Desde la ría de Arousa
hasta la de Vigo se encadenan estas islas, emergiendo del océano Atlántico y
embelleciendo el paisaje marino con la magia de sus acantilados. En sus
entrañas, en el fondo del mar, se guardan las más preciadas riquezas ecológicas
de este Parque Nacional, custodiadas por los cañones de los antiguos buques
aquí hundidos. Es sin duda un lugar donde descubrir los misterios y leyendas
del Atlántico. Representa sistemas naturales ligados a zonas costeras y
plataforma continental de la Región Eurosiberiana. Los acantilados, los
matorrales, las dunas y las playas, así como los distintos fondos marinos (de
roca, de arena, de concha…) crean un gran mosaico de ecosistemas en estas islas
y las aguas que los rodean.
Esta diversidad de
escenarios da cabida a un gran número de especies: más de 200 tipos de algas
entre las que se refugian y crían gran cantidad de peces y moluscos, aves
marinas que anidan en las repisas de los acantilados y pescan en las aguas poco
profundas, plantas sorprendentemente adaptadas a vivir entre las arenas de las
dunas o en las estrechas grietas de los acantilados. En cuanto a la fauna, se pueden observar gaviotas patiamarillas, cormoranes moñudos, Alcas, Araos y delfines.
Aunque al
ser islas y constituir unidades geográficas distintas, la historia de cada
archipiélago presenta sus propias particularidades, todas ellas han pasado por
situaciones similares debido a su relativa proximidad y por cercanía a la
costa. Así, fueron ocupadas por distintas órdenes monásticas durante la Edad
Media, fueron propiedad de la Iglesia, aforadas a nobles de la época, y atacadas
por invasores que las usaron como base de sus incursiones a la costa.
La
protección de los valores naturales de las islas se inicia en 1980 cuando el
archipiélago de las Islas Cíes es declarado Parque Natural. Posteriormente, en
1988, le fue otorgado el título de zona ZEPA (Zona de Especial Protección para
las Aves), que también se le dio al archipiélago de Ons en 2001. Cuando se
empezó a plantear la creación del primer Parque Nacional gallego como
representante de los sistemas ligados a las zonas costeras y la plataforma
continental de la Región Eurosiberiana, se pensó en distintas áreas costeras e
insulares como las islas Sisargas, Lobeiras, o la Costa da Vela. Finalmente,
fueron los archipiélagos de Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada los que fueron
declarados Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de
Galicia e iniciaron así una etapa conjunta en
su historia. Se sigue estudiando hoy en día la inclusión de las islas Tambo y Sisargas, si bien no han entrado todavía a formar parte de este conjunto natural protegido.
El parque tiene una extensión de 1.194,8 ha. terrestres y 7.285,2 ha de superficie marítima, y constituye el décimo parque nacional más visitado de España, siendo el único Parque Nacional en Galicia.
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y CULTURAL
Dentro de las Islas
Atlánticas podemos encontrar interesantes restos arqueológicos y muestras de lo
que fue y aún es la vida del ser humano en ellas.
Los restos
más antiguos en el Parque se encontraron en Cíes y corresponden al Paleolítico
(pico raspador, bifaz) y Neolítico (molinos de mano, pieza decorativa).
Relacionados con la Edad de Bronce están los castros de Cíes y Ons y diferentes
hallazgos en varias de las islas, como los restos de cerámicas encontrados en
Cortegada. Datadas en la época romana se encontraron varias ánforas en Cíes y
Cortegada. De la Edad Media se conservan restos del monasterio de San Estevo y
de un eremitorio en las Cíes, un sepulcro antropomorfo en Ons y ruinas de la
capilla del S.XIV de Cortegada. También las aguas del Parque albergan restos
que van desde anclas líticas prehistóricas a galeones de la Edad Moderna o
barcos naufragados en el último siglo.
En
cualquiera de los archipiélagos podemos observar, en mejor o peor grado de
conservación, casas de los antiguos pobladores (en Ons de los que todavía viven
allí) o al menos lo que queda de las mismas. En Cíes, Ons y Sálvora la antigua
fábrica de salazón alberga actualmente otras dependencias, y en Cíes y Ons son
también visibles las actuaciones que se realizaron en los planes de
fortificación.
