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TOLEDO - CIUDAD DE LAS TRES CULTURAS

  Conocida como ciudad de las tres culturas, debido a la convivencia durante siglos de cristianos, árabes y judíos, Toledo conserva tras sus murallas un legado artístico y cultural en forma de iglesias, palacios, fortalezas, mezquitas y sinagogas. Esta gran diversidad de estilos artísticos convierte el casco antiguo de la capital de Castilla La Mancha en un auténtico museo al aire libre, hecho que ha permitido su declaración como Patrimonio de la Humanidad.
  Abrazada por el meandro del Tajo, su posición geográfica guarda las causas de su longeva importancia. El hombre siempre encontró en el Torno del Tajo un lugar de privilegio estratégico para asentarse. En alto y rodeada por el foso natural del río, no deja dudas de su emplazamiento defensivo y de vigilancia. Por ello, algunos de los monumentos importantes están relacionados con su estructura militar: El Alcázar,  la muralla o el Castillo de San Servando.

  Toledo no deja indiferente y se nos clava en la memoria como el lugar al que volver siempre y que nunca terminaremos de conocer. Se erige como una ciudad tolerante que entendió ser elegida por distintos pueblos que la habitaron y supo respetar sus pasos conservando aún hoy huellas importantes y bien conservadas.

  El breve relato empeñado en señalar pocos lugares por no excluir los que sin duda no merecen ser ofendidos, termina como empezó, narrando al viajero que hay cien toledos para disfrutar: el del Greco, el noctuno, el artesano, el judío, el literario… La ciudad invita a la estancia y a saborear con calma la trama de su pasado, en la modernidad de su presente, que nos ofrece numerosas posibilidades para pasar más de un día y aun así… querer volver.

  Toledo es uno de los centros más importantes de la historia medieval española. El primer documento histórico sobre su existencia lo aporta Tito Livio, quien la describe como una pequeña ciudad fortificada. Y es que la fortaleza ha sido siempre un importante parámetro de su historia, todavía evidente, pues se pueden aún apreciar los muros que la rodean, y si ello no les hubiera sido suficiente para defenderse de los enemigos, ahí están las espadas de Toledo, mundialmente conocidas, para hacer el resto.

  Toledo fue capital de España en época gótica, hasta 1560 en que la capitalidad pasó a Madrid. Ello explica la arquitectura medieval tan impresionante que posee. Caminar por ella es como hacer un viaje en el tiempo y aterrizar en la Edad Media, en el mejor sentido de la palabra.
  Así uno se sentirá inspirado a rebuscarse unos cuantos ducados en los bolsillos para comprar algo de su artesanía, de gran reputación, o probar alguno de los platos de su tan recomendable cocina. Como está tan cerca de Madrid, se puede realizar una excursión de un día y recorrerla entera a pie, pues en ella todo es casco antiguo y las dimensiones o distancias como en la Edad Media.

  Toledo es, además, una ciudad ligada a hondas tradiciones populares, como lo demuestra cada año la procesión del Santísimo Corpus Christi, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.

TOLEDO EN LA ÉPOCA ROMANA

  El primero que cita "Toletum" en sus textos fue Tito Livio, describiéndola como una pequeña aglomeración fortificada. Pero ya bajo dominación romana, desde 190 a.C. estuvo bien reconocido su valor estratégico y de esta época podemos visitar su Circo Romano, su Acueducto y numerosos restos romanos, como las monedas que en la ciudad se acuñaron.

TOLEDO EN LA ÉPOCA VISIGODA

  Los reyes godos instalan su corte aquí a mediados del siglo VI, llegando a ser la capital de España, recibe el título de "Ciudad Real", convirtiéndose en un brillante centro artístico de orfebres y decoradores. De esta época data el castillo medieval de San Servando.

