Situada en la región de La Toscana, Pisa es una ciudad portuaria italiana que dista de la vecina Florencia, unos 80km. Este hecho es muy relevante, ya que dada su corta distancia, hace que podamos aprovechar nuestro viaje a una de ellas, para de paso, visitar también la otra.
Aunque todo el mundo relaciona Pisa con su torre inclinada y nadie debe marcharse de aquí sin la típica foto sosteniendo su estructura, la ciudad tiene más atractivos que la sitúan entre los mejores lugares que ver en La Toscana.
Su mediano tamaño, y la ubicación de sus principales monumentos, hacen que podamos verla perfectamente en un día. Además, si disponemos de un guía, podremos sacarle más partido a la visita y finalizarla más rápidamente.
HISTORIA
El origen de la ciudad de Pisa no se conoce. Según una leyenda local se cree que luego de la guerra de Troya, llegaron a esta zona unos griegos que fundaron una ciudad con el mismo nombre de la que ellos provenían, la Pisa del Peloponeso. Sin embargo, no hay ninguna prueba arqueológica que corrobore la veracidad de la leyenda que le atribuye a los ligures la fundación de Pisa.
En latín, el nombre de la ciudad se encuentra en plural “Pisae”. Esto parece indicar que, a diferencia de la Pisa de Grecia que contaba con un solo curso de agua, en la Pisa italiana pasaban dos ríos (el río Arno y el río Auser).
Al parecer, luego ocuparon Pisa los etruscos y los romanos. Para el s.IX, Pisa era conocida por su poderío naval. En el s. XI se alió con Génova y sacó a los sarracenos de Córcega y de Cerdeña. Después de la Primera Cruzada, la ciudad tuvo muchos beneficios económicos, lo que la llevó enfrentarse con otras ciudades, como lo fueron Génova y Venecia.
Génova, Venecia, Amalfi y Pisa fueron las cuatro Repúblicas Marítimas de Italia. La época dorada de Pisa le llegó en el s. XII hasta principios del s. XIII. Pero en el año 1284, tras la batalla de Meloria, la ciudad quedó debilitada, porque los genoveses hundieron su flota. La caída de Pisa siguió, perdiendo en el s. XIV sus posesiones ultramarinas y siendo vendida en el año 1406 a Florencia. Pudo recuperar su independencia, pero solo durante los años de 1494 a 1506, pues Florencia la volvió a reconquistar.
El puerto de Pisa, que se situaba en lo que ahora es Livorno, con el tiempo ganó importancia convirtiéndose en el principal de toda la región de La Toscana. De hecho, es el principal puerto de cruceros de la zona, y atrae anualmente a miles de viajeros que acuden a visitar sus monumentos y los florentinos.
RECORRIENDO LA CIUDAD DE PISA
Nuestra visita a Pisa debe comenzar en el centro monumental de la ciudad: la Piazza dei Miracoli o Plaza de los Milagros, reconocida como uno de los principales centros de arte medieval del mundo y declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.
Dominada por una extensa área de verde césped y paseo peatonal, en esta plaza podremos visitar los monumentos más importantes de Pisa, el Duomo Santa Maria Assunta, su campanario inclinado y mundialmente conocido como la Torre de Pisa, el Baptisterio y el Camposanto Monumentale (cementerio).
Estos edificios fueron construidos en un período comprendido entre los siglos XI y XIV, y su conjunción puede ser interpretada simbólicamente como los tres momentos fundamentales de la vida humana: el nacimiento (el Baptisterio), la vida (catedral), y la muerte (el cementerio).
El Duomo
El Duomo de Pisa es su catedral, y está dedicado a la Asunción de la Virgen. Construido en mármol de las cercanas canteras de Carrara, fue levantada durante los años 1064 a 1118 con un estilo arquitectónico románico pisano, aunque hay algunas influencias bizantinas e islámicas. El portal de bronce es de manos de B. Pisano y el púlpito por G. Pisano.
La entrada principal del Duomo tiene numerosas decoraciones en relieve, entre las cuales existe un pequeño lagarto que tradicionalmente trae buena suerte a quien lo toca. Por este motivo podremos ver a muchos visitantes acercarse y frotarlo con interés.
El Baptisterio
Esta construcción que suele encontrarse en el interior de la iglesia y contiene la pila bautismal, en determinadas edificaciones se encuentra en un recinto independiente contiguo a la iglesia principal. Esto es lo que sucede en el Duomo de Pisa, cuyo Baptisterio, proyectado por Diotisalvi en 1152, es el más grande de Italia con una circunferencia de 107 metros. Su diseño conjuga el estilo románico en su base y el estilo gótico en su parte superior. Al subirlo se aprecian unas vistas panorámicas de la ciudad que vale la pena contemplar.