En los
cuatro archipiélagos hay al menos una capilla, altar, o iglesia, que en el caso
de Cortegada está en ruinas y en Sálvora pertenece a las dependencias del Pazo.
También las señales marítimas son un elemento común a todas ellas, ya que a no
ser Cortegada, en los otros archipiélagos hay al menos un faro que aún hoy
sirve de guía a los navegantes.
Un elemento que merece
la pena destacar es la cultura que se desarrolló en las islas, y la mejor
muestra de ello es la que aún existe en la población de Ons. El aislamiento al
que se veían sometidos los isleños sobre todo en invierno, cuando muchos días
no era posible la comunicación por mar, y la carencia de servicios médicos o en
algunos casos religiosos, generó una cultura popular única.
Uno de los
aspectos destacados de la misma es el conocimiento sobre plantas medicinales
que se desarrolló en las islas. Se utilizaban multitud de plantas mezcladas con
otros elementos naturales y también en ocasiones con ritos para asegurar el
funcionamiento del remedio. Así se trataban afecciones respiratorias,
digestivas, reumas…
También es
una cultura rica en supersticiones y mitos, como la Santa Compaña, vista en
muchas ocasiones en Ons, o creencias como varear la embarcación con retamas
para sacarle el mal de ojo cuando se pesca poco.
Otro
elemento cultural importante, especialmente en Ons y antiguamente en Sálvora,
es la dorna, una embarcación tradicional cuyo origen se relaciona con las
primitivas naves normandas que invadieron nuestras costas en los siglos X y XI.
La adaptación a nuestro entorno dio lugar a una embarcación muy estable, usada
especialmente en la parte exterior de las rías, que tradicionalmente se
manejaba a remo o con vela latina.
A
continuación se resume brevemente la historia de cada uno de los archipiélagos:
DE RUTA POR EL PARQUE
ISLAS CÍES
Las Cíes forman un archipiélago situado en la boca de la Ría de Vigo, en la Provincia de Pontevedra. Pertenecen al municipio de Vigo y están constituidas por tres islas. La isla Norte (Monteagudo), Medio (Faro) y Sur (San Martiño).
La isla de Monteagudo está separada de la
costa del cabo Home,
en la península del
Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un
estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta.
Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación
de arena en la parte interior
del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la fantástica playa de Rodas. Al subir la marea,
el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se
llena la albufera
formada entre el arenal y las rocas.
El pico más alto se encuentra en la zona
norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de
altitud. Las tres islas
son montañosas con una cara oeste abrupta, con acantilados casi
verticales de más de 100 metros y numerosas cuevas (furnas)
formadas por la erosión
del mar y el viento. La cara este tiene
laderas algo más suaves cubiertas por bosques y matorral, encontrándose protegida de los vientos atlánticos, lo que permite la formación de playas y dunas.
Las borrascas atlánticas pasan sobre las
islas, descargando al chocar con la costa, por lo que las Cíes reciben más o
menos la mitad de lluvia
que el resto de la costa de las Rías Bajas.
Historia de las islas
Las Cíes
fueron territorio de paso del hombre del Paleolítico y Neolítico, y no se llegó
a constituir un asentamiento hasta la Edad del Bronce, de cuando data el
poblado de “As Hortas”, situado en la ladera del Monte Faro, y que fue también
ocupado durante la época romana. Los hallazgos encontrados nos informan de que
sus habitantes ya incluían en su alimentación mariscos y pescados de aguas
cercanas, y que probablemente tenían relaciones comerciales con la gente de
la costa.
Los romanos
las llamaron Islas de los Dioses, y algunos autores sostienen que Julio César
llegó a estar en ellas persiguiendo a los pueblos herminios que escapaban de
Portugal.
