Murcia es una ciudad fundada en el año 831 por el emir de Córdoba Abderramán II en un enclave privilegiado, en el centro del Valle del Río Segura. De la importancia que alcanzó en la época árabe da buena idea la muralla que la circundaba, que tenía 15 m de altura y 95 torres, algunos de cuyos restos aún son visibles en diferentes lugares de la ciudad. Destacan también los restos arquitectónicos de la Almunia Real o segunda residencia de los reyes árabes.
Fue entonces cuando la árabe Mursiya comenzó a cobrar protagonismo, hasta que en el siglo XIII pasó a formar parte del Reino de Castilla. La ciudad cristiana también ha dejado profunda huella en la fisonomía urbana de Murcia. Así, dos de sus arterias principales, la Platería y la Trapería, son aún testigo de la intensa actividad gremial que se desarrolló en la urbe. Pero será a partir del s. XVII, y especialmente del XVIII, cuando Murcia alcance un esplendor urbano que la llevará a expandirse más allá de sus murallas. Será éste el momento en que se alcen las numerosas iglesias, mayoritariamente barrocas, que jalonan toda la trama urbana. Templos como los de la Merced, San Miguel, Santa Ana, Las Claras, Santo Domingo, Santa Eulalia o San Juan de Dios, que unen a sus artísticas arquitecturas un importante patrimonio pictórico y escultórico, con obras entre las que destacan las realizadas por Francisco Salzillo.
Magníficos ejemplos de arquitecturas barroca los tenemos en el santuario de la Fuensanta o en el Monasterio de San Jerónimo, conocido como "El Escorial Murciano", hoy sede de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.
La plaza del Cardenal Belluga concentra dos de las joyas arquitectónicas de Murcia capital, el Palacio Episcopal (s. XVIII), de fachada rococó y patio churrigueresco, y la Catedral. Este templo, que comenzó a construirse a finales del siglo XIV, destaca por la superposición de estilos. Así, por ejemplo, llama la atención su singular fachada barroca, de gran riqueza escultórica y, junto a ella, se alza la formidable torre de 92 metros de altura. Mientras, en el interior sobresale la Capilla de los Vélez, magnífico ejemplo del gótico florido. Su interior es fundamentalmente gótico.
A unos pocos minutos de la catedral se encuentran las dos calles más famosas e históricas de Murcia, Trapería y Platería. Una zona animada y llena de vida donde varias épocas coexistieron agregando valor cultural a la zona.
Tendríamos que remontarnos hasta el año 1266 con la reconquista de Jaime I de Aragón tras el levantamiento de los mudéjares para entender la función principal que desempeñó la calle de la Trapería. Se trataba de una avenida que llegaba hasta la mezquita, que es donde hoy en día se encuentra la catedral, y que servía para hacer la división entre donde debían permanecer los cristianos y musulmanes. Su nombre se debe a la profesión que allí se ejercía en la Edad Media, cuando los comerciantes trabajaban las pieles y las vendían al mejor postor. Además fue un lugar de reunión para músicos e intelectuales en distinguidos cafés que desgraciadamente no existen hoy en día. Mucho se vivió en esa calle y prueba de ello son los resquicios que quedan en la arquitectura de los edificios que pueblan ambos lados como: el Palacio Almodóvar datado del siglo XVII, el Hotel Patrón que anteriormente se trataba del Palacio de los Marqueses de Beniel, el Edificio de la Sociedad de Cazadores y el Casino de Murcia, construido en 1905 por el famoso arquitecto Pedro Cerdán.
Por otro lado la calle de la Platería que cruza con la de la Trapería, es otra de las joyas murcianas que recibe el nombre, como en el anterior caso, de la profesión que allí se ejercía. Actualmente siguen existiendo tiendas dedicadas a las joyas pero también encontramos otro tipo de comercios como pueden ser ropa, farmacias o de telefonía. Sin embargo, no todos los establecimientos son modernos sino que todavía se pueden encontrar locales antiguos como es el caso de la Farmacia Ruiz Seiquer, fundada en 1886, que aún conserva la esencia de esa época en el interior del establecimiento. Otro de los lugares más turísticos en esta calle es la placa del kilómetro 0 que se encuentra en las 3 esquinas de la calle Platería.
Murcia también atesora en sus calles y plazas magníficos ejemplos de la arquitectura del s. XIX, tales como el Ayuntamiento, el Teatro Romea y especialmente, el Casino, construido en 1847 y que tras más de 150 años continúa siendo el edificio público más emblemático de la ciudad. Contiene decoraciones de gran interés, como su salón de baile, el patio neonazarí o la biblioteca, sin olvidar su fachada, con una importante decoración escultórica. Su lámpara de araña de 110 bombillas y 620 piezas diferentes de cristal tallado que ha sido testigo privilegiado de los mejores acontecimientos sociales de la ciudad.
Toda esa riqueza artística e histórica queda patente en los museos que posee la ciudad, como el Arqueológico, el de Bellas Artes o el Salzillo, donde se pueden contemplar los pasos creados por el genial imaginero murciano para la procesión de la mañana del Viernes Santo, así como su conocido Belén, punto de arranque de una de las tradiciones artesanas más arraigadas en Murcia. Otro museo, el Hidráulico de los Molinos del Río, es una de las pruebas palpables, al igual que los puentes que lo cruzan, sobre todo el denominado Puente Viejo, de la íntima unión entre Murcia y el Río Segura.
Las barriadas de San Pedro, Santa Catalina y los alrededores de la plaza de las Flores ofrecen algunos de los rincones más pintorescos de la capital murciana. El recorrido puede finalizar en el hermoso Paseo del Malecón, vínculo de la ciudad con la huerta.
Murcia es también un lugar excelente para practicar senderismo. En los alrededores existen lugares de gran valor medioambiental como el Parque Regional del Valle-Carrascoy donde se alza la ermita dedicada a la patrona de la ciudad, La Virgen de la Fuensanta y donde las hermosas vistas de la Vega del Segura son un deleite para la vista.
VISITA TAMBIÉN: