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EUSKADI AL COMPLETO III - GUIPÚZCOA


  La provincia de Guipúzcoa satisface los gustos de cualquier viajero ofreciendo un extenso litoral de excelentes playas y pueblos pesqueros, al mismo tiempo que un interior de espacios naturales entre los que encontramos importantes villas históricas. Recorriendo la costa desde Francia hasta Vizcaya tendremos la oportunidad de visitar el casco histórico de Hondarribia/Fuenterrabia, declarado Monumento Histórico-Artístico, y de hospedarnos en su Parador de Turismo. Otras localidades que combinan interesantes monumentos con extensas playas son Zarautz, Getaria, Deba o Mutriku.

  Ríos y valles nos guían por el interior de la provincia. Siguiendo el curso del Oria, las villas históricas de Tolosa, Ordizia y Lazkao conservan importantes legados monumentales. El valle del Urola nos reserva el casco antiguo y el balneario de Cestona/Zestoa, el trazado medieval de Azpeitia y el Santuario de San Ignacio de Loyola, un conjunto barroco centro de la religiosidad vasca. Bergara, una de las villas más señoriales de Guipúzcoa y bellos caseríos como Elgeta se despliegan por el valle del Deba.

  Además de esta riqueza monumental, esta provincia del País Vasco posee un patrimonio natural perfecto para practicar multitud de deportes de bajo impacto medio ambiental. Los parques naturales de Aitzkorri, Aralar, Aiako-Harria y Pagoeta nos indican, además, la calidad de sus ecosistemas.

RECORRIENDO LA PROVINCIA DE GUIPÚZCOA

San Sebastián

  La ciudad donostiarra se extiende por una bahía de arena blanca entre los montes Urgull e Igeldo. Un caserío pesquero, un ensanche señorial y modernos barrios convierten a esta ciudad en una de las más atractivas del litoral cantábrico. El Museo de San Telmo, el Peine del Viento o el Kursaal son ejemplos de cómo la ciudad aúna en su trazado tradición con modernidad. 

  El trazado urbano de San Sebastián se despliega mirando a la Bahía de La Concha. El Monte Igeldo marca el límite en uno de sus extremos, una atalaya inmejorable para disfrutar de las vistas sobre la ciudad. A sus pies queda la Punta Torrepea, donde se instala el “Peine del Viento”, conjunto escultórico del célebre artista vasco Eduardo Chillida. Aquí mismo da comienza la Playa de Ondarreta, enmarcada por una zona ajardinada y el Pico del Loro. Este fue el lugar elegido por la reina Maria Cristina (s. XVIII) para construir el Palacio de Miramar, su residencia veraniega. 

  Un bello paseo marítimo de elegantes barandillas y farolas recorre la playa de La Concha, en cuya arena se instala el Balneario La Perla del Océano, antigua caseta real de baños. Mirando siempre al mar llegamos al antiguo Casino, hoy Ayuntamiento de la ciudad. En esta zona, entre el mar y el río Urumea se encuentra el casco viejo, y camino del Monte Urgull, el muelle deportivo y el barrio pesquero. La cumbre del Urgull está dominada por el Castillo de la Mota y una representación del Sagrado Corazón. Una senda nos lleva hasta arriba, mientras que otra rodea el monte llevándonos por el Rompeolas.

Ciudad Vieja

  En la parte más antigua de San Sebastián nos esperan las iglesias de San Vicente y de Santa María del Coro, gótica la una y renacentista-barroca la otra. Un antiguo convento de dominicos es hoy en día el Museo San Telmo, cuyas colecciones de arqueología, etnografía y pintura merecen una detenida visita. Estas animadas calles nos conducirán a la plaza porticada de la Constitución. Entre sus balcones, numerados y pintados de albero que delatan su origen como plaza de toros, se alza el antiguo ayuntamiento neoclásico, reconvertido en Biblioteca Municipal.
  La Alameda del Boulevard da entrada a la ciudad romántica, que surgió tras el derribo de las viejas murallas. A orillas del Urumea divisamos el Teatro Victoria Eugenia y el Hotel María Cristina, construidos en estilo neoplateresco. Dispersos por este trazado racionalista también podemos visitar la ajardinada plaza de Guipúzcoa, con el edifico de la Diputación Foral, el Centro Cultural Koldo Mitxelena, y Correos y Telégrafos. También, la Catedral de San Sebastián, el Buen Pastor, construida en estilo neogótico. De nuevo en la ribera abundan casas señoriales de principios del siglo XX, que nos conducirán al puente de María Cristina, el más monumental de los que cruzan el río. Cuatro farolas del escultor Mariano Benlliure iluminan el camino hasta la estación de ferrocarril, diseñada por Eiffel. A este lado del río se encuentran los modernos barrios de Eguía y Gros. En la playa de Gros se encuentran la moderna estructura del Kursaal, diseñada por el arquitecto Rafael Moneo.
  San Sebastián es una ciudad cosmopolita de fuerte personalidad vasca, como queda patente en sus certámenes culturales. La tamborrada o la Semana Grande, con las regatas de traineras, nos hablan de la tradición; mientras que sus prestigiosos festivales de cine y de jazz dicen mucho de su vocación internacional. Ocasiones, todas ellas, en las que merece la pena disfrutar de la ciudad, aunque se haga necesario reservar alojamiento con antelación.