Aunque las
invasiones suevas fueron conocidas en estas aguas, no quedan restos de esa
época. En el siglo VI, con la proliferación de órdenes religiosas de la Edad
Media, se instalaron en las Cíes dos conventos eremitorios: San Martiño en la
Isla Sur y San Estevo en la Isla del Medio, sobre cuyas ruinas se construyó el
actual Centro de Interpretación, donde aún se puede observar uno de los
sepulcros antropomorfos que se encontraron allí.
Las
comunidades religiosas que a pesar de los ataques normandos se instalaron en
estas islas mantenían un régimen feudal con la población, que abandonó el
archipiélago a mediados del siglo XVI, debido a la inseguridad que provocaban
los ataques piratas de turcos, tunecinos e ingleses. Entre ellos se encontraba
Francis Drake, que se ensañó con la Ría de Vigo y asoló las Cíes.
Por todo ello,
este archipiélago fue objeto de varios planes de fortificación en el siglo XIX,
que dieron como resultado un almacén de artillería en 1810 en el antiguo
monasterio de San Estevo, y un Cuartel de Carabineros y una cárcel próximos a
la playa de Nosa Señora. Estas instalaciones proporcionaron una mayor confianza
que promovió la repoblación y la instalación de nuevas actividades. Sobre 1840
se instalaron dos fábricas de salazón: una donde se ubica el actual Restaurante
de Rodas y otra en la Isla Sur. De esta época data también el Faro de Cíes
(1852) y una taberna en las proximidades del Lago, que era utilizado como
vivero de langostas.
La
competencia de las conserveras de la costa próxima motivó el declive de las
salazoneras y en 1900 quedaron reducidas a almacenes. Las Cíes mantuvieron una
pequeña población, originaria en su mayoría de Cangas, que fue decayendo hasta
mediados del siglo XX. A medida que avanzaba el despoblamiento crecía el
interés turístico de las clases acomodadas, y a partir de los años 50 empezó el
turismo masivo y se hizo necesaria la protección de los valores naturales de
este archipiélago.
ISLA DE ONS
La isla de
Ons está situada a la entrada de la ría de
Pontevedra, y es la principal isla del archipiélago
de las Ons, que conforma junto a la vecina Onzeta u Onza y otros
pequeños islotes.
Perteneciente al municipio de Bueu, La isla tiene unos 5,6 km de largo por 1,3 de
anchura máxima, extiéndose de norte a sur, en posición perpendicular a la ría de
Pontevedra.
La costa acusa
un acentuado contraste entre su ribera oriental (la que mira a la ría) y la occidental,
abierta a mar abierto; ésta es recortadísima, con dos grandes ensenadas (la de Bastián
de Val al norte y la de Canibeliñas al sur) y destacados salientes
prolijos en islotes y otras pequeñas radas; es además un litoral
enteramente acantilado en el que se abren numerosas cuevas (furnas). La costa oriental es rectilínea
y relativamente baja, donde se abren las playas de la isla y se
instaló la población.
Su orografía es
amesetada, con una sucesión de elevaciones de cima bastante llana que conforman
páramos de tojo y brezo. La máxima elevación
se sitúa en el Alto do Cucorno, que es un vértice
geodésico de 128 m., justo en donde se sitúa el faro. Entre los oteros aparamados se abren
pequeños valles que a menudo coinciden con las ensenadas que penetran en su
costa occidental, confiriéndole el peculiar perfil de la isla.
Esta isla recibe gran cantidad de turistas todos los años, que si bien no alcanzan en número a los de sus vecinas islas Cíes, si acude gran número de visitantes de la zona atraídos principalmente por sus arenales, entre los que se encuentran las playas de As Dornas, Canexol, Area dos Cans, Melide y Pereiró.
Playa de Melide |
Historia de la isla
Los primeros indicios de pobladores
en Ons corresponden a asentamientos de cultura castreña de la Edad de
Bronce. El más conocido, todavía sin excavar, se encuentra por encima del
barrio de Canexol y es conocido como Castelo dos Mouros. La falta de
prospección de este castro nos deja también sin registro de la ocupación romana
en las islas, pues solían instalarse en los poblados célticos preexistentes.
