de metal en el fondo marino. Un enclave arqueológico sumergido ideal para los amantes del buceo.