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MURCIA: PAISAJES DE INTERIOR

  El interior de la Región de Murcia invita al descanso, el disfrute de la naturaleza, el deporte y la buena mesa. Rincones tranquilos y sosegados que abren sus puertas al viajero que quiera perderse durante unas horas entre encinas, pinos, robles y sabinas, visitar yacimientos arqueológicos, conocer modos de vida tradicional y sentarse a la mesa para reponer fuerzas con un reconfortante guiso, unas migas, una sabrosa carne, y los arroces y vinos Denominación de Origen exclusivos de estas tierras. 
  La provincia de Murcia cuenta con una riqueza paisajística y medioambiental protegida a través de sus parques regionales. Playas de arenas doradas, dunas y calas vírgenes en el litoral son los panoramas que encontramos en las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, y Cabo Cope y Puntas de Calnegre. Por su parte, sierras y valles en el interior son las características principales de los parques regionales de Sierra de Carche, Sierra de la Pila, Sierra de Espuña, y Carrascoy y El Valle. Lugares, todos ellos, donde poder practicar deportes de bajo impacto medioambiental y conocer más de cerca la naturaleza murciana.

  El interior de la provincia ofrece históricas localidades como Caravaca de la Cruz o Lorca. Esta última llama poderosamente la atención por su abundante arquitectura de estilo barroco, empleada en parroquias, conventos, casas blasonadas y palacios. La Colegiata de San Patricio y el Castillo de Lorca son Monumento Nacional. A escasos kilómetros de esta población se sitúa el Parador de Puerto Lumbreras, a medio camino entre Levante y Andalucía, un lugar excepcional desde donde acercarnos a estas regiones.

GASTRONOMIA

  En la Región de Murcia se practica la auténtica cocina mediterránea: cereales, hortalizas y aceite de oliva son la base de una cocina que halla su fuente de inspiración en la huerta, natural, auténtica, sabrosa y de gran personalidad. Los asados, salazones, pescados y mariscos del Mar Menor son igualmente muy apreciados. Por otro lado, en el recetario gastronómico de la comunidad murciana destacan igualmente los arroces, embutidos, conservas, frutos secos, plantas aromáticas, frutas y repostería.

  Hablar de gastronomía murciana es hacerlo de los frutos de la huerta, sobre todo de la verdura. Esta se encuentra presente en buena parte de sus platos. Las habas frescas pueden tomarse fritas con cebolla; las habas secas cocinadas en los célebres michirones; los ajetes tiernos que están presentes en casi todos los guisos se pueden preparar revueltos, sofritos con acelgas o en tortilla; el cardo en salsa de almendras; el zarangollo; las habas tiernas acompañando a los salazones o al embutido, como entrante o refuerzo; las alcachofas con piñones; los pimientos asados en ensalada; la coliflor, la judía verde, la alcachofa o el pimiento... se convierten en elementos indispensables para elaborar el típico arroz con verduras que es obligado degustar.

  Los arroces murcianos merecen un capítulo aparte, pues el cultivo de este cereal se difundió en la Región por los musulmanes y desde entonces ha sido componente esencial de la cocina. Hoy, los arroces de Calasparra (único en España con Denominación de Origen), tienen fama en todo el mundo. Nadie puede extrañarse, si tenemos en cuenta que ya en el siglo XIV el arroz cultivado en la zona de Calasparra se exportaba a Mallorca y al norte de África. Puede prepararse de muchas formas. Aparte del típico Arroz con verduras, también puede optarse por el Arroz con conejo y caracoles, el Arroz con magra y costillejas o el Caldero, un plato típicamente costero, resultado de cocer el arroz en el caldo resultante de la cocción de abundante y sabroso pescado.

  No hay que olvidar tampoco otros platos de la gastronomía murciana como la olla gitana, o los guisos de trigo. Pero, si bien es cierto que ocupa un altísimo porcentaje de la gastronomía murciana, no todo es verdura en Murcia, como hemos visto. Además del pescado, los amantes de la carne tampoco se sentirán defraudados si deciden visitar esta región. En ella se puede comer cabrito, o cordero lechal. Son muy celebradas las chuletas de cordero al ajo cabañil, que deben su gracia no sólo a las chuletas de lechal, sino a los aderezos (mezcla de ajo picado, vinagre y una hoja de laurel), que, bien utilizados, las hacen inolvidables. Mención especial requiere la caza, y sobre todo el conejo, la liebre, la perdiz y la codorniz. El pastel de carne y el pastel de cierva representan una original aportación de la gastronomía de la Región de Murcia al contexto de la gastronomía española; como también es imprescindible incluir aquí el caldo con pelotas (un guiso de pavo con albóndigas, patrimonio de la época navideña) representa una muestra más de lo imaginativo que resulta esta cocina.