La isla de
Ons aparece por primera vez en un documento en el año 899, cuando el rey
Alfonso III dona la “Isla Aones” al Cabildo Compostelano. A pesar de los
ataques vikingos, se conoció en la isla un monasterio durante el siglo XV del
que ya no queda evidencia. Su situación se asocia a un sepulcro antropomorfo
que se conserva en un islote en la playa de Area dos Cans.
Desde
finales del siglo XVI comenzó el asedio de corsarios ingleses y piratas que
terminó con la huida a la costa de los pobladores ya entrado el siglo XVIII. En
1810 la Junta Provincial de Armamento y Defensa decidió fortificar la isla,
actuación de la que se localizan los restos de dos fortalezas, una en el barrio
de Pereiró de la que sólo quedan algunas piedras, y otra cerca del muelle
conocida como Castelo da Roda. El aumento de la seguridad permitió la
repoblación, y se instauró una división parcelaria de terrenos que el Estado
cedía a los isleños para su cultivo a cambio de un canon. La recaudación se
destinaba en principio a sufragar las fortificaciones y después pasó a
entregarse a los señores de la isla.
En los años
1835-1840 se instaló la primera fábrica de salazón cerca del muelle y cambió la
vida de los isleños, que hicieron de la pesca su actividad económica principal
y aumentaron su población; cuando finalmente la empresa cerró, trasladaron a la
costa la venta de las capturas.
Durante los
años 40-50 la isla vivió su mejor época, con casi 500 habitantes a finales de
los años 50. El despoblamiento progresivo de la isla en apenas 20 años, debido
a la falta de una mejora de las condiciones de vida de los isleños, fue parejo,
al igual que en Cíes, al auge turístico, especialmente importante a partir de
los años 70. Actualmente Ons es la única de las Islas Atlánticas que todavía
conserva una población estable, aunque de menos de 20 personas.
ISLA DE SÁLVORA
La isla de Sálvora
se encuentra en la boca de la ría de Arosa, y separada de tierra
firme por una distancia de unos 3 km al Norte. Es una isla pequeña, ocupando una superficie total de
cerca de 190 ha. Casi todo el perímetro de la isla es zona rocosa, a excepción de tres pequeñas playas de blanca y fina arena. Esta isla forma parte de un pequeño archipiélago salpicado de pequeños islotes y rocas que emergen del agua, y en el cual sus principales islas son Sálvora, Isla de Vionta y las pequeñas islas Sagres
En la actualidad, la isla
de Sálvora forma parte de la parroquia de Aguiño (Santa Uxía de Ribeira), y se puede visitar realizando la conocida como "ruta del agua". A bordo de un velero antiguo
se realiza una ruta guiada por las islas de Ons, Arousa y Sálvora. Las salidas parten desde El Grove, Cambados, Puebla del
Caramiñal y Santa Uxía de
Ribeira.
Historia de la isla
La historia conocida de
Sálvora comienza a finales de la Alta Edad Media, en la que fue donada por
Alfonso II al Cabildo compostelano. En la Baja Edad Media la isla se utilizó
como campamento base de ataques invasores de vikingos, sarracenos,… lo que hizo
imposible una población estable hasta que estas luchas cesaron y la calma se
impuso en la ría. La Iglesia entregó la isla como coto a Marcos Fandiño Mariño
a mediados del siglo XVI. La administración de esta familia se basó en un
régimen feudal en el que los pobladores entregaban parte de las cosechas y del
ganado.
Entre
1770-1779 se instaló una fábrica de secado y salazón de pescado conocida como “O
Almacén”, y en 1789, una pesquería de atún. Estas empresas hicieron que las
gentes de la costa poblaran la isla. La pesca no estaba sujeta a reparto con el
amo y era por tanto su fuente de ingresos.
En 1820 la
heredera de los Mariño se casó con Ruperto Antonio de Otero y así la saga de
los Otero se convirtió en la nueva propietaria de Sálvora. El Estado expropió
la isla en 1904 por motivos de defensa nacional, y mantuvieron en ella una
pequeña dotación militar hasta 1958. Los pobladores pasaron a ser colonos del
Estado sin contraprestaciones, lo que les permitió mejorar su vida.