La Torre Inclinada de Pisa
Otra construcción que suele construirse integrada en la misma iglesia es su campanario. Pero en Pisa todo es a lo grande y como no podía ser de otra forma su campanario también ha sido levantado de manera independiente al Duomo.
La Torre Inclinada de Pisa data del s. XII, más concretamente del año 1174 en el que parece que comenzó su construcción. Sus orígenes son inciertos, y en una de las paredes de la entrada de la Torre dice: “A.D. MCLXXIV. CAMPANILE HOC FUIT FUNDATUM MENSE AUGUSTI”, es decir, este campanario fue fundado en el mes de agosto, D.C. 1174, si bien no existe ningún registro de la época ni está escrito el nombre del arquitecto de la obra. Pudieran ser Bonanno Pisano, Diotisalvi, (arquitecto del Baptisterio), o Beduino, (la decoración de la torre es similar a otros trabajos realizados por este arquitecto), pero nada de esto es seguro.
Para la construcción de esta torre de 58,36 m de alto y ocho niveles, fueron necesarios casi 200 años y tres etapas distintas.
Al poco de comenzar su construcción se vio que los cimientos eran débiles para sostener el Campanario, y tras la finalización de los primeros tres pisos la torre comenzó a inclinarse, por lo que su construcción se detuvo.
Casi 100 años después, Giovanni di Simone se arriesgó a concluir la construcción agregando cuatro pisos más. Para contrarrestar su inclinación, los pisos superiores tienden a «enderezarse» hacia la vertical (fueron construidos con un lado más alto que otro), por lo que la torre es en realidad curva, como una banana. Así, la construcción del cuarto al séptimo nivel se realizó entre 1272 y 1278, haciéndose el lado sur más alto. Sin embargo, la inclinación pasó a darse esta vez hacia el otro lado, el sur.
La torre siguió inclinándose pero esto no fue un impedimento y se inauguró en 1372. Hace unos años la torre fue cerrada al público a fin de realizar trabajos para tratar de frenar la creciente inclinación del monumento, intentando varios métodos como: colocación de plomo para contrarrestar el desnivel, inyección de nitrógeno líquido para reforzar el terreno en el lado hundido, etc. La solución definitiva fue la extracción controlada de parte del subsuelo en el lado norte (lado contrario a la inclinación), siendo reabierta al público con una ligera inclinación en su pendiente. Gracias a estos trabajos parece que su "caída" se ha frenado y tendremos Torre Inclinada para rato.
Para aquellos más atrevidos, existe la posibilidad de subir a su parte más alta. Tras ascender los 300 escalones, podremos obtener una bonita panorámica de la Plaza más significativa de Pisa.
Como curiosidades acerca de esta torre se dice que Galileo Galilei dejó caer desde lo alto de la Torre dos bolas de cañón de diferente masa, demostrando así su teoría de que la velocidad de su caída era independiente de la masa.
El Camposanto Monumentale
El cementerio monumental queda en el límite norte de la plaza. Se haya tras un muro que tiene unos cuarenta y dos arcos ciegos, y se dice que se erigió sobre una carga de suelo sagrado procedente del Gólgota, traído a Pisa durante la Cuarta Cruzada por Ubaldo de Lanfranchi, arzobispo de Pisa en el siglo XII.
El Camposanto de Pisa ha servido para enterrar a ilustres ciudadanos, y es por ello que en su interior hay un enorme claustro de forma rectangular. Con el paso del tiempo se han construido todo tipo de sepulturas, desde unas muy modestas hasta imponentes sarcófagos romanos.
Más Pisa
Después de completar las visitas de la Piazza dei Miracoli podemos bajar andando hasta el centro histórico, pasando por la Piazza dei Cavalieri con su magnífico Palazzo della Carovana, para antes de llegar al río Arno acernos al callejón Borgo Stretto, una de las calles con más encanto de la ciudad.
En Pisa hay muchos museos, algunos de ellos son: el Museo dell’Opera del Duomo, el Museo Nazionale di San Matteo, el Centro d’Arte Palazzo Blu, el Museo Nazionale di Palazzo Reale, el Museo della Grafica y el Centro d’arte San Michele degli Scalzi. Si viajamos con tiempo siempre es recomendable pararse a visitar alguno de los muchos museos de la ciudad, todos ellos de gran interés y valor cultural.
Para terminar nada mejor que un paseo por la orilla del río Arno donde te encontrarás la bonita Chiesa di Santa Maria della Spina.
