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LOS 15 PARQUES NACIONALES DE ESPAÑA

  Con el objetivo de conservar el valor natural de determinados enclaves del territorio español, proteger especies singulares, y a la vez ofrecer al ciudadano la posibilidad de disfrutarlos sin dañar este entorno, en 1918 se creó en España la Red de Parques Nacionales de España, una acción pionera en Europa que imitó a la recién iniciada en el Parque de Yosemite de los Estados Unidos.

  La montaña de Covadonga, hoy perteneciente al parque nacional Picos de Europa fue el primer enclave protegido de España. Al asturiano le siguió el de Ordesa y Monte Perdido, en el mismo año. El resto no fueron incluidos hasta treinta años después, siendo la Sierra de Guadarrama el último en incorporarse en el año 2013. 
Torla - Entrada al parque nacional de Ordesa y Monte Perdido
  Actualmente, el país ya cuenta con 15 parques nacionales, algunos incluso declarados como Reserva de la Biosfera o Patrimonio de la Humanidad. 10 de ellos se encuentran ubicados en la península ibérica, 4 en el archipiélago canario y 1 en las islas Baleares. El parque natural de la Sierra de las Nieves (Málaga) es el mejor posicionado para ser nombrado como el decimosexto en esta lista, si bien por diversas condiciones políticas todavía no ha sido ampliada esta Red de Parques Nacionales.

  Las diferencias geográficas, climatológicas, las especies de animales que viven en ellos y el entorno que los rodea hacen que cada uno de los parques naturales de España sea diferente y único.  

  Como detalles de interés destacan que el parque nacional más grande de España es el parque nacional de Sierra Nevada (Andalucía) con más de 86.000 hectáreas, mientras que el más pequeño de España es el parque nacional de las Tablas de Daimiel (Castilla-La Mancha) con 1.928 hectáreas (ampliado posteriormente hasta 3030).

  Por su parte, la comunidad autónoma que más parques nacionales posee es Canarias, con cuatro (tres en la provincia de Tenerife). La única provincia de la península que posee más de un parque entre sus fronteras, es la de Ciudad Real, con dos: Tablas de Daimiel y Cabañeros.

  El parque nacional con más cantidad de visitantes de España es el parque nacional de las Cañadas del Teide (Canarias) con más de 4 millones de visitantes anuales. Además, también es el parque más alto, con 3.718 metros sobre el nivel del mar. Por el contrario, el parque nacional con menos cantidad de visitantes es el de Cabañeros, con algo más de cien mil visitas anuales.

PROTECCIÓN DE LA FAUNA Y LA FLORA

  El principal motivo de la creación de estos parques, además de la evidente preservación de su estado, no es otro que procurar la efectiva protección de los ecosistemas y distintos organismos que lo componen, muchos de los cuales se encontraban en serio peligro de extinción, y gracias a estas medidas han podido recuperarse paulatinamente.

  Así, Garajonay en La Gomera es fundamental para la conservación de las palomas turqué y rabiche, características de la laurisilva. El pinzón azul, el vencejo unicolor y el reyezuelo de Tenerife tienen un buen refugio en el Teide. El oso pardo cantábrico y el urogallo tienen su refugio en los protegidos Picos de Europa. El tritón de los Pirineos, el sarrio, el quebrantahuesos, el gorrión alpino, la marmota o la perdiz nival, en Ordesa. En Aigües Tortes conviven pitos negros y armiños. El Archipiélago de Cabrera alberga varias subespecies de lagartijas baleares endémicas. En Timanfaya se dan reptiles como el perenquén o el lagarto de Haria junto a una interesante avifauna. Especies tan amenazadas como el águila imperial ibérica, el calamón, la vipera latastei gaditana, la focha moruna o el lince ibérico dependen en gran medida de la protección que les brinda Doñana.

  En definitiva, la creación de estas áreas protegidas ha podido traer un poco de esperanza para algunas especies amenazadas, muchas de las cuales es posible que hoy en día ya no se encontraran entre nosotros.

LOS PARQUES NACIONALES, UNO A UNO

01. Parque nacional De Los Picos De Europa (Asturias, León y Cantabria)

  Se trata del primer parque nacional de España, y fue creado el 22 de julio de 1918. Al principio se llamó Parque Nacional de la Montaña de Covadonga ya que abarcaba un territorio menor de esta zona asturiana. Sus 17.000 hectáreas iniciales fueron ampliadas hasta sobrepasar las 67.000 hectáreas actuales, pasando a ocupar un vasto territorio en la confluencia entre las provincias de Asturias, León y Cantabria.

