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ISLAS CÍES - EL TESORO DE DRAKE

  Las Cíes forman un archipiélago situado en la boca de la Ría de Vigo, en la Provincia de Pontevedra. Pertenecen al municipio de Vigo y están constituidas por tres islas. La isla Norte (Monteagudo), Medio (Faro) y Sur (San Martiño).
  La isla de Monteagudo está separada de la costa del cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la fantástica playa de Rodas. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. 

  El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud. Las tres islas son montañosas con una cara oeste abrupta, con acantilados casi verticales de más de 100 metros y numerosas cuevas (furnas) formadas por la erosión del mar y el viento. La cara este tiene laderas algo más suaves cubiertas por bosques y matorral, encontrándose protegida de los vientos atlánticos, lo que permite la formación de playas y dunas.
  Las borrascas atlánticas pasan sobre las islas, descargando al chocar con la costa, por lo que las Cíes reciben más o menos la mitad de lluvia que el resto de la costa de las Rías Bajas.

Historia de las islas

  Las Cíes fueron territorio de paso del hombre del Paleolítico y Neolítico, y no se llegó a constituir un asentamiento hasta la Edad del Bronce, de cuando data el poblado de “As Hortas”, situado en la ladera del Monte Faro, y que fue también ocupado durante la época romana. Los hallazgos encontrados nos informan de que sus habitantes ya incluían en su alimentación mariscos y pescados de aguas cercanas, y que probablemente tenían relaciones comerciales con la gente de la costa.

  Los romanos las llamaron Islas de los Dioses, y algunos autores sostienen que Julio César llegó a estar en ellas persiguiendo a los pueblos herminios que escapaban de Portugal.

  Aunque las invasiones suevas fueron conocidas en estas aguas, no quedan restos de esa época. En el siglo VI, con la proliferación de órdenes religiosas de la Edad Media, se instalaron en las Cíes dos conventos eremitorios: San Martiño en la Isla Sur y San Estevo en la Isla del Medio, sobre cuyas ruinas se construyó el actual Centro de Interpretación, donde aún se puede observar uno de los sepulcros antropomorfos que se encontraron allí.


  Las comunidades religiosas que a pesar de los ataques normandos se instalaron en estas islas mantenían un régimen feudal con la población, que abandonó el archipiélago a mediados del siglo XVI, debido a la inseguridad que provocaban los ataques piratas de turcos, tunecinos e ingleses. Entre ellos se encontraba Francis Drake, que se ensañó con la Ría de Vigo y asoló las Cíes.

  Por todo ello, este archipiélago fue objeto de varios planes de fortificación en el siglo XIX, que dieron como resultado un almacén de artillería en 1810 en el antiguo monasterio de San Estevo, y un Cuartel de Carabineros y una cárcel próximos a la playa de Nosa Señora. Estas instalaciones proporcionaron una mayor confianza que promovió la repoblación y la instalación de nuevas actividades. Sobre 1840 se instalaron dos fábricas de salazón: una donde se ubica el actual Restaurante de Rodas y otra en la Isla Sur. De esta época data también el Faro de Cíes (1852) y una taberna en las proximidades del Lago, que era utilizado como vivero de langostas.
  La competencia de las conserveras de la costa próxima motivó el declive de las salazoneras y en 1900 quedaron reducidas a almacenes. Las Cíes mantuvieron una pequeña población, originaria en su mayoría de Cangas, que fue decayendo hasta mediados del siglo XX. A medida que avanzaba el despoblamiento crecía el interés turístico de las clases acomodadas, y a partir de los años 50 empezó el turismo masivo y se hizo necesaria la protección de los valores naturales de este archipiélago.

Rutas por las Islas Cíes

  Son varias las rutas que se pueden realizar a pie a lo largo de las Cíes, si bien las más interesantes son cuatro, todas ellas a lo largo de las isla Norte y medio, por ser estas las accesibles con empresa naviera. De todas formas, estas rutas que se referencian tienen una longitud bastante corta, con lo que incluso podemos hacer dos seguidas, eso ya dependerá de la cantidad de días que tengamos disponibles.

1. Ruta del monte Faro
Playa de Nosa Señora

  La ruta del monte Faro de las Islas Cíes ofrece una de las vistas más espectaculares de la ría de Vigo. Esta es una de las rutas más largas de las islas y la más popular. Una vez en Cíes, la ruta parte de la caseta de información por el camino de la izquierda (que nos lleva a la isla de O Faro) y cruzamos el dique que une ambas islas. Ahí, si miramos hacia el lago y la visibilidad del agua lo permite, podemos observar la gran variedad de peces, crustáceos y algas.

  Una vez en la isla de O Faro, pasamos el camping y llegamos al Centro de Interpretación de la Naturaleza. Allí podemos conocer mejor los valores naturales y culturales del parque. A unos 300 m, a la altura de la playa de Nosa Señora, se sitúa el cruce principal de esta isla. Cogemos el camino de la derecha y comenzamos la subida en zig-zag hacia el faro, ascenso desde el que contemplaremos la tercera isla del archipiélago, la de San Martiño.