En 1921 las
aguas cercanas vivieron el trágico naufragio del vapor Santa Isabel. Los que
esa noche estaban en la isla, mujeres en su mayoría, se lanzaron en dornas al
auxilio de los naúfragos. A pesar de ello hubo más de 200 víctimas mortales.
Cerca del faro, que se inauguró en diciembre de ese mismo año, una placa nos
recuerda el suceso.
Cuando el
ejército se retiró, los antiguos propietarios recuperaron la isla pero los
habitantes iniciaron el éxodo a la costa con motivo de las mejores condiciones
de vida existentes allí. Los últimos en abandonar la isla lo hicieron a finales
de los años 70. Mientras, los propietarios se instalaron en la antigua factoría
“O Almacén”, que rehabilitaron como pazo, y frente al que se construyó una
escultura en forma de sirena que recuerda la leyenda sobre el origen de la
familia de los Mariño.
ISLA DE CORTEGADA
La Isla de Cortegada
está situada en el interior de la Ría de Arousa. Es la mayor isla
de un archipiélago que cuenta con otras islas, como las Islas Malveiras o las Islas Briñas. Perteneciente a la parroquia de Santiago de Carril (Villagarcía de
Arosa), se encuentra separada de la costa por un canal de 189 metros
de ancho que es un gran banco de arena convertido desde hace siglos en vivero de mariscos
(especialmente berberechos y almejas), llamado por ello Canal de los Viveros. Este canal en bajamar comunica a pie la isla con la población de Carril.
Tiene una superficie de 54
hectáreas de territorio casi llano (su mayor elevación es de 22 metros de
altura). La forma de la isla es casi rectangular, con un prolongado saliente rocoso que se prolonga hacia el norte. Es muy
interesante la punta del Fradiño ya que aquí se juntan corrientes, formando un biótopo con multitud de especies de moluscos, crustáceos y peces, además de encontrárse en este mismo enclave un pecio romano.
Historia de la isla
Hasta el
momento no se han encontrado en Cortegada indicios de la cultura castreña, pero
sí existen pruebas del paso de la civilización romana, ya que se encontraron
varias ánforas en las aguas del entorno de la isla, aunque se desconoce si se
llegaron a asentar en ella.
Las
siguientes referencias nos sitúan en el siglo IX, durante la Edad Media, en el
que consta que el rey Alfonso II donó a la Iglesia esta isla que se encuentra
en la ruta marítima-fluvial a Santiago de Compostela. Más tarde, en los siglos
XIV y XV, cuando Galicia era un mar de conflictos y estaba asolada por la peste
negra, el Santuario de Cortegada fue motivo de grandes peregrinaciones.
Desde 1526 la isla fue
aforada por la Iglesia y en ella se construyó un hospital lazareto. Las gentes
que se establecieron en la isla situaron el poblado cerca del muelle,
incluyendo la ermita y el hospital.
Con motivo
del declive económico que sufrió la ría en el siglo XVIII, los ayuntamientos de
Vilagarcía y Carril decidieron donar Cortegada al rey Alfonso XIII como lugar
para su residencia de verano y así revitalizar la economía de la ría. El trámite
legal de donación tardó varios años en hacerse definitivo, y en 1910, cuando se
entregó la escritura, ya estaba en construcción el palacio de la Magdalena, en
Santander. De esta forma, Cortegada quedó despoblada bajo la vigilancia de unos
caseros designados por la Casa Real.
Después de
que durante la República la isla pasase a manos del Estado, que puso en ella un
grupo de carabineros para su custodia, en 1958 fue recuperada por los Borbones,
que la vendieron a la inmobiliaria Cortegada S.A. en el 78 con vistas a su
urbanización. Los defensores de su riqueza natural y paisajística consiguieron
frenar su actuación, y en el año 2002 se incluyó en el Parque Nacional de las
Islas Atlánticas de Galicia.
Finalmente, en
septiembre de 2007 La Xunta de Galicia adquirió la propiedad de la isla por
medio de una expropiación, por lo que en la actualidad la titularidad es ya
pública.