Paparajotes - Dulce típico murciano
  El tesoro del Mar Menor como no podía ser de otro modo, con el mar Mediterráneo bañando su costa, lo que no puede uno de dejar de encontrar y saborear en los restaurantes murcianos son los mariscos y los pescados, sobre todo a la sal o a la espalda. Del mar, es bastante apreciado el mújol, que puede prepararse al horno y cuyas huevas adquieren dentro de la región la categoría de exquisitez; la dorada o la lubina también comparten cartel con otros frutos de este litoral como son langostinos del Mar Menor, de tamaño menudo y de sabor inolvidable. Es obligado mencionar de nuevo aquí el Caldero, como máximo exponente de la herencia marinera: un típico plato de pescadores donde el auténtico protagonista es el arroz, el pescado y el pimiento de ñora. La fruta puede ser una opción a la hora del postre y según la temporada en la que se esté visitando la zona, dependerá el tipo que se elija: Melocotones en vino, Naranjas a la canela, Fresas del Rincón de Seca, Peras, Albaricoques y todo tipo de fruta mediterránea. También puede recurrirse a la repostería: al Tocino de cielo, las Yemas de Caravaca, el Mazapán del Moratalla, el Cabello de Ángel, los Bizcochos Borrachos, la Tortada murciana, confeccionada a base de merengue, etc. y los paparajotes, postre de origen árabe que se realiza con hojas de limonero envueltas en una fina masa dulce rebozada en azúcar y canela.

  Los vinos de la comunidad murciana son muy variados, aunque destacan los tintos. Existen tres denominaciones de origen: Jumilla, Yecla y Bullas. Esta última es la más reciente. Aparte de estas DD.OO. existen otros muchos vinos de la tierra de excelente calidad, de las Comarcas de Campo de Cartagena, Ricote y Abanilla.

PAISAJES DEL INTERIOR

Sierra de Espuña

  Más allá del paisaje costero de Murcia, quizás su faceta más popular, en el interior de esta región hallaremos espacios de naturaleza y contrastes, como el Parque Regional de Sierra Espuña, el auténtico “pulmón verde” de la región, un sitio donde disfrutar de la naturaleza, la historia y el deporte al aire libre.

  Espuña es un espejismo de verdor en las resecas tierras del sureste. Este Parque Regional, por el que los murcianos sienten gran afecto, fue objeto de un modélico proyecto de reforestación a cargo de Ricardo Codorniú, que consiguió devolver la cubierta verde que había desaparecido debido a la tala excesiva. Una red senderos de pequeño recorrido, señalizados con marcas blancas y amarillas, permiten recorrerlo de punta a punta. Entre los más recomendables están la senda de Fuente Alta, los senderos de La Santa y Aledo y el de la Umbría del Bosque.

  Ubicado a menos de 40 kilómetros de la ciudad de Murcia, recorrer Sierra Espuña supone contemplar una amplia muestra de entornos: desde alta montaña, frondosos bosques y estepas; hasta ríos y embalses, pasando por zonas de secano y de regadío. Sin embargo, el relieve desigual y montañoso es lo que más llama la atención, ya que permite admirar panoramas originales e insólitos. Es el caso, por ejemplo, de las Paredes de Leyva, unos impresionantes murallones calizos; los Barrancos de Gebas, un singular paisaje de aspecto “lunar”; el profundo cañón del Barranco de la Hoz, o el Barranco de Malvariche.

  Pero si hay una estampa en Sierra Espuña especialmente curiosa son los Pozos de Nieve, 26 estructuras de forma circular excavadas sobre el terreno que antiguamente hacían las funciones de frigorífico. Su origen se remonta al siglo XVI y se sitúan entre los 1.100 y los 1.400 metros de altitud. Hasta estas cumbres subían, cada invierno, los trabajadores de la comarca para almacenar y apisonar en su interior la nieve que habían recogido previamente. Cuando llegaba la primavera, volvían a subir para extraer las barras de hielo que proveían a las ciudades de alrededor como Murcia y Cartagena.

Lorca

  Le llaman la Ciudad del Sol porque en este rincón del valle del Guadalentín, paso clave en las comunicaciones entre Levante y Andalucía, abundan los días sin nubes. Es una de las ciudades monumentales de Murcia, con larga y compleja historia.

  Desde el Paleolítico hasta la romanización, en la villa de Lorca han confluido una gran diversidad de culturas y de colonizaciones, de la que son muestra los numerosos yacimientos arqueológicos, la Columna Miliaria de época romana, la Torre del Espolón o la Torre Alfonsina, entre otros. También son reseñables el Porche de San Antonio, puerta del antiguo recinto amurallado que guardaba la ciudad, del siglo X; las iglesias y conventos de diferentes épocas y estilos; y los palacios y casas señoriales del barroco, como el palacio de Guevara, el de los Condes de San Julián o la casa de los Mula.

  Declarada conjunto histórico-artístico en 1964, Lorca es denominada la “ciudad barroca” por el importante legado monumental perteneciente a este estilo que alberga su centro histórico. Ha sido galardonada con el Premio Europa Nostra por fomentar la conservación del patrimonio con la restauración de seis de sus iglesias del casco histórico tras los terremotos sufridos en 2011.
  En cuanto a su arquitectura militar, destaca la fortaleza, que reestructura la alcazaba medieval en un inexpugnable recinto, dominando la ciudad. Tiene forma alargada con planta poligonal y se dividía en tres recintos. En uno de ellos se eleva la Torre Alfonsí, de planta rectangular, con tres cuerpos cubiertos por bóvedas góticas. Esta torre fue reedificada en el siglo XV. También destaca la Torre del Espolón, que tiene influencias mudéjares. El castillo se ha rehabilitado como un espacio temático dedicado a la visita turística y a la interpretación del patrimonio bajo el nombre de Fortaleza del Sol.

Caravaca de la Cruz

  Al noroeste de la provincia de Murcia se emplaza la localidad de Caravaca de la Cruz. Entre su caserío, que se extiende en torno a un castillo, se encuentran bellas muestras del Renacimiento murciano. La zona en la que se asienta Caravaca ya estuvo habitada por las culturas argárica, íbera y romana, pero los orígenes de su estructura urbana hay que buscarlos durante la dominación árabe. Tras la Reconquista, estos territorios pasaron a ser gobernados por la Orden del Temple y más tarde por la de Santiago. En esta época, durante los siglos XVI y XVII, Caravaca vivió su máximo esplendor ya que se convierte en el centro político de un vasto territorio. Así, esta población nos muestra un numeroso catálogo monumental fruto de su importancia histórica. Una de las piezas principales es el castillo que se alza sobre el trazado urbano de Caravaca. De origen musulmán, fue ampliado en el siglo XV por la Encomienda de los Templarios y más tarde pasó a la Orden de Santiago. Catorce torreones custodian al Santuario de la Santísima y Vera Cruz, que se levantó en su centro en el siglo XVII. La portada, que se añadió un siglo más tarde, es de traza barroca. El conjunto es Monumento Histórico Artístico y alberga en su interior el Museo de Arte Sacro e Historia. Una de las construcciones religiosas consideradas obra cumbre del Renacimiento murciano se encuentra en Caravaca. Se trata de la iglesia del Salvador, que ha sido declarada Monumento Histórico Artístico. Completan el recorrido cultural la iglesia de la Soledad, hoy Museo Arqueológico; el convento de los carmelitas, fundado por San Juan de la Cruz; y la Purísima Concepción, edificada en el siglo XVI sobre la antigua iglesia de la Cofradía Hospitalaria de San Juan de Letrán. De factura renacentista, en su interior conserva bellos artesonados mudéjares y retablos barrocos. 

  Caravaca de la Cruz es, además, la quinta ciudad en la que se puede celebrar un Año Santo (Año Jubilar) de la religión católica junto a Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Roma y Jerusalén. Así, en esta localidad se celebra el Año Santo cada siete años y se puede obtener el jubileo, indulgencia plenaria, solemne y universal.
  
Calasparra

  Su situación geográfica y su historia confieren un atractivo especial a este municipio. Bañada por cuatro ríos y dos pantanos, Calasparra goza una situación privilegiada, sus aguas configuran un atractivo para el viajero, no sólo por la riqueza de su paisaje sino también por la variedad de actividades que en él se pueden realizar (espeleología, barranquismo...). El descenso del río Segura-Cañón de Almadenes-transcurre en un Espacio Natural Protegido de Bosque de Ribera, en el que habitan algunas de las últimas nutrias de la Región y una gran variedad de aves acuáticas.

  Sus más de setecientos años de existencia y el legado histórico que aún conserva aportan numerosas sorpresas al viajero; cuevas con pinturas rupestres, declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y yacimientos que incluyen desde el paleolítico hasta el hispano-musulmán, con hallazgos recogidos en el Museo Arqueológico (antiguo edificio de La Encomienda).

  Mención aparte merece el Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza, patrona de Calasparra, excavado en la roca y parte de un hermoso paraje situado a orillas del Segura.

  El arroz es otro de los atractivos de este municipio; la calidad de sus variedades ha hecho que el arroz de Calasparra sea conocido a nivel mundial; primer arroz con Denominación de Origen en nuestro país.

