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PARQUE NATURAL DEL ALTO TAJO

  El Alto Tajo se encuentra al sureste de la Provincia de Guadalajara y fue declarado Parque Natural en el año 2000. Ocupa una extensión de 105.721 hectáreas, a las que hay que añadir otras 70.544 de zona de protección, abarcando en total 36 municipios de Guadalajara y 2 de Cuenca. Cuenta con un extenso sistema de cañones y hoces fluviales (considerado uno de los más importantes de Europa) que albergan una gran diversidad, tanto de paisajes como de seres vivos.

  Aquí la Naturaleza invita a abandonar el coche en cualquier momento y adentrarse caminando por sendas y veredas que le llevarán a descubrir agrestes parajes nunca imaginados. O a aventurarse en el descenso en piragua por los raudales de sus ríos y, en cualquier caso, a disfrutar de los innumerables atractivos históricos y artísticos, de la variada y exquisita gastronomía y a disfrutar del sinfín de fiestas que se celebran a lo largo del año en los pueblos de esta comarca.

  Los valles del río Tajo son llamativamente estrechos, con laderas que simulan cuchillos y agujas, haciéndolos llamativamente atractivos. Está cruzado por un gran número de ríos, que de norte a sur son vertebrados por el Tajo, y que van acumulando caudal entre los bosques y la abrupta orografía del terreno. Junto con el Tajo, sus afluentes por la derecha Hoz Seca, Gallo, Linares y Ablanquejo son los principales ríos que cortan los páramos y los montes del parque natural.

  El clima de la comarca es de tipo mediterráneo continentalizado, con temperaturas suaves en verano y extremadamente frías en invierno. Las precipitaciones se concentran sobre todo en los meses primaverales, lo que, junto con el deshielo, hace que sea en esta época cuando se registran los mayores caudales en los ríos.

  Este clima extremo favorece que la vegetación sea la más capacitada a adaptarse a los fríos inviernos y a las irregulares lluvias. El árbol más dado en los bosques del Alto Tajo es el pino, aunque también se pueden observar concentraciones de quejigos, sabinas y encinas, entre otros.
  El excelente grado de conservación del parque nos permite disfrutar, entre sus pinares y bosques de ribera, de las poblaciones de pequeños mamíferos y de zorros, las aves rapaces, como el buitre leonado, los peces de río y numerosos reptiles, anfibios e invertebrados, muchos de ellos protegidos por la legislación.

  En cuanto a la población, los municipios sufren una despoblación constante desde los años 1960 debido a la emigración a las grandes urbes, dejando áreas con muy baja densidad de población. La economía se ha basado tradicionalmente en la ganadería trashumante y en la explotación del caolín y los recursos madereros, quedando en el recuerdo el antiguo oficio de los gancheros que surcaban las aguas del Tajo llevando las maderas hasta Aranjuez y Toledo, inspirando así a José Luis Sampedro para escribir la novela "El río que nos lleva". En los últimos años el turismo se ha convertido en una nueva fuente de ingresos.

DE RUTA POR EL PARQUE

  Dada la enorme extensión de esta zona proponemos un itinerario trasversal siguiendo el curso del Tajo de modo ascendente, para recorrer los principales paisajes de interés, siendo muchas y muy variadas las opciones que se nos presentan dentro del parque, haciendo preciso saber qué nos puede interesar más si no disponemos de muchos días para verlo todo con detenimiento. 
Plano transversal de carreteras y rutas senderistas en el parque