TOLEDO EN LA ÉPOCA MUSULMANA

  La llamada Tolaitola, se convierte en el más importante centro musulmán al Norte de España. Los restos más remarcables de esta época son: La Mezquita del Cristo de la Luz, del s. X, aún intacta. Sobre cuatro columnas visigóticas reposan nueve cúpulas de las más diversas estructuras, todas ellas inspiradas en la Mezquita de Córdoba.

  La Vieja Puerta de la Bisagra, construida entre los siglos XII y XIII, es la única que queda de la antigua muralla árabe.
  Los cristianos que vivían en territorio musulmán (mozárabes) tuvieron sus iglesias abiertas, de esta época datan la iglesia de San Sebastián y la de Santa Eulalia, aunque fueron reconstruidas posteriormente, se pueden apreciar las huellas de esta época.

TOLEDO EN LA RECONQUISTA

  En 1085 Alfonso VI reconquista Toledo y la hace capital de su reino. Comienza así una nueva etapa de esplendor y enriquecimiento que llegaría a su apogeo a finales del s. XV y principios del XVI. De esta etapa data la Escuela de Traductores de Toledo, la que sirvió para conjugar el saber clásico y oriental, exportándolos hacia occidente. Este fue quizás el centro más importante de convivencia pacífica entre judíos, árabes y cristianos.


Iglesia de Santiago del Arrabal
  Los musulmanes que se quedaron tras la reconquista en tierras cristianas crearon un estilo específico muy interesante; el mudéjar, en el que las bases de carácter cristiano medieval se verían en gran manera influenciadas por aspectos y soluciones decorativas de carácter musulmán. Es precisamente en Toledo donde se encuentran numerosas muestras arquitectónicas de este estilo. Las más importantes huellas las podremos apreciar en las iglesias del Cristo de la Vega, la de San Vicente, San Miguel o la de Santiago del Arrabal, bella muestra del arte mudéjar toledano del s. XIII. 

  Otras asimismo ofrecen atractivos adicionales, como la de San Román, erigida en 1221, que alberga un pequeño museo de arte visigótico, o Santo Tomé, que a parte de su hermosa torre mudéjar, nos ofrece la oportunidad de apreciar uno de los más importantes cuadros del Greco, El Entierro del Conde de Orgaz.
  También en estilo mudéjar se conservan dos bellísimas sinagogas de las numerosas que se construyeron en la ciudad; la Sinagoga de Santa Maria la Blanca, que constituye un ejemplo arquitectónico interesantísimo y proporcionado, de gran inspiración almohade con sus bellas arcadas sobre los originales capiteles. Erigida posiblemente en el siglo XII, es también una buena muestra del arte mudéjar toledano. Posee cinco naves de alturas decrecientes, así como los característicos atauriques y arcos de herradura.  

  La Sinagoga de El Tránsito, construida en 1357 por el tesorero de Pedro I de Castilla, Samuel Ha Leví, presenta uno de los mejores artesonados mudéjares de todos los que se conservan en Toledo y unos muros ricamente decorados con atauriques e inscripciones hebreas. Tras la expulsión de los judíos fue constituida en templo cristiano por la Orden de Alcántara, quienes afortunadamente respetaron los caracteres hebreos que aún pueden apreciarse en su cornisa alta. En la actualidad, este templo judío alberga el Museo Sefardí, en el que se expone una interesante colección de piezas de arte, así como diversos objetos utilizados para la celebración de sus cultos.

  De estilo gótico es imprescindible admirar la Catedral, cuya construcción comenzó en 1226, y después de dos siglos, en 1492, año del descubrimiento de América, fue terminada en su estructura fundamental. Aquí serían posteriormente proclamados sucesores al trono Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
  La robustez de sus líneas, sus elementos decorativos mudéjares, su estructura cúbica, la excepcional distribución de su planta, la hacen la más original de todas las que fueron construidas en la época gótica.

  De su fachada principal destaca la portada, compuesta por tres puertas: la del Infierno, la del Perdón y la del Juicio. El exterior queda rematado por las dos torres catedralicias, una de ellas de estilo gótico-flamígero y la otra gótico-renacentista.