  Abarca los tres macizos de los Picos de Europa y las cabeceras de los ríos Cares, Sella y Deva. En su interior se asientan doce pueblos de León, seis de Asturias y dos de Cantabria. 

  Con cimas que alcanzan los 2.500 metros de altitud, posee unos bellísimos parajes de montaña entre los cuales se hallan diferentes lagos glaciares de aguas cristalinas.

  Las antiquísimas paredes de roca caliza, infinitas gargantas y angostos desfiladeros, se funden en idílicos paisajes, con las verdes majadas pastoriles y con recónditas aldeas de montaña. De hecho, aquí se encuentra la mayor formación caliza de la Europa atlántica. Entre estos riscos infranqueables habita tranquilo el rebeco. En los tupidos bosques, los corzos, lobos y ocasionalmente, algún oso. Y en sus cielos, reinan el buitre leonado y el águila real. Y todos consiguen vivir en armonía dentro de este espectacular paisaje de montaña.

  Es uno de los parques más visitados del territorio español. Un teleférico y un funicular permiten acceder a los caminantes menos experimentados a la zona superior de este macizo, con la posibilidad de realizar interesantes recorridos a pie.

02. Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Pirineo aragonés - Huesca)

  Creado el 16 de agosto de 1918, es también Reserva de la Biosdera y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1997. Con una dimensión de más de 15.000 hectáreas, se sitúa en la comarca del Sobrarbe del Pirineo aragonés, provincia de Huesca.

  Nieves blancas perpetuas, cascadas y alegres ríos, elevadas cumbres y sobretodo imponentes cañones sobre antiquísimos circos glaciares dan forma a este lugar único que parece salido de un cuento de fantasía.

  En este paisaje de contrastes, la aridez, nieve y ventiscas de las zonas altas destaca sobre la tranquilidad de sus bosques, cascadas y verdes prados. Dominándolo todo, el macizo de Monte Perdido (3.355 metros de altitud), con las cimas de las Tres Sorores, desde donde derivan los valles de Ordesa, Pineta, Añisclo y Escuaín.

  Este parque es tan bonito que recibe más de medio millón de visitas anuales. Podemos realizar bonitas excursiones a pie dentro de sus límites, la más famosa de ellas discurre por la denominada senda de los cazadores, hasta la cascada Cola de Caballo. Situada en el circo glaciar de Ordesa, este suave torrente de agua imita en su caída a la peculiar cola de un equino. Pero lo más bonito no es la cascada en sí, sino el trayecto que debemos recorrer hasta su llegada.


03. Parque nacional de las Cañadas del Teide (Tenerife, Canarias)

  Declarado parque nacional en 1954, se trata del más antiguo de las Islas Canarias. Es además, Patrimonio de la Humanidad desde 2007, y una de sus principales características es albergar en su interior el pico más alto de España, el Teide. Con 3718 metros se trata además del tercer volcán más alto del mundo. 

  Este ecosistema volcánico de casi 19.000 hectáreas, conformado por conos y domos, coladas de lava, pitones y cuevas, muestra un extraordinario conjunto de colores y formas caprichosas. Sin embargo, todas estas muestras geológicas esconden una gran riqueza biológica; la fauna del lugar, por lo común invertebrada, y los 55 endemismos vegetales son lo suficientemente fuertes para aguantar las condiciones más extremas que le imponen esta montaña. 

  Este parque es actualmente el más visitado de España y uno de los más populares de Europa. La posibilidad de ascender en teleférico hasta la parte más alta del volcán, anima a que muchos viajeros se aventuren a escalar el techo de España y obtener unas de las mejores vistas que la Isla les puede ofrecer.

04. Parque Nacional Caldera de Taburiente (La Palma, Canarias)

  En la "isla bonita" de La Palma, se encuentra el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente desde el año 1954. 

  Este espacio protegido de algo más de 4.600 hectáreas situado en el centro de la isla, tiene una gran riqueza de flora y fauna, extraordinarios paisajes semi-tropicales con muchas especies endémicas. Entre su flora destaca el pino canario, laurisilva, faya, brezo, sauce canario o helechos. Respecto a su fauna abundan los insectos, reptiles, anfibios, aves y mamíferos como cabras, conejos y murciélagos.