  Comenzaremos la ruta en la localidad de Ocentejo, junto al margen derecho del Tajo, con restos de un castro celtibérico, desde donde se puede visitar el Hundido de Armallones, presidido por el picacho de El Alar y escoltado por una gran cascada de abundante fauna y vegetación, y en alguno de cuyos parajes aún podemos observar los grandes bloques de piedra caídos sobre el cauce del río con motivo de los catastróficos efectos del tristemente recordado terremoto de Lisboa del siglo XVIII.
  Alejándonos del Tajo, seguimos camino hacia Sacecorbo, para contemplar otro valle fluvial de gran belleza, la desembocadura del río
 Ablanquejo. Merece la pena visitar en Sacecorbo la Cueva de las Majadillas, que se encuentra a unos dos kilómetros del pueblo. La Cueva tiene un pequeño pozo de entrada, de unos ocho metros de profundidad y luego un desarrollo horizontal a base de gateras y galerías. Imprescindible iluminación y ropa y calzado adecuado. Es recomendable un mínimo de experiencia en
 exploraciones espeleológicas y mapa topográfico de la cavidad.
  Nuestro siguiente destino es Riba de Saelices, población encaramada en un pequeño cerro que domina la confluencia de tres valles que forman la cabecera del río Linares, afluente del Tajo. Aquí se encuentra el paraje conocido con el nombre de Valle de los Milagros, donde podremos observar curiosas formaciones rocosas monolíticas y también la Cueva de los Casares, que con sus más de 200 pinturas y grabados rupestres está considerada como uno de los lugares clave para el estudio del Paleolítico en España, gozando de un enorme reconocimiento por el hecho de que sus grabados pueden ser la primera representación de la reproducción humana, al describir actos como la cópula, el embarazo y el parto. Fue descubierta en 1928 y declarada Monumento Nacional en 1935. La Cueva de los Casares está considerada en foros internacionales a un nivel prestigioso muy similar al de Altamira. Junto con la cercana Cueva de la Hoz (término de Santa María del Espino) forman un importante conjunto de arte parietal paleolítico. Además en el valle se pueden ver los restos de un poblado celtibérico y que posteriormente fue árabe.
Acceso Cueva de Los Casares
  Volvemos al cauce del Tajo, para llegar a Huertahernando, donde tenemos la oportunidad de acercarnos al pequeño poblado de trazado medieval de Buenafuente del Sistal y poder visitar su magnífico monasterio cisterciense del siglo XII. Fundado por Alfonso VIII, fue declarado Monumento Histórico-Artístico en el año 1931 y conforma el único monasterio cisterciense que queda en toda la Provincia de Guadalajara. 