  Del interior sobresale la sillería del coro, ubicada en la nave central del edificio. También destaca el hermoso retablo tardogótico de la capilla mayor, así como las numerosas capillas menores, como la de San Ildefonso o la del Sagrario, donde se aloja la Custodia Procesional de Arfe. Se trata de una monumental pieza de orfebrería decorada con 260 imágenes y realizada en plata con baño dorado por Enrique de Arfe entre 1517 y 1524. El tesoro, de unos 2,5 metros de altura y más de 160 kilos de peso, es el auténtico protagonista de la procesión del Santísimo Corpus Christi, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.

  Por su parte, el Museo Catedralicio alberga una rica colección de obras de pintores como Goya, El Greco, Lucas Jordán o Van Dick.

  De estilo gótico es también el impresionante Puente de San Martín, una de las obras arquitectónicas más características de Toledo, que se eleva esbelto sobre el río Tajo, con una torre a cada extremo.

TOLEDO A PARTIR DEL S.XV

  En el s. XV los Reyes Católicos eligen a la capital, Toledo, como sede para su último reposo, construyendo para ello la Iglesia de San Juan de los Reyes, y el Monasterio, de estilo gótico isabelino, enriquecido con elementos mudéjares. Este soberbio ejemplo del gótico flamígero fue una de las obras maestras de Juan Guas, quien llevó a cabo el proyecto por encargo de los Reyes Católicos. La construcción cuenta con una iglesia que sobresale por su gran ornamentación, así como por su claustro, de gran valor escultórico.

  En 1560, bajo el reinado de Felipe II, la ciudad deja de ser la capital política del reino para pasar la capitalidad a Madrid, pero continua siendo capital eclesiástica, pues no en vano Toledo fue sede de 18 concilios.

  El antiguo Hospital de Santa Cruz es tal vez el primer edificio renacentista, fundado por D. Pedro González de Mendoza, fallecido después de la conquista de Granada, en 1493. El edificio, que no vio construido, es de finales del s. XV y principios del XVI. Supone una verdadera joya artística heredera de este período. Destacan en él su fachada plateresca, el patio y la escalera, obra de Covarrubias, y sus artesonados mudéjares y renacentistas. Hoy día, convertido en museo, comprende secciones de Bellas Artes, Arqueología y Artes decorativas.

  Tras el Renacimiento aún se construyen obras de gran importancia, como Santo Domingo el Antiguo, la Puerta Nueva de la Bisagra y San José.

  De estilo Barroco son La Iglesia de San Juan de los Jesuitas, y cómo no, el mayor legado de esta época, las obras del Greco, en comunión perfecta con la ciudad en que habitó. Sus cuadros se podrán admirar en numerosos edificios, algunos de los cuales ya hemos citado, y en la casa que fue su vivienda, la Casa y Museo del Greco.


  Por fin, tras El Arco de la Sangre, donde estaba la posada que Cervantes citara en el Quijote, (otro insigne caballero toledano) llegamos al Alcázar, símbolo de Toledo, que pone punto final a esta historia, dominando la "Villa imperial". De origen medieval, preside toda la ciudad con su imponente imagen y contiene un museo militar y una de las bibliotecas públicas más grandes de España. Fue en tiempos residencia imperial, aunque la actual construcción fue posterior a la obra llevada a cabo por Covarrubias y Herrera por encargo del rey Carlos I. Tras sus recios muros se esconde un gran patio central y la escalera imperial. Mientras, desde su fachada sur, la más antigua que se conserva, posee un mirador que permite contemplar una bella panorámica del río Tajo y de los alrededores de la ciudad.

  A lo lejos, se divisa el castillo medieval de San Servando, encerrando así a Toledo en un circulo histórico del que parece no salir.