  Un circo, en geología, es una “depresión semicircular en un macizo montañoso, rodeado de paredes abruptas”. El de la Caldera de Taburiente, en La Palma, es enorme, y ocupa una extensión de 8 km de diámetro con casi 2.000 m de desnivel.     

  Profundos barrancos y una amplia red de arroyos y torrentes brotan del paisaje y cruzan la Caldera de Taburiente con una gran fuerza erosiva, como el salto de la Desfondada, de 150 metros.   

05. Parque nacional Aigüestortes y Estany de Sant Maurici (Pirineo de Lleida, Cataluña)

  Creado en 1955, este parque nacional se reparte entre varias comarcas del Pirineo de Lleida, entre las comarcas de la Alta Ribagorça, Pallars Sobirà, Val d’Aran y Pallars Jussà. 

  Su nombre procede de los numerosos cursos de agua y manantiales que surcan su relieve abrupto. Aigüestortes, significa en catalán “aguas tortuosas”, y hace referencia a sus meandros de alta montaña. Estany de Sant Maurici, por el contrario, hace referencia al Estanque de San Mauricio, el más célebre de sus lagos pirenaicos de origen glaciar. Situado a 1.910 metros de altitud, en el fondo de un circo glaciar, posee una pequeña presa para aumentar su capacidad. 

  Este parque nacional es un destino imprescindible para quienes quieren disfrutar de la naturaleza en estado puro. Con más de 14.000 hectáreas en su interior podemos disfrutar de una bella e interminable sucesión de lagos, unidos por hilos de agua y arroyos, ríos y cascadas, fundiendo el paisaje de bosque atlántico alfombrado de pino negro y silvestre, abeto, abedul y haya. 

  El agua es sin duda es el elemento principal del parque, sus más de 200 lagos, y paisajes tan maravillosos como los riscos de Els Encantats, hacen que sea un destino único para los visitantes.

06. Parque nacional de Doñana (Huelva, Sevilla y Cádiz, Andalucía)

  Situado entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, y ocupando una extensión de más de 54.000 hectáreas, fue declarado parque nacional en 1969. 

  Destaca por un el sistema de dunas en movimiento que discurre entre Matalascañas y la desembocadura del Guadalquivir o la duna fósil del Asperillo, con más de 30 metros de altura.

  Marismas, playas vírgenes de arena blancas, y espectaculares acantilados contrastan con el verde paisaje de alcornoques y bosques de pinos. Tiene una extraordinaria importancia como lugar de paso, cría e hibernación de miles de aves europeas y africanas. Además, en Doñana viven especies únicas y en peligro de extinción como el águila imperial ibérica y el lince ibérico.

07. Parque nacional Tablas de Daimiel (Ciudad Real, Castilla-La Mancha)

  Situado en Ciudad Real, y con algo más de 1.900 hectáreas, es el parque nacional más pequeño de España. Se trata de la última tabla fluvial de la llanura central de la península, una formación que se produce por el desbordamiento de los ríos Guadiana y Cigüela, y la descarga de aguas subterráneas en un terreno de escasa pendiente.

  Fue declarado parque nacional en 1973, y tras años de degradación por la sobreexplotación de sus acuíferos, este humedal prácticamente único en Europa parece más recuperado. Actualmente vuelve a ser un humedal lleno de belleza, de caminos de madera y de abundante avifauna, pues su característica cubierta vegetal es un paraíso para las aves acuáticas y migratorias que pasan por el parque. Mamíferos como el turón, la nutria o el zorro habitan sus fronteras y se alimentan, en gran medida, de sus especies acuáticas.

08. Parque nacional de Timanfaya (Lanzarote, Canarias)

  En Lanzarote, la furia de los volcanes creó en tiempos este territorio donde los paisajes ocres y rojizos, de mares de lavas negras, cubren en silencio todo el horizonte hasta el mar. Se constituye como el único parque eminentemente geológico, muestra del volcanismo reciente: las erupciones ocurridas entre 1730, 1736 y 1824, dieron lugar a sus características estructuras geomorfológicas, jalonadas por más de 25 volcanes (algunos de ellos aún con actividad), colonizados por líquenes que pintan de blancos, amarillos y verdes los negros y rojizos de lapillis, arenas y rocas basálticas. Los más famosos son las Montañas del Fuego, Montaña Rajada o la Caldera del Corazoncillo. 