  A media subida de la ruta de monte Faro, hacia la derecha, está la curiosa Pedra da Campá, perforada por los vientos atlánticos cargados de salitre. Unos 100 m adelante está el observatorio de aves, desde el que contemplar las miles de gaviotas patiamarilllas que anidan en los acantilados e incluso algún grupo de cormoranes moñudos que se decantan por las zonas más próximas al mar para establecer sus nidos. También disfrutaremos de unas impresionantes vistas del Lago y de la playa de Rodas.

  De nuevo en el camino principal, continuamos la ascensión hasta la cima del monte. Arriba de todo se encuentra el faro, el mirador más emblemático de las islas Cíes. Desde allí tendremos una panorámica del archipiélago en su conjunto: las tres islas, los acantilados, las playas y toda la ría de Vigo.


  Desde esta ruta podemos conectar con la ruta del faro de A Porta. Según vamos bajando, nos encontraremos, unos 200 m antes de llegar al cruce que lleva al observatorio de aves, con un desvío hacia la derecha que tendremos que tomar para acceder a ese segundo faro.

2. Ruta del faro de A Porta

  La ruta del faro de A Porta en las Islas Cíes propone un recorrido por la costa más meridional de la isla de O Faro. Menos conocido y transitado que la ruta del monte Faro, este sendero natural de Cíes permite una visión de las islas más próxima al mar. A la altura de la caseta de información de Cíes hay que tomar el camino de la izquierda y dirigirse al dique que une la isla de Monte Agudo con la isla de O Faro. En esta segunda se continúa por el camino principal dejando atrás el camping y el observatorio de aves. Tras adentrarnos en la isla y volver a salir a su costa, el camino llega a la altura de la playa de Nosa Señora. Allí hay un cruce de caminos: denemos tomar la pista que continúa de frente, dejando a la izquierda la playa.

  El camino bordea la costa sur de la isla de O Faro por su parte baja y comunica con el embarcadero de Carracido. Desde ese pequeño muelle, el camino comienza a ascender ligeramente hasta llegar al faro de A Porta. Disfrutaremos de las vistas panorámicas sobre la isla de San Martiño, la más meridional del archipiélago y la única que no está comunicada con barcos de línea regular.

3. Ruta del Alto del Príncipe

  La ruta del Alto del Príncipe propone un sendero natural de ascenso al alto de Monte Agudo.  Es la ruta de las Islas Cíes más corta y fácil de acometer sin perderse nada de la belleza del archipiélago. Desde la caseta de información cerca del muelle hay que girar a la derecha por la pista que lleva a la playa de Figueiras. Durante este primer tramo del recorrido bordearemos por la izquierda el complejo dunar de Figueiras-Muxieiro, al que no es posible acceder puesto que conserva valiosos ejemplares de especies vegetales muy frágiles, como la camariña o el tomillo bravo.

  Superada la playa de Figueiras, tomamos hacia la izquierda para ascender al alto de O Príncipe. Desde allí disfrutamos de las impresionantes vistas de los acantilados de la costa oeste del archipiélago. Verás formaciones rocosas caprichosamente esculpidas por los elementos naturales, como la famosa Silla de la Reina de las Islas Cíes.
  En este punto de la ruta del Alto del Príncipe destaca el contraste de geografía y vegetación de las dos vertientes de las islas. Y es también un buen punto para observar la numerosa colonia de gaviotas patiamarillas que anida en los acantilados.

4. Ruta del Monte Agudo

  La ruta del Monte Agudo es un paseo natural entre los bosques de las Islas Cíes. Se inicia en la caseta de información junto al muelle. Giramos a la derecha, en dirección a la playa de Figueiras. Al llegar al principal cruce de caminos de la isla, seguimos recto hasta la falda del alto de Monte Agudo y, en una bifurcación, giramos a la izquierda para dirigirnos a un observatorio de aves orientado hacia la costa más escarpada de las islas, la que mira hacia el océano: lugar ideal para ver los cientos de gaviotas patiamarillas que pueblan el parque.
Desde ese observatorio también se obtiene una buena panorámica de las Islas Cíes y la vecina costa de O Morrazo. De hecho, retrocediendo un poco por el camino seguido hasta aquí y girando a la izquierda podremos acercarnos hasta el faro de O Peito, el punto de las Cíes más cercano al continente, a apenas 2 km y medio del cabo Home. Desde allí se aprecia la isla de Ons, en la entrada de la ría de Pontevedra, otra de las que componen el Parque Nacional.

Este es un recorrido corto que en gran parte se realiza por zona arbolada y solo al final, en lo alto del monte, queda desprotegido, por lo que la caminata resulta agradable a pesar de su pendiente y de lo irregular del terreno en algunos puntos. Además, hay elementos botánicos destacados como el hinojo y la armeria o hierba de enamorar.

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