Declarado
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en 1918, está ubicado en el Pirineo oscense,
íntegramente en la comarca del Sobrarbe, Aragón (España), repartiéndose entre
los términos municipales de Bielsa, Fanlo, Puértolas, Tella-Sin, Torla y Broto. El parque recibe una media de
más de 600.000 visitantes al año, y su superficie de 15.608 ha. comprende, además del
Valle de Ordesa, El cañon de Añisclo, Las Gargantas de Escuain, el Circo
de Pineta y el Macizo del Monte Perdido.
Limita en el
norte con el Parc National des Pyrénées, motivo por el cual contamos con una gran
extensión de terreno protegido con numerosos senderos bien marcados y de interés
diverso para recorrer.
La cima más alta es el
Monte Perdido con 3.355 metros, que junto con las montañas que le rodean forman uno de
las cimas calcáreas más representativas de los Pirineos, siendo representativas también
las Fajas, riscos verticales separados por estrechas balconadas horizontales.
También son interesantes
los circos glaciares que podemos visitar: Pineta, Soaso, Cotatuero, etc. En
algunos casos las paredes verticales cuentan con clavijas que nos ayudarán a superar los
desniveles.
EL CLIMA
En general el clima es típicamente pirenaico,
si bien la diferencia de altitud que va desde los 750 metros en la entrada del
Cañón de Añisclo hasta los 3355 metros del Monte Perdido y la orientación original de cada valle, hace que
exista una enorme variedad climática que ha de destacar: las grandes
variaciones de humedad y temperatura entre el día y la noche. Inversiones
térmicas que se reflejan en él la distribución de los pisos de vegetación. Régimen
variable de los vientos de valle y montaña.
LA FLORA
La flora del
Parque consta de 1400 especies, lo que supone casi el 45 % de las plantas
del Pirineo Aragonés, de las que 83 son plantas exclusivas del Pirineo, es
decir, la mitad de los endemismos de la cordillera. En los más de 30
picos de más de 3000 del territorio protegido y su periferia se pueden ver
cerca de 100 especies, lo que supone las dos terceras partes de la flora
alpina del Pirineo.
Los
bosques ocupan apenas un 20% de la extensión del parque. En el piso montano
(de 800 a 1000 m. de altura) se encuentran numerosos bosques de hayas (Fagus
sylvatica), abeto (Abies alba), pino royo (Pinus sylvestris), quejigo (Quercus
subpyrenaica), tremolines (Populus tremula), con menor presencia de abedules
(Betula pendula), fresnos (Fraxinus excelsior), sauces (Salix elaeagnos),
avellanos (Corylus avellana) e incluso carrascas (Quercus rotundifolia),
mientras que en la franja superior, hasta los 2000 m. domina el pino negro
(Pinus uncinata). El sotobosque hasta los 1800 m. está dominado por el boj
(Buxus sempervirens).
En los pastos de altura (entre 2000 y 2700 metros) dominan las festuca (sobre todo Festuca nigrescens y Festuca gautieri subsp. scoparia) y es una de las mejores zonas del Pirineo para ver la famosa flo de nieu o 'flor de nieve' (Leontopodium alpinum), también conocida como edelweiss, que llega fue el símbolo del Parque Nacional y se encuentra protegida, como todas las especies vegetales del Parque.
En los pastos de altura (entre 2000 y 2700 metros) dominan las festuca (sobre todo Festuca nigrescens y Festuca gautieri subsp. scoparia) y es una de las mejores zonas del Pirineo para ver la famosa flo de nieu o 'flor de nieve' (Leontopodium alpinum), también conocida como edelweiss, que llega fue el símbolo del Parque Nacional y se encuentra protegida, como todas las especies vegetales del Parque.
LA FAUNA
El Parque
Nacional de Ordesa y Monte Perdido acoge una variada fauna fruto de los
diferentes hábitats que alberga y de su condición fronteriza entre la Europa
Continental y la Mediterránea. Se han contabilizado unas 38 especies de
mamíferos, 68 de aves nidificantes (unas 120 si contamos las emigrantes), 5 de
anfibios, 8 de reptiles y 5 de peces.
El rebeco (llamado sarrio en
aragonés) cuya población en el Parque ronda los 2.000 ejemplares, el corzo que ha pasado de
estar extinguido a nivel local a mediados del siglo XX a poseer una creciente
población en la actualidad, la superpoblada presencia del jabalí junto con dos
recién «recuperados» (o en vías de estarlo) como lo son el ciervo, que parece querer
regresar en su evidente expansión pirenaica y el oso pardo, cuya diminuta
población pirenaica (25-32 ejemplares) se ha dejado sentir en el interior de
los sectores más salvajes del espacio protegido. A ello hay que añadir una
enorme variedad de pequeños mamíferos (nutrias, zorros, ginetas, marmotas, gatos monteses, garduñas, lirones, tejones, ardillas, ratones de campo, hurones, topillos, musarañas, desmán de los
Pirineos…).