  Desde 1974 se constituye como el octavo parque nacional de España, y en esta ocasión no lo hace por su frondosa y exhuberante manifestación de vida, sino por lo contrario. 

  Con más de 5.100 hectáreas, nos encontramos con un paisaje desolado y sin embargo bello, pues los ecosistemas han sido colonizados por un universo vegetal y animal de gran valor adaptativo. En total, se han encontrado hasta 180 especies vegetales en el lugar.

09. Parque nacional de Garajonay (La Gomera, Canarias)

  Las nieblas que ascienden desde el océano y se pegan a las cumbres agrestes de La Gomera crean una envoltura húmeda y fresca que propicia la pervivencia de las selvas de laurisilva canaria, y uno de los últimos vestigios de las ancestrales selvas subtropicales que hace millones de años poblaron el área mediterránea.

  El parque nacional de Garajonay, declarado como parque nacional en 1981, cinco años más tarde pasó a ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Debe su nombre a dos jóvenes, Gara y Jonay, que, según la leyenda, prefirieron suicidarse a vivir separados. 

  Ocupa casi 4.000 hectáreas, cerca del 11% de la superficie de la isla, y a pesar de su origen volcánico, la naturaleza ha conquistado la mayor parte de este territorio, que nos sorprende por la frondosidad que encierra. Casi toda su extensión está cubierta de monte verde canario, cuenta con más de 20 especies arbóreas formando distintos tipos de bosque, así como más de 1.000 invertebrados, reptiles y aves. Como complemento, espectaculares monumentos geológicos, como los Roques. 

10. Parque nacional Archipiélago de Cabrera (Islas Baleares)

  Este parque nacional marítimo-terrestre, que administrativamente pertenece a Palma de Mallorca, es un conjunto de islotes que gracias a su aislamiento conservan inalterado su ecosistema insular mediterráneo.

  Con algo más de 10.000 hectáreas, fue incluido en la red de parques nacionales de España en el año 1991. En él predominan los arbustos leñosos de hoja coriácea y pequeña, formadores de la garriga, matorral perfectamente adaptado a los rigores del clima mediterráneo. Entre su flora endémica destaca el astrágalo de las Baleares, rubia, tragamoscas o hipericón balear.

  Es además un punto esencial en las rutas migratorias de más de 150 aves que recalan en este conjunto de islotes rocosos, tanto en paso primaveral como en el otoñal. Especies como la gaviota de Audouin o el halcón Eleonora habitan este lugar de manera habitual.

  Pero uno de sus principales tesoros se encuentra bajo las aguas transparentes. En sus fondos encontramos más de 200 especies de peces y numerosos invertebrados endémicos de esta zona.

  Para llegar a la isla deberemos hacerlo desde la vecina Mallorca; en poco menos de una hora navegaremos hasta sus costas. En mitad del trayecto, otro atractivo: la cueva azul, un baño en alta mar.

11. Parque nacional de Cabañeros (Ciudad Real y Toledo, Castilla-La Mancha)

  En junio de 1987, el Ministerio de Defensa compró la finca de Cabañeros, de 16.000 hectáreas, en pleno corazón de los Montes de Toledo, para hacerla zona de tiro. La presión social y movilizaciones pararon el proyecto, y un año después Cabañeros se convertía en parque natural.

  En 1995 pasó a ser parque nacional, extendiendo su conservación a un territorio de más de 40.000 hectáreas, entre las provincias de Toledo y Ciudad Real.          

  Es conocido como el “Sherengueti español" por su gran biodiversidad. En él habitan grandes rapaces como el águila imperial ibérica, la cigüeña negra, o el buitre negro, mamíferos como el ciervo, el corzo, el jabalí o incluso el lince ibérico entre otras especies, y una rica flora con una gran variedad de árboles y arbustos propios del bosque mediterráneo. 

  Una de las actividades recomendables en sus amplias dehesas es la de disfrutar del tiempo de la berrea del ciervo (entre septiembre y octubre), que habitualmente finaliza con enfrentamientos armados entre los machos que buscan el dominio de todo el territorio.