  Igualmente podemos acercarnos por la ribera del río hasta el
 Puente de la Tagüenza en una excursión a pie para descubrir uno de los paisajes más asombrosos del Alto Tajo.
Río Tajo en Puente de san Pedro
  Llegamos al Puente de San Pedro, donde se unen los ríos Tajo y Gallo, y excelente punto de partida para la práctica del piragüismo y otras muchas actividades deportivas. Muy cerca de este lugar merece la pena visitar la cascada de la Escaleruela. Se trata de la desembocadura del arroyo Ciño Negro, que salta por un espectacular cortado tobáceo para alcanzar el Tajo. La espectacularidad aumenta con los periodos de lluvia por la abundancia de agua, que apenas es perceptible en el estío.
  Desde este punto podremos realizar una bonita excursión a pie que nos lleva a través del curso del río Gallo por las localidades de Cuevas Labradas y Torete, hasta llegar al Barranco de la Hoz, en el que podemos visitar el Santuario Virgen de la Hoz. Ubicado en el municipio de La  Ventosa, según la leyenda popular, un pastor encontró en este entorno una imagen de la Virgen, motivo por el cual se construyó la ermita posteriormente. Aquí, además de ver el bonito santuario enclavado en la roca roja, podremos ascender hasta la parte más alta, tras subir los innumerables escalones, y contemplar los bellos paisajes que se nos ofrecen. Y si a la vuelta se nos hace de noche, no hay ningún problema pues existe en el lugar un tranquilo hostal en el que pernoctar (y a un precio muy asequible).
  Ya de vueta en el Puente de San Pedro, deberemos tomar nuevamente la carretera en dirección Zaorejas, si bien antes de llegar a esta localidad debemos de hacer una de las paradas más importantes del camino, y ascender (a pie o en coche por camino de tierra) hasta el mirador del Alto Tajo. Existen muchos miradores en la zona, sobretodo si realizamos las rutas por los senderos marcados a lo largo del parque, si bien este mirador es el más impresionante, y desde el cual podremos tomar una de las panorámicas más bonitas del río Tajo.
  Visto el mirador, seguiremos nuestra ruta hacia la localidad de Zaorejas. Aquí destaca la especial estructura del pueblo, de calles estrechas y muy recias casonas de sillarejo calizo en toda su altura, para abrigar los interiores del intenso frío exterior.
  De Zaorejas a Peñalén nos dirigimos bien por la pista que bordea el Tajo, de acceso restringido, o bien por carretera. Aquí encontramos magníficas áreas recreativas junto al río, con fuentes naturales, donde se ubica un mirador en el que puede verse también una de las perspectivas más bellas del cañón del Tajo, y el suntuoso vuelo de los buitres.
  Nos dirigimos ahora a Poveda de la Sierra, en cuya parte alta del núcleo urbano, precedido por su recinto amurallado, se encuentra su iglesia románica, con una interesante portada con capiteles con decoración vegetal y animales fantásticos.
Salto de Poveda
  Por la pista forestal, siguiendo el curso del río, nos topamos con la espectacular Laguna de Taravilla, de origen cárstico, escondida en el bosque y en el cual podemos admirar aves acuáticas como los azulones, pollas de agua, y el zampullín chico. Desde ahí visitaremos el pueblo de Taravilla, pasando por Terzaga, donde encontramos muestras de las típicas casonas molinesas y la Iglesia Parroquial de la Virgen del Amor Hermoso, del siglo XVIII, y uno de los mejores ejemplos del poco abundante Rococó español.
  Nos dirigimos ahora a Peralejos de las Truchas, uno de los enclaves más significativo del Alto Tajo, destacado por su arquitectura popular serrana, y donde se pueden observar los majestuoso y casi permanentes vuelos de los buitres leonados.
  Un poco más adelante merece la pena desviarse a la izquierda para visitar los pueblos serranos regados por el río Cabrillas. Primero encontraremos Chequilla, enclavada en un llamativo y singular paraje conocido como Las Quebradas (bellas y caprichosas formaciones rocosas de arenisca roja, que les da ese llamativo color). Este bello conjunto urbano esta formado por una serie de casas aisladas entre sí, con su iglesia parroquial, en la que destaca un retablo barroco y su excepcional plaza de toros, única en España, tallada completamente en la roca.
  Después está Checa, situada a 1.373 m. de altitud, cuya Plaza Mayor es un magnífico conjunto de arquitectura tradicional molinesa. En ella se encuentra el Ayuntamiento, obra del siglo XVIII, la fuente pública (de 1.905) y la Casa de los Pelegrines, del siglo XVIII. Un lugar muy recomendable para pasar un día de excursión es la “Fuente de los Vaqueros”, en el monte Dehesa de La Espineda, a una distancia de 2 kms. del pueblo, por pista forestal, donde ha sido adecuado un bello entorno paisajístico con mesas, asientos, barbacoas, etc.
  A 9 km., siguiendo el cauce del río Cabrillas, llegamos a Orea (1.497 m. de altitud), el pueblo más alto de la Provincia y de Castilla-La Mancha, enclavado entre frondosos pinares que esconden un extraordinario patrimonio geológico, donde se pueden encontrar, por ejemplo, rocas volcánicas de más de 240 millones de años. El pueblo de Orea cuenta con varias áreas recreativas y de esparcimiento, entre las que se encuentran: Fuente de la Canaleja, Peña de la Gallina, Fuente de la Jícara, Fuente de la Rana, Fuente del Cerro Herrero y El Autillo.
  Aquí finaliza el recorrido por el alto tajo, si bien existen muchas más rutas que podemos realizar a pie, si disponemos de más días para realizar nuestra visita. En el siguiente plano se detallan las rutas más significativas del parque, entre las cuales destaca la ruta 9, recorrido transversal que cruza todo el parque, esta vez no por carretera asfaltada, sinó por los senderos bien señalizados que recorren la zona. 

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