Gastronomía

Una de las mejores maneras de recorrer sus barrios y acercarnos a su cultura es a través de la gastronomía. La cocina vasca tiene prestigio internacional gracias a la calidad de sus materias primas y el buen hacer de sus cocineros, tanto de repertorio tradicional como imaginativo. Hay que decir que algunos de los restaurantes de más renombre de España se encuentran en San Sebastián. Recetas elaboradas con productos de la huerta, pescados y mariscos deben siempre acompañarse con chacolí de Guetaria/Guetariako Txakolina, con Denominación de Origen propia.

  San Sebastián es también famoso por sus pinchos y el mejor lugar para probarlos es la Parte Vieja. Este encantador casco viejo es famoso por su alta concentración de bares, ¡la mayor del mundo! Es aquí donde el pincho es rey y la comida es tomada muy en serio. Otros barrios como el Gros están repletos de locales que se encuentran llenos de gente que aprovechan la hora del pintxo para charlar.

Zumaia
Ermita de San Telmo

  Zumaia está situada en un lugar privilegiado de la costa guipuzcoana, a orillas del mar y de la bahía donde confluyen los ríos Urola y Narrondo.

  Su origen es un antiguo monasterio: en el medievo los habitantes dispersados por el valle de Sehatz, hartos de sufrir continuos ataques de piratería y pillaje, fortificaron un núcleo urbano. De ahí que su iglesia conserve el porte defensivo.

  Zumaia tiene dos playas, Itzurun y Santiago, así como varios lugares interesantes como la Casa Museo del pintor Ignacio Zuloaga, que contiene, entre otras, obras del Greco, Rivera, Zurbarán y Goya. Justo enfrente tenemos el museo de productos artesanales 'Laia'. Una vez en el casco urbano de la localidad encontramos la Iglesia de San Pedro, de estilo gótico vasco. Cuenta el templo con un magnífico retablo de Juan de Antxieta, única obra de este escultor vasco en Guipúzcoa.

Getaria

  Getaria se encuentra situada a 30 kilómetros al oeste de San Sebastián. Durante la Edad Media y posteriormente, cuando aún se lanzaba a mano el arpón, los habitantes de la villa se dedicaron a la caza de la ballena, tal como refleja su escudo. El recorrido por la villa es muy atractivo, con sus casas medievales, el puerto y el paseo hasta la ermita de San Antón. Como lugar de interés cultural se puede destacar la Iglesia de San Salvador, de estilo gótico y construida en el siglo XV. Tiene gran importancia histórica ya que allí se celebró la Junta General de 1397 en la que se declaró Guipúzcoa como provincia.

  El puerto de Getaria dispone de una idónea infraestructura para ser puerto de pesca y turismo. “El ratón de Getaria” es una pequeña península que termina en el monte de San Antón, y que recibe dicho nombre por su peculiar forma. La población está unida al “ratón” por un dique, que en realidad son los muelles del puerto pesquero. Una estrecha carretera va hasta la cima del monte de San Antón, desde donde se divisa un magnífico panorama del mar y la montaña.

  Pero si por algo es conocida Getaria es por su txakolí de indudable calidad, que ha dado lugar a la Denominación de Origen Getariako Txakolina.

Irún

  Apenas tres kilómetros distan de Irún a Hondarribia. Ambas se encuentran frente a la ciudad francesa de Hendaia, de la que las separa el río Bidasoa. Irún tiene aspecto de ciudad nueva, pero aún se pueden encontrar en ella vestigios importantes del pasado. Uno de ellos es su iglesia de Santa María del Juncal, del s. XVI, con una fachada barroca e imagen de la titular románica. Otro edificio monumental es su Ayuntamiento barroco, frente a la columna de San Juan Harri que conmemora la independencia de la ciudad. Cerca de la plaza de Urdanibia se halla la ermita de Santa Elena, edificada sobre una necrópolis y templo romano. También se puede visitar el Museo de la ermita de Ama Xantalen.

  La oferta local y comarcal de actividades lúdicas, culturales y deportivas es amplia, posibilitando desde la práctica del golf, la equitación, el ala delta o los paseos en piragua a la celebración de certámenes nacionales e internacionales de teatro, cine y vídeo joven y un largo etcétera. Al igual que en Hondarribia, en Irún se celebra un Alarde de Armas, reminiscencia de las milicias fueristas que organizaba y adiestraba cada pueblo.

  Desde los puestos fronterizos cercanos a la ciudad puede continuarse la excursión de la Costa Vasca por las localidades francesas de Hendaya, Sokoa, San Juan de Luz, Biarritz o Baiona, lugares de gran interés y fácil acceso.

Hondarribia

  Es una localidad para dejar de lado el estrés y que el tiempo discurra desde una terraza de la Plaza de Armas en pleno centro histórico o de la calle San Pedro, en el Barrio de la Marina. Es un placer observar el ambiente de la calle mientras se degustan unos pinchos o sentir los cálidos rayos de sol que iluminan la localidad. Una invitación a olvidarse del tiempo y a pasear por el casco histórico, disfrutar de las terrazas, de rincones tranquilos que relatan la historia de la ciudad.

  Es momento de olvidar el reloj, de pasear por sus calles de sabor marinero, o de dejarse llevar entre la arquitectura de sus calles medievales y de escuchar la historia de la ciudad a través del silencio de sus murallas.

  Las murallas de Hondarribia, cuya construcción se atribuye al rey visigodo Wamba, han sido testigo del paso por la comarca de Enrique V de Castilla, Felipe el Hermoso, Juana la Loca, Carlos V, Luis XIV de Francia, la infanta María Teresa, Felipe V, Fernando VII o Napoleón, entre otras personalidades.


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