12. Parque nacional de Sierra Nevada (Granada y Almería, Andalucía) 

  Con más de 86.000 hectáreas, es el parque nacional más grande de España, y también uno de los más visitados. Situado en el macizo montañoso de Sierra Nevada, en Granada y Almería, se constituye como parque nacional desde 1999. Tiene también la mayor cima peninsular: el pico Mulhacén, con más de 3481 m.

  Esta gran altitud, con un relieve compacto es la que le confiere su estructura, representando los sistemas naturales de la media y alta montaña mediterránea. Sus vastas extensiones cuentan con más de 2.000 especies vegetales, 66 de ellas endémicas. También goza de una fauna muy variada de mamíferos, reptiles, aves o anfibios, aunque el animal más característico es la cabra montés. 

  Uno de los principales atractivos del parque son las pistas de esquí, el jardín botánico de la Cortijuela, el Centro botánico de Hoya de Pedraza y el de la universidad, donde se estudian las especies endémicas del lugar. 

13. Parque nacional Islas Atlánticas de Galicia (Pontevedra y A Coruña, Galicia) 

  En Galicia encontramos el magnífico Parque Nacional de las Islas Atlánticas, creado en el año 2002, y que combina la extraordinaria fuerza del mar Atlántico, con la belleza de sus playas vírgenes de arena blanca.

  Con más de 8.000 hectáreas se trata de una sucesión de islas que emergen del océano entre la ría de Arousa y la de Vigo. Este archipiélago conformado por las islas Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada, guarda enormes riquezas ecológicas en sus fondos de concha, arena y roca, diversidad inacabable de ecosistemas custodiados por antiguos pecios marinos que esconden con recelo estos tesoros. 

  En la superficie, altos acantilados, matorrales, complejos dunares y playas de arena blanca y fina destacadas de entre las mejores de Galicia, parecen motivos más que suficientes para visitar este enclave. 

  La diversidad de paisajes del parque nacional de las Islas Atlánticas de Galicia favorece la vida, albergando desde 200 especies de algas de distintos tipos, a las plantas adaptadas a vivir en las arenas de las dunas. Peces y moluscos encuentran en sus refugios marinos un lugar ideal para el desove y la cría. Como complemento final, las aves que se alimentan de toda esta población marina, anidan al resguardo de los altos acantilados de las islas, cerrando así el círculo de la vida.

14. Parque nacional de Monfragüe (Cáceres, Extremadura) 

  Situado en la provincia de Cáceres, y ocupando una superficie en torno a las 18.000 hectáreas entre los municipios de Navalmoral de la Mata, Plasencia y Trujillo, se encuentra el Parque Nacional de Monfragüe. Fue declarado parque nacional en el año 2007, debido en gran parte a su gran interés ornitológico. Años atrás, en 1979 ya se tomaron las primeras medidas de protección de este entorno a fin de evitar que las plantaciones de eucalipto terminaran con el matorral y el bosque autóctono mediterráneo.

  Las aves son por lo tanto el principal protagonista de este parque atravesado por los ríos Tajo y  Tiétar. Cigüeñas negras, alimoches, buitres o el águila imperial pueden verse frecuentemente sobrevolando sus dehesas, roquedos y masas de agua (ríos y embalses).

  Se han llegado a contabilizar más de 300 parejas de buitre negro, unas 12 de águila imperial, 30 de cigüeña negra, 35 de alimoche y mil de buitre leonado. 

15. Parque Nacional Sierra de Guadarrama (Segovia y Madrid)

  El último de los parques nacionales de España se creó en 2013 y ocupa 33.960 hectáreas de la vertiente sureste de la sierra de Guadarrama, en el Sistema Central, entre Madrid y Segovia. Separa en dos la meseta castellana, las cuencas hidrográficas del Duero y Tajo.

  Es un claro ejemplo representativo de los sistemas naturales de alta montaña mediterránea. Lagunas, humedales, pastizales de alta montaña, quejigares y melojares, cascajares, pinares, sabinares y enebrales conforman su flora. 

  En su fauna destacan los jabalíes, zorros, liebres o aves rapaces. Varias especies animales que lo habitan están en peligro de extinción, como el águila imperial, la cigüeña negra o el lobo.

  Dentro de esta larga cadena montañosa, destaca su pico más alto, el Pañalada, con más de 2.400 metros de altitud. Otras cumbres conocidas son el Reajo alto, Siete picos, la Sierra de los Porrones o la Peña del Oso. 
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