Jumilla

  Famosa por sus vinos con Denominación de Origen, Jumilla se sitúa en el Altiplano de la Región de Murcia, donde las tierras del litoral dan paso a las llanuras manchegas. Hablar de enoturismo en este municipio es hablar de la Ruta del Vino, donde se puede disfrutar de la larga historia vitivinícola de este territorio.

  Rica en historia y patrimonio cultural, son muchas las huellas que se conservan sobre su evolución. El poblado ibérico de Coimbra, en el Barranco Ancho, es uno de los más importantes de la comarca, al igual que las "villas", de época romana, cuyos restos se pueden visitar en el Museo Arqueológico del Palacio del Concejo. El mundo árabe dejó su legado a través de la arqueología y la toponimia. La Reconquista recuperó esta comarca para el cristianismo quedando bajo la protección del Señorío de Villena, momento en el que la ciudad fue adquiriendo su configuración actual.

  Son muchos los edificios construidos durante estos siglos que rememoran el esplendor de la ciudad: el Castillo del s. XV, en lo alto de la colina, construido sobre el asentamiento romano y la fortaleza árabe, del que se conserva en buen estado la Torre del Homenaje, y el patio de armas, la iglesia de Santiago (s. XV -XIX), declarada monumento nacional y símbolo de Jumilla, y, por último, el Antiguo Concejo y Lonja, obra de mediados del s. XVI, único ejemplo de arquitectura civil, no militar, dentro del Renacimiento de Murcia. No sólo la historia es el principal recurso de Jumilla, también el paisaje se convierte en un atractivo para los amantes de la naturaleza: la Sierra Larga, la Sierra de El Carche (Parque Natural Regional), la Sierra del Buey y la Sierra de Santa Ana, entre otras, donde el viajero puede disfrutar de la belleza de la flora y la fauna salvaje. Otro de los atractivos turísticos son el jardín Botánico en el poblado agrícola de la Estacada, que alberga más de 150 especies; la "Jumillita", en las minas de la Celia, de origen romano e interés geológico mundial; las pinturas rupestres en el Barranco del Buen Aire; las Pisadas Fósiles de la Hoya de la Sima, Yacimiento Paleontológico del Mioceno Superior (5,6 - 7 millones de años), con huellas fósiles de Hiparión, Tigre Dientes de Sable, Oso, Antílope y Camello.

Yecla

  Yecla es ciudad de espíritu singular, debido principalmente a su enclave, viva imagen de la Murcia mesetaria, tierra de transición entre el litoral y las llanuras manchegas. Precedida por la fama de sus moradores, es indudable que es ciudad de gran carácter, que ha impresionado a escritores como Azorín o Pío Baroja.

  Con más 7.000 hectáreas de viñedos, esta población del Altiplano murciano alberga la preciada variedad de uva Monastrell, sin duda uno de sus tesoros más codiciados del que podemos disfrutar a través de su Ruta del Vino.

  La ciudad se encuentra coronada por el Castillo, restos de recinto fortificado de origen musulmán que corona desde el s. X, el llamado Cerro del Castellar y el Santuario de la Virgen del Castillo, donde se venera la imagen de la patrona de la ciudad y los yeclanos suben cada 7 de diciembre, el día de la Alborada, disparando salvas de pólvora con antiguos arcabuces.

  Yecla tiene algunos monumentos poco usuales en la Región, como la Iglesia de la Purísima, con cúpula semiesférica peraltada sobre el crucero y decorada en espiral con teja vidriada azul y blanca o la Plaza Mayor, conjunto monumental renacentista y barroco en el corazón del casco viejo. También encontramos otros de gran belleza, como la Iglesia de la Asunción ó Iglesia Vieja, la Lonja o la Torre del Reloj.

  Esta comarca ofrece muchas alternativas para el senderismo, la bicicleta o la espeleología. Pedaleando por el camino que lleva al Monte Arabí, montaña propicia para la fábula y la leyenda, se llega hasta las pinturas rupestres del Neolítico que decoran los abrigos del Canto de la Visera y Mediodía. Un sendero de gran recorrido, el GR7 que procede del Norte de España recorriendo el Levante y atraviesa la comarca.

  Además de estos atractivos, la actividad económica de Yecla es muy intensa, basándose fundamentalmente en la fabricación de muebles, que cuenta con una importante feria dedicada al sector, reconocida a nivel mundial. Es por ello que en esta localidad se encuentra el Centro Tecnológico del Mueble y la madera de la Región de Murcia. También son muy remarcables sus vinos, que cuentan con una Denominación de Origen propia y han obtenido numerosos galardones en concursos, dentro y fuera de nuestras fronteras.

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