TOLEDO Y EL GRECO

  Si hay un nombre propio que define a Toledo es, precisamente, El Greco o Doménikos Theotokópoulos (s. XVI-XVII). Nació en 1541 en la localidad de Candía, actual Heraklion, capital de la isla de Creta. Hasta los 26 años vivió en esta isla, donde fue un apreciado maestro de iconos en el estilo posbizantino vigente en la isla. Después residió diez años en Italia, donde se transformó en un pintor renacentista, primero en Venecia, asumiendo plenamente el estilo de Tiziano y Tintoretto, y después en Roma, estudiando el manierismo de Miguel Ángel. En 1577 se estableció en Toledo, donde vivió y trabajó el resto de su vida.

  Su formación pictórica fue compleja, obtenida en tres focos culturales muy distintos: su primera formación bizantina fue la causante de importantes aspectos de su estilo que florecieron en su madurez; la segunda la obtuvo en Venecia de los pintores del alto renacimiento, especialmente de Tiziano, aprendiendo la pintura al óleo y su gama de colores, y por último, su estancia en Roma le permitió conocer la obra de Miguel Ángel y el manierismo, que se convirtió en su estilo vital, interpretado de una forma autónoma.
  Su obra se compone de grandes lienzos para retablos de iglesias, numerosos cuadros de devoción para instituciones religiosas y un grupo de retratos considerados del máximo nivel. En sus primeras obras maestras españolas se aprecia la influencia de sus maestros italianos. Sin embargo, pronto evolucionó hacia un estilo personal caracterizado por sus figuras manieristas extraordinariamente alargadas con iluminación propia, delgadas, fantasmales, muy expresivas, en ambientes indefinidos y una gama de colores buscando los contrastes. Este estilo se identificó con el espíritu de la Contrarreforma y se fue extremando en sus últimos años.

  Actualmente está considerado uno de los artistas más grandes de la civilización occidental. Esta alta consideración es reciente y se ha ido formando en los últimos cien años, cambiando la apreciación sobre su pintura formada en los dos siglos y medio que siguieron a su muerte, en que llegó a considerarse un pintor excéntrico y marginal en la historia del arte. 

  En Toledo fallecerá Doménikos el 7 de abril de 1614 a la edad de 73 años. Se sabe que fue enterrado en la iglesia del convento de Santo Domingo el Antiguo en un altar cedido en 1612 por las monjas "para siempre jamás" a cambio de 32.000 reales condonados por un monumento para la Semana Santa y por el compromiso de decorar el altar A partir de estas noticias existen dos hipótesis: sigue en Santo Domingo enterrado junto a su nuera, Alfonsa de los Morales, cubiertas las tumbas por construcciones posteriores, o en 1618 fueron trasladados su cuerpo y el de su nuera a la iglesia de San Torcuato, cuyas obras estaba dirigiendo Jorge Manuel. Esta iglesia toledana ha desaparecido por lo que no sabemos en la actualidad dónde se ubica el cuerpo del gran pintor cretense.

  Su Casa-Museo, palacio ambientado en la época, expone algunas de las mejores obras de este pintor que dio fama mundial a la ciudad.

GASTRONOMÍA

  La gastronomía toledana cuenta con diversas especialidades basadas en productos de la caza, como la perdiz estofada, la codorniz a la toledana o el venado (ciervo) con setas. Con el resto de provincias manchegas comparte el pisto (a base de pimiento, tomate y cebolla), la sopa castellana o las migas. Como colofón, el célebre queso manchego y el mazapán (pasta de almendras molidas y azúcar). Estos platos pueden ser acompañados con los vinos de La Mancha y Méntrida, ambos con Denominación de Origen.

FIESTAS POPULARES

  La fecha más importante del calendario toledano es el Corpus Christi, que se celebra nueve semanas después de la Semana Santa. Esta fiesta, que cuenta con siglos de tradición y que ha sido declarada de Interés Turístico Internacional, tiene su momento cumbre en una multitudinaria y colorida procesión que recorre el centro histórico de la capital manchega.

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