Si de avifauna
hablamos, en los bosques del Parque Nacional destacan sobre todo especies como
el urogallo (con pequeñas
poblaciones en su mayoría y para su bien desconocidas), la lechuza de Tengmalm
(recientemente redescubierta), el pito negro, pito real, pico dorsiblanco, cárabo, autillo, chotacabras, chochín, treparriscos…
En cuanto
echamos la vista al cielo y nos fijamos en los desfiladeros y áreas de alta
montaña, hábitat predominante del Parque, topamos con el quebrantahuesos, una de
las aves más grandes del planeta que ha encontrado en el Pirineo en general y
en este valle en particular uno de sus postreros y más consolidados refugios.
Está presente también el águila real,
el depredador más considerable de los cielos del Parque, el buitre leonado,
ocasionalmente el buitre negro,
el alimoche, milano real, milano negro, águila culebrera,
todos ellos depredadores de la abundantísima marmota, de la perdiz pardilla o de la
escasísima perdiz blanca,
cuyas poblaciones en las zonas altas de Ordesa-Pineta apenas alcanza la
veintena de ejemplares.
Entre los numerosos anfibios presentes destaca la Rana pyrenaica, endemismo del Pirineo descrito para la Ciencia en los años 90 con ejemplares del Parque, que vive en torrentes de agua limpia o el tritón pirenaico, indicador de la pureza de las aguas del parque.
Entre los numerosos anfibios presentes destaca la Rana pyrenaica, endemismo del Pirineo descrito para la Ciencia en los años 90 con ejemplares del Parque, que vive en torrentes de agua limpia o el tritón pirenaico, indicador de la pureza de las aguas del parque.
DE RUTA POR ORDESA - COLA DE CABALLO
• Duración (ida-vuelta):
4hrs.
• Distancia: 14 Kms.
• Desnivel: De 1360 a
1650 m.
• Dificultad: Fácil
Según
en la época del año en la cual vayamos al parque de Ordesa, se nos pueden
presentar dos opciones para llegar al
lugar debido al número de turistas. Si la época corresponde a puentes o
festividades deberemos dejar el vehículo en
la localidad de Torla, y desde allí coger un autobús que nos llevará
hasta el aparcamiento de la pradera, lugar en el cual comienzan buena parte de
los recorridos de senderismo de menor dificultad. Podemos optar por la opción de hacer este
trayecto a pie (pues en coche está restringido el acceso) pero habría que
añadir a la ruta en torno a 5km. más.
Si acudimos al parque en
épocas de menos afluencia de gente, es posible que podamos llevar el vehículo
hasta el mismo aparcamiento de La Pradera. Desde aqui (1.360 m.) comenzaremos la
excursióna pie, tomando un camino ancho que indica hacia Soaso (recordar que
todo el recorrido está bien señalizado y es difícil perderse si no nos salimos
de los caminos principales).
El camino entra en un hayedo-abetal y pasa por
varias pequeñas praderas. Pasamos por el mirador de
la Cascada de Arripas y seguimos por la pista dejando a un lado un desvío que nos
llevaría de nuevo a la Pradera. Seguimos subiendo y pasamos por la cascadas
de la Cueva y la del Estrecho, Dejando atrás el hayedo y
pasando a una zona de pastizales y pino negro para Llegar a las gradas de Soaso,
donde el río Araza desciende por varios escalones de piedra formando las famosas
cascadas, lugar para un más que merecido descanso, pues comienza el tramo final, que es un poco más estrecho e inclinado.
El camino llega ahora a
una zona más llana y herbosa: el circo de origen glaciar de Soaso. Desde aquí tenemos
una buena vista del macizo del Monte Perdido.
Nuestro camino acaba en
la cabecera del Valle donde se encuentra la cascada de la Cola de Caballo (1.650 m. - 7 km. - 2 hrs).
El regreso lo
realizaremos por el mismo sendero que nos llevará de vuelta a La Pradera de Ordesa (1.360
m. - 14 km. - 4 h.), si bien para los más aventureros se puede tomar en cola de caballo un sendero de vuelta que sube desde la parte derecha de la cascada por las gradas de Soesto y nos llevará a través de la Faja de Pelay por la conocida como senda de los cazadores, hasta la misma pradera de